Albert

El cafetín

Al llegar al la cafetería una suave música de jazz, perfecta para la ocasión, adorna el aromático ambiente del lugar. Nunca imaginé que una cafetería pudiera llegar a ser tan opulenta. «La basura de este sitio debe ser de primera» pensé mientras nos sentábamos en la mesa. Uno de los empleados no tardó en acercarse, al contrario de lo que piensan no se aproximó a pedir nuestra orden más bien, me pido despectivamente que me retirara del establecimiento por mi apariencia descuidada (al parecer incomodaba a los demás. En esta sociedad si no viste de Armani, Polo, Gucci, uniforme medico etc, no eres bienvenido en sitios como ese).

Listo para retirarme la mujer me sujetó por el antebrazo volviéndome a sentar. Me sorprendió dicha acción. Pensé dejaría que me marchara. Que tal vez le daría pena defenderme pero, no fue así, todo lo contrario. La facultativa se levanto de su asiendo insultando a el mesonero y a todos los clientes del lugar. (nunca nadie me había defendido). después de demostrar como se le cierra la boca a un engreído tomó asiento, pidió al pasmado mesero nuestra orden y me miró fijamente-Tu amigo es lindo pero, muy extraño, además de ser irresponsable. No es para nada mi tipo-Terminó tomando un sorbo de agua.

No seria nada fácil convencer a esa mujer; dije, hice e implore por el mojigato, Nada dio resultado hasta que.... Luego de comer nos dirigimos a la salida, yo, con la objetivo de volver a casa y ella a su trabajo. En ese preciso instante se me ocurrió algo-Bueno doctora creo que me tengo que ir. Solo, por las peligrosas calles que conducen hasta mi departamento. ¿Quien sabe?, tal vez me maten en el trayecto-Me encojo de hombros-No lo se. Fue un verdadero placer ver a la mujer que salvó mi vida.... Antes de embarcarme en esta peligrosa travesía-¿Que si exageré?... Quizá. No obstante, dio resultado.

La asustada doctora me tomó de la mano y corriendo nos dirigimos al hospital donde pidió a una de sus colegas que la cubriera por unos minutos. Su auto era un Porche mismo que se encontraba estacionado frente al Centro medico. Seguidamente de subirme, me colocó el cinturón de seguridad, acomodó el retrovisor y con un giro de la llave encendió el motor-¿Donde vives?-Preguntó colocándose algo de maquillaje. «Menos mal que no le gusta el mojigato» pensé al mismo tiempo que la observaba sonriente-¿Que?-Musitó pintándose los labios de rojo.

-Nada... Sólo sigue derecho y te digo al llegar-«¿Cual será su reacción al darse cuenta que vivo a 3 cuadras del hospital?».



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En el texto hay: tristeza, humor, aventura

Editado: 21.11.2020

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