-Hijo aveces, el destino nos separa de las personas amadas por razones que desconocemos. Tu abuelo y yo, tus únicos parientes en este mundo lleno de maldad y sufrimiento, morimos por una enfermedad muy contagiosa llamada SARS-COV 2, no teníamos recursos por lo que pagar la vacuna nos fue imposible. Mi mundo se derrumbaba ante mi Albert. Tu abuelo murió primero lo que me hizo sucumbir ante la tristeza, di todo por perdido, la enfermedad tomaba mis pulmones lentamente por lo que me era cada vez más difícil respirar. Mi vida se alejaba de ti, pero tenia algo muy importante que debía defender... A ti hijo mio.
Su llanto comenzaba a descontrolarse en lo que me contaba la historia. (al igual que el mio)
-Con mi último aliento salí a la calle contigo en brazos hacia al orfanato más cercano. Mientras caminaba por la calle sentía las ansias de mi espíritu por probar la libertad. Era... Horrible-Las lagrimas de mi madre me causaron tanto dolor que me seria imposible describirlo. el echo de pensar en que dio su último aliento de vida para salvar la mía, me hizo acompañarla en llanto y perder todo el resentimiento acumulado a lo largo de los años, no es fácil para un hijo, ver llorar a su madre.
-Recuerdo ese momento claramente. Tú llorabas a cantaros, lo que me causaba todavía más dolor. Mientras me alejaba sin dejar de observarte, todo se torno tan obscuro y frió que... Sólo me dejé caer, terminando así con mi dolor físico, pero llevando con migo un dolor inclusive más grande, el de no ver a mi hijo crecer, decir tu primera palabra, dar tus primeros pasos y ser feliz. Perdóname Albert por haberte abandonado, no pude hacer más, perdóname por favor.
Me levanté de mi asiento para acercarme a mi madre y abrazarla con fuerza. Ambos llorábamos como niños. En ese momento entendí todo y en mi no quedo ni un ápice de rabia hacia esa mujer que lo dio todo por mi. El dolor que he pasado no puede ser comparado con el que ella debió haber sentido aquella noche. Me acerco a su oído para decirle las palabras que seguramente siempre quiso escuchar-Gracias mamá... gracias por salvar mi vida. Nunca sientas culpa pues hiciste mucho más de lo necesario por mi... Te amo.
La vida me enseño en ese momento lo siguiente: Por más horrible que se vean las cosas, hay que recordar a no ver al mundo con ojos de necesidad, obsérvalo mejor, con ojos de aceptación. Lentamente la oscuridad fue tomando mi vista-Mamá no quiero dejarte, quiero quedarme contigo por favor-Exclamé a lo que ella responde-Estaremos juntos hijo mio, pero deberás esperar. Todo ser humano tiene una misión en el mundo la cual debe cumplir. Lucha por lo que más quieras y jamás te des por vencido Albert, recuerda siempre que te amo con toda mi alma, adiós hijo mío.