Todos necesitamos una oportunidad. Todos merecemos una oportunidad, de eso me di cuenta en ese momento, mientras Zac me besaba, descubrí que esa oportunidad que él mismo me había dado junto a Jane, o el resto de los chicos, fue en realidad la oportunidad que necesitaba para demostrar que no odiaba al mundo, que simplemente estaba herida. Esa oportunidad que ellos me dieron al ver más allá de mí mascara, la gradecía muchísimo… Pero más que eso, agradecía la mía.
Porque al final, la verdadera situación era que no necesitaba a nadie que me diera una oportunidad, porque era yo misma quien debía dármela.
- Yo también lo siento – Mencionó Zachery – Fui un poco cruel al decirte todo eso.
Negué con la cabeza en imprecisos movimientos.
- No, en realidad eso era lo que necesitaba para seguir adelante… Así que gracias. – Sus ojos estaban encendidos cuando los miré, y su sonrisa… Su sonrisa era hermosa.
Pero fue un fuerte carraspeó el que logró devolverme a la tierra, antes de la estridente voz del entrenador.
- ¿Dónde piensan que están, chicos? ¿En una novela romántica? – Aunque nos causó risa su comentario, también nos obligó a separarnos, no sin que antes Zac dejara otro pequeño beso en mis labios. Sonreí embobada. - ¡Al entrenamiento! ¡Ahora!
Después de que cada quien volviera a sus posiciones, Jane me arrastró hasta las gradas junto a ella, sin dejar de mostrar su sonrisa en ningún momento.
- Mejor esperemos que terminen el entrenamiento. – Mencionó, yo no le prestaba demasiada atención a su presencia, pero era inevitable observar la gran sonrisa que tenía plasmada en su rostro, junto aquella expresión de emoción contenida. Ni por un segundo dejó de mirarme.
- ¿Qué? – Fue todo lo que le dije.
- Nada, es que no puedo creer que al fin está ocurriendo. – La curiosidad en mi rostro se acentuó, y mi acompañante se percató de eso. – No sé si lo sabías, pero a Zac le gustabas desde hace un tiempo. En realidad le llamabas la atención, tu forma de ser… Él te comenzó a observar más, y me contó lo que pensaba de ti, por eso yo también comencé acercarme a ti.
En ese momento llevé mi vista a donde la de ella estaba perdida, en el centro del campo; Zac estaba al lado de Rigde corriendo alrededor del campo, entre risas y empujones.
- Supongo qué, de tenerte tanto en su mente, terminaste calándole fondo.
Mi sonrisa fue instintiva, aún con mis ojos pegados al chico que hacía los calentamientos, no pude detener los movimientos de mi cabeza, asintiendo. Porque sí, Zachery Lennon también había calado bastante fondo en mí. Como Shakespeare solía decir; “Ódiame o ámame, ambas están a mi favor. Si me amas siempre voy a estar en tu corazón, si me odias siempre estaré en tu mente” Esa frase la repasábamos constantemente en literatura, y supongo que si pasas tanto tiempo con alguien en tu mente, es casi imposible que los pensamientos no se conviertan en sentimientos, o algo más allá de eso.
De eso se había encargado él, hizo tanto para meterse en mi mente, que al final, logró entrar hasta en mi corazón.
- Lo mismo digo. – Di como respuesta únicamente, sin apartar los ojos del chico sonriente.
Esa tarde llovió, pero fue como si nada más existiera cuando caminábamos bajo la lluvia, tomados de mano y sonriendo a más no poder. Los chicos se miraban conocedores y cómplices, totalmente conscientes de que, a partir de ese momento, no habría nada que detuviera nuestros sentimientos.
….
A Margareth no le importó mucho la circunstancias, pues sabía qué en algún momento esa situación llegaría, ya sea porque cumpliera la mayoría de edad o porque simplemente aplicara las leyes en eso. Así que, en consecuencia de todo aquello, solo decidió cortar todo contacto conmigo, y según ella, comenzar de nuevo sin que ninguna herencia se interpusiera. Cambió su pelo ondulado oscuro, por un liso rubio, también cambió a una casa un poco más pequeña pero con casi las mismas comodidades… Lástima que cómo persona seguía siendo una mierda.
Sarah en cambio seguía conmigo, acompañándome en todo momento y cada paso que iba a dar. De vez en cuando ella pasaba a visitarme, en el mismo apartamento que ella me había ayudado a buscar. No era la gran cosa, una pequeña sala, baño, una habitación y apenas quedaba espacio para la cocina.
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Editado: 15.05.2019