Aldawen

CAPÍTULO 6

En cualquier momento vomitaría.

Mientras me mantenía tranquila en mi asiento con todas las personas a mi alrededor dando los últimos toques a mi maquillaje y peinado, me obligué a bajar la bilis que amenazaba con salir de mi boca.

Tampoco ayudaba que, debido a los nervios que apretaban mi estómago, no había sido capaz de dar un mordisco durante todo el día. Los jugos azucarados habían sido la única razón por la cual no se me había bajado el azúcar a esas instancias del día.

—Todo listo, señorita Dyna.

Luego de casi una hora pude volver a verme frente al espejo y el trabajo que habían hecho en mí hizo que valiera la pena sentir el entumecimiento en mi trasero.

El maquillaje era sutil, pero lo suficiente para esconder las ojeras que portaba por la falta de sueño, los granos que habían brotado por todo el estrés y para realzar el color de mis ojos. Con mis cejas levemente perfiladas, mis pestañas más largas que lo usual y el leve color rosado en mis labios, vi una versión mejorada de mi misma.

Normalmente me solía arreglar, pero nunca a este nivel.

Además, las ondas que caían por mi espalda y los pequeños pasadores que alejaban el cabello de mi rostro de una forma imperceptible solo realzaba el trabajo que habían hecho en mi rostro.

—¿Es de su agrado, señorita? —me preguntó la maquilladora y yo asentí, sonriendo.

—Es perfecto.

—Ahora es momento que te pruebes el vestido, Dyna. —Claudio Frant apareció, portando el cubre vestido en su mano—. Con los últimos arreglos que le hice ahora te quedará como un guante.

El mejor diseñador de Yartes se encontraba en mi sala de estar, con una sonrisa de mil voltios y abriendo la bolsa para mostrar el vestido que él mismo había creado especialmente para mí.

Ahora todos sabían quiénes conformaban la lista y dos de ellas pertenecían a familias adineradas.

Fácilmente podrían haber contratado los servicios de Claudio.

Sin embargo, por alguna razón, él había decidido solo trabajar conmigo para el banquete de hoy y aquello solo me honraba.

—Recuerda que debemos sacarte fotos solo con el maquillaje y el peinado, antes de que te pongas el vestido —me recordó Valeska y yo asentí.

Entre las cosas que tenía que hacer era sacarme fotos durante las diferentes fases de mi preparación para el baile, las cuales luego serían subidas a mis redes sociales.

Valeska y mis padres creían que sería una buena forma de hacer partícipes a las personas de ese hito y yo estaba de acuerdo.

Volviendo a mi asiento, Claudio me ayudó a que mi bata se viera perfecta y Valeska comenzó a sacar fotos con mi celular. Las personas que trabajaron en mi maquillaje y peinado también se unieron, y ese pequeño gesto ayudó a que los nervios disminuyeran.

Pensaba que esa tarde sería tensa, pero era todo lo contrario.

Podía sentir como cada unas de las personas abarrotando mi sala de estar querían que todo saliera bien esa noche.

Y eso significaba mucho. Más cuando mis padres habían decidido que no era necesario estar ahí, ya que las personas competentes se harían cargo de todo.

—Bueno, ahora es momento del vestido, bella Dyna —dijo Claudio, sonriendo, y yo le correspondí.

Él y sus trabajadores me ayudaron a entrar en mi vestido, procurando que mi maquillaje y mi peinado se mantuvieran intactos.

A diferencia de cómo se veía, era muy cómoda y fácil se llevar.

El corpiño tenía un escote V recatado, dejando ver la clavícula debido a que los tirantes gruesos llegaban un poco más abajo de mis hombros. El vestido se ajustaba a la perfección en mi cintura y luego la seda caía en pliegues, dónde la parte trasera era levemente más larga que la parte frontal. El color champaña de la tela contrastaba a la perfección con las flores de lobelia azul bordadas por todo el vestido, junto con las hojas de color dorado.

Claudio tenía razón.

Con las pequeñas modificaciones el vestido me quedaba como un guante.

—Creo que estoy viendo un momento histórico. —Claudio aplaudió y pude ver el orgullo al ver su vestido en mí—. Realmente siento que todo lo que he hecho en mi vida fue para este momento.

»Es un honor vestirte el día de hoy, Dyna.

—Gracias a ti por aceptar mi solicitud. De verdad pensé que elegirías a una de las hijas de los empresarios.

Él negó, como si solo ese pensamiento fuese estúpido.

—¿Realmente crees que me hubiera perdido la oportunidad de vestir a nuestra futura reina? Ni loco.

Nuevamente con esa frase.

No era la primera persona que la había dicho durante esos cinco días.

En cada lugar que iba la gente se detenía para saludarme, sacarse una foto y decirme cuán felices estaban de que la próxima futura reina fuese una joven como yo.

El trabajo de mis padres estaba rindiendo frutos y estaba segura que estaban moviendo hilos tras bambalinas, para que yo tuviese buena prensa. Pero todavía sentía que no era bueno dejar que todos dijesen aquello libremente.

Podría devolverse de una forma no tan prometedora.

Y, además, me incomodaba.

Siempre sentí que estaba preparada para estar en la lista y todo lo que traía consigo.

Sin embargo, me percaté que no había sido así.

Tal vez nunca lo estuve y solo me obligué a pensar lo contrario para no decepcionar a mis padres.

—Lo único certero es que soy parte de la lista, todo lo demás solo son suposiciones sin fundamento. —Le sonreí—. Pero igual muchas gracias. Este vestido es una obra de arte.

Me volví a todas las personas que me habían ayudado esa tarde.




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