Alejandro Magno, El Conquistador de Persia

La Profecía En Delfos, La Celebración por El Nuevo Matrimonio, El Pacto de Corintios

La celebración por la batalla de Queronea, y al poco tiempo después se celebró el pacto de Corintios, que, entre otras cosas, prohibía a los griegos luchar entre ellos, y que además que el resto de las ciudades estado de Grecia apoyaran a Macedonia a la invasión de Persia, pero antes de la celebración de todo y en especial antes de la celebración del matrimonio del rey Filipo II de Macedonia con una princesa de origen Macedónico, el rey Filipo II de Macedonia fue a los sacerdotes de la antigua Grecia para saber si tenía todas las de ganar a su invasión de Persia, y en cuanto a la vidente dijo que el toro debia de morir, y en cuanto a los sacerdotes no se ponían de acuerdo ya que el toro se refiere a un rey, pero no sabian si sería el rey de Persia o el rey Filipo II de Macedonia, pero al final los sacerdotes habían decidido en decirle la profecía sin la aclaración de cual rey debe de morir, y cuando los sacerdotes le hubieran dicho al rey Filipo II de Macedonia la profecía de la cual la oráculo les había comunicado, y en cuanto a Filipo II de Macedonia interpreto la profecía del oráculo como que el rey que debería de morir es el rey de Persia, pero nunca pensó, hasta que fue demasiado tarde de que la profecía en realidad se refería al mismísimo rey de Macedonia, y en cuanto se había empezado la celebración tanto del pacto de Corintos y en especial el muevo matrimonio del rey Filipo II de Macedonia con una princesa de la nobleza de Macedonia, y en la celebración Hefestion le decía a su amigo Alejandro Magno lo siguiente:

 

-Alejandro, hay que estar felices, por fin vamos a lograr nuestra venganza hacia los Persas.

 

Pero Alejandro Magno le refuto con lo siguiente:

 

-Mi Amigo Hefestion, le he escuchado a mi padre decirle a Kletos que invadirán a Persia sin nosotros.

 

Y Hefestion indignadísimo dijo lo siguiente:

 

-Pero acaso tu padre se le olvido a quien le debe la victoria en Queronea, esa victoria se la debe a nosotros, es gracias a nosotros quien le debe esa victoria.

 

-Creo que mi padre tiene miedo a que lo supere, mi buen amigo Hefestion -dijo Alejandro Magno.

 

-Que lastima -dijo Hefestion.

 

Y en cuanto a Alejandro Magno se hubiera sentado con su madre, y en cuanto a Olimpia de Epiro le dijo, cuando su hijo Alejandro Magno se hubiera sentado:

 

-Te has enterado de la nueva mujer de tu padre.

 

-Por que debería de preocuparme por la mueva mujer de mi padre, ya que siempre ha tenido muchas mujeres mi padre -replico Alejandro Magno.

 

-La nueva mujer de tu padre es una princesa de Macedonia, y por ende si le da un hijo varón tendrá un hijo legítimo que herede su reino y a ti, mi hijo te dejará a un lado como un perro faldero -le aclaro Olimpia de Epiro, madre de Alejandro Magno.

 

 

Y antes de que Alejandro Magno pudiera replicar adecuadamente a su madre, el nuevo suegro de Filipo II de Macedonia, hizo lo siguiente:

 

-Hago un brindis por la nueva pareja, y que los dioses bendigan con un heredero de sangre Macedonia.

 

-Qué quieres decir con eso -grito con mucha indignación Alejandro Magno.

 

-Por favor Alejandro, es el vino el que habla, no deberías de hacerle caso -le aconsejo el amigo de la infancia de Alejandro Magno, ósea Hefestion.

 

El padre de Alejandro Magno, el rey Filipo II de Macedonio interrumpió diciendo:

 

-Alejandro, pídele perdón, Atalo es mi invitado

 

-Le pediré perdón cuando me deje de irrespetar, el heredero soy yo -le replico Alejandro Magno.

 

-De momento el rey soy Alejandro, y mientras que el rey sea yo a ti te toca obedecer, ¿me has entendido, Alejandro? -dijo Filipo II de Macedonia mientras se tambaleaba caminando entre mesas.

 

-Como pretendes invadir a Persia si ni siquiera puedes mantenerte de pie mientras vas de una mesa a otra -dijo Alejandro Magno.

 

-Nos vamos Alejandro, mi hijo y yo sabemos cuándo no somos bienvenidos en un lugar -dijo Olimpia de Epiro y junto con su hijo Alejandro Magno.

 

Y en cuanto a Alejandro Magno y su madre Olimpia de Epiro se refugiaron en el reino de Epiro, en donde se fueron a exiliarse por lo que había pasado en la celebración que acabo en desgracia.



#1661 en Otros
#310 en Novela histórica

En el texto hay: ficcionhistorica

Editado: 23.02.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.