La Trágica Muerte de Crito

Alejandro Magno había adquirido las costumbres del imperio Persa, pero en estos actos no había delirios de grandeza, sino el miedo de Alejandro Magno en perder el apoyo de la nobleza persa, y entre otras cosas esa fue una de las 2 razones por la cual se había casado con una princesa persa 1 de esas razones la expectativa de paz, y la 2 razón para formar una dinastía greco-persa, pero entre los soldados y amigos griegos de Alejandro Magno había malestar, ya que estaban acostumbrados a otro trato con su rey, Clito, al no hacer la reverencia que correspondía a Alejandro Magno, y el emperador de Persia le cuestiono a su amigo Clito con lo siguiente:

-Te niegas a mostrarme respeto.

-No amigo mío, pero solo me arrodillo ante los dioses -le replico Clito a Alejandro Magno.

-Soy el rey de reyes, mis hazañas superan la de todos nuestros héroes griegos juntos -le contesto Alejandro Magno a su amigo Clito, y al poco tiempo Alejandro Magno le dio a su amigo Clito lo siguiente- y sin contar que les he hecho ganar más fama y riqueza que nunca habéis soñado jamás.

-Fama, la fama que nos hemos ganado la quieres para ti solo, y todo el oro que hemos ganado es insuficiente para comprar el respeto que has perdido a causa de tus costumbres bárbaras -le replico Clito.

Y en un arrebato de ira Alejandro Magno saco su espada y sin pensarlo a causa de la ira había enterrado la espada a su amigo Clito, pero antes dijo lo siguiente:

-Ya cállate de una buena vez, maldito hijo de Hades.

Pero al darse cuenta de lo que había hecho Alejandro Magno se había arrepentido profundamente, ya que Alejandro Magno consideraba a Clito, no solamente un soldado leal, sino que también un gran amigo que el mismo Alejandro Magno había salvado la vida, al menos 1 vez, y en cuanto a Clito, le habían alcanzado las fuerzas para decir lo siguiente:

-Que has hecho, Alejandro.

Y después cayo muerto Clito, fue de inmediato la muerte ya que Alejandro Magno le había enterrado la espada hasta el mango de la misma espada y para colmo en el corazón, y por ende era obvio que no iba a durar mucho con vida el buen amigo de Alejandro Magno.