Rain abre la puerta de la habitación de su gemela y desconecta los audífonos de la laptop dónde Alexis tranquilamente estaba viendo una película.
—¡Oye! —se queja y frunce el ceño. Rápidamente pausa la pantalla. —¿¡Qué te pasa?!
—Vine a disculparme —dice Rain entre dientes. —Así que sí —rueda los ojos —Acepto la culpa, bla bla bla.
Alexis ladea la cabeza y nota que Rain está temblando y toda su vestimenta escurre agua.
—¿Qué te pasó? —susurra y se levanta de la silla.
Rain vuelve sus manos puños y respira de forma fuerte.
—William Roberts, eso pasó. —dice enojada —Claramente no escuchaste mis gritos cuando el idiota entró hace unos minutos a mi habitación con una cubeta llena de globos con agua súper fría.
—¿Es en serio? ¿Fue su venganza por lo que le hiciste?
Rain gruñe y mira a su hermana de forma exasperada.
—¡Alexis solo di que me disculpas para que ambas podamos salir y yo pueda ir a romperle la nariz a Will!
—De acuerdo, ¡cielos! Te disculpo por ser una insufrible hermana mayor y tengas una odiosa personalidad.
Rain sonríe falsamente y se da media vuelta sin decir nada. Comienza a caminar por el pasillo para bajar las escaleras.
No le importa mucho el hecho de que mientras camina va dejando agua a su paso. De forma determinada va al garaje y comienza a buscar entre las cosas de su padre la caja de herramientas.
Termina tomando en manos un destornillador y la cizalla.
—¿Qué mierda haces? ¿Piensas sacarle los ojos con el destornillador y matarlo a golpes con la cizalla? —pregunta Alexis de repente ya que asustada por el enojo de su hermana decidió seguirla y ver que se tramaba.
—No me des más ideas de las que ya tengo —responde Rain entre dientes y se levanta.
—Rain, no te pongas loca, tú empezaste.
—¡Yo no empecé, fue su culpa!
—¿Qué? Claro que tú empezaste.
—No, yo le pedí que se alejara de mi ventana y no lo hizo, así que técnicamente él empezó.
—Rain, por Dios, el chico solo estaba jugando baloncesto en la calle —Alexis la mira de forma acusadora —¿Por qué eres una anti-todo?
—No soy una anti-todo, —frunce los labios —Me gusta la paz, y desde que llegamos a este vecindario es lo último que he tenido, porque William y su estúpido balón no me dejan tranquila. ¡Lo odio!
—No lo odias, ni siquiera lo conoces tanto como para odiarlo, por favor tranquilízate un poco.
Einstein también aparece y se para al lado de Alexis viendo con atención a Rain. Al notar la discusión maúlla haciendo notar su presencia en el garaje.
—No me hagas empezar contigo —Rain señala a Einstein con el destornillador —Me abandonaste y te juro que un balazo hubiera dolido menos, gato traidor.
Einstein maúlla nuevamente solo que ahora de forma chillona, es como si se estuviera defendiendo expresando su repudio al agua, pero Rain lo ignora y comienza a caminar fuera del garaje.
Cruza ambos patios con su hermana gemela y su gato detrás de ella siguiéndole el paso.
—Rain, no hagas una locura. —pide Alexis asustada cuando ya la chica ha tocado el timbre de los Roberts.
La puerta es abierta por Theodore y al ver a las gemelas abre los ojos en sorpresa.
—¿Su tonto hijo está en casa? —pregunta Rain.
—Eh, no. Salió hace poco con Taylor, creo que mencionó algo de ir por hamburguesas al centro comercial.
Theodore recorre a la gemela mayor con la mirada, viendo como escurre agua y también el como se ve muy enojada.
"Ay, Will... ¿Qué hiciste ahora?" piensa el hombre.
—Señor Roberts, William se metió con la gemela Schmidt equivocada, así que de la forma más amable le pido permiso para que me deje entrar a la habitación de su hijo a desatornillar su puerta.
—¿Desatornillar?
Rain sube el destornillador en alto.
—También traje una cizalla para romper las manijas que puedan haber en su habitación.
—Wow, tu honestidad me sorprende, señorita.
—Es porque estoy enojada, señor Roberts —dice entre dientes.
El hombre suspira y se aparta de la puerta para que las gemelas entren.
—Adelante, supongo que sea lo que sea que Will hizo debe pagar por ello.
Rain sonríe y entra a la casa.
—Usted me agrada, señor Roberts —dice Rain mientras siguen al hombre hasta la habitación de Will. —¿Por qué su hijo es tan tarado?
—¡Rain! —Alexis le da un zape en el brazo.
Theodore se ríe y dice: —Fingiré que no fui parte de esto. Mi esposa está en el supermercado, así que deberían aprovechar ese tiempo, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —Rain asiente —No demoraré mucho.