—¡Deja de quejarte! —Rain gruñe en dirección a Einstein y tira levemente de la correa que lo tiene preso por el cuello —¡El doctor dijo que tienes que caminar por las tardes o te volverás obeso!
Einstein no ha parado de maullar desde que salieron de la casa hace media hora en un recorrido por las veredas de la cuadra. Alexis fue más astuta que su hermana mayor y trajo con ella audífonos que han bloqueado el sonido agudo de las quejas de su mascota.
—Eres un insoportable de primera cuando te lo propones —vuelve a decir y Einstein concuerda con ella ya que levanta su cabeza con orgullo mientras su dueña lo sigue arrastrando por la vereda.
Will por su parte se encuentra terminando de tejer la bufanda de Taylor, hace tres días ya había acabado con la de las gemelas.
El sonido de piedras diminutas golpeando contra su ventana lo hacen perder la concentración.
—¿Regresó? —susurra con emoción al recordar que solo una persona en todo el mundo hace eso cuando viene de visita.
Su sonrisa se hace grande al abrir la ventana y ve a Linda Gutiérrez, su amiga de infancia y nieta de la vecina de enfrente, la señora Rosa, parada allí.
—Oh Romeo, Romeo, deja caer tu cabello —dice la chica con burla.
—Historias distintas, pero grandiosa frase. —responde Will contento —Ve a la puerta principal, bajo en seguida.
El castigo de Will terminó hoy cuando su madre vio que sacó una B+ en su parcial de matemáticas, si bien la mujer seguía algo intranquila con el hecho de que su hijo ahora ha crecido y eventualmente conocerá el amor, sigue reacia a la idea de encontrar chicas en su habitación. Pero Will se portó bastante bien en sus días de castigo, así que le ha devuelto su libertad para volver a salir por las tardes.
Theodore, quien se encontraba en la sala leyendo un libro nota la velocidad con la que su hijo sale de casa, pero no dice nada, ni se inmuta en indagar ya que con Will es mejor evitarse dolores de cabeza.
—¡Linda! —dice el chico y la rodea en un abrazo.
—Perdedor, sabía que me extrañabas, pero no imaginaba cuanto —ríe. Al romper el abrazo Will le revuelve el corto cabello y sonríe. —Te he traído esto —le extiende una bolsa plástica de gran tamaño y al ser esta transparente Will nota que está llena de caramelos. —En su mayoría son dulces ácidos, pero hay un par de chocolate.
—¡Gracias! ¿Por qué no me dijiste que venias?
—¿Y arruinar la sorpresa de mi fabulosa llegada? Jamás. ¿Quieres venir a la casa de mi abuela? he traído varios videojuegos.
—Por supuesto —dice sin pensarlo dos veces y comienzan a caminar para cruzar la calle.
Los maullidos de Einstein hacen que ambos chicos busquen el sonido y al final de la vereda Will logra divisar a las gemelas Schmidt caminando y a Einstein siendo arrastrado por una de ellas.
—¿Nuevas vecinas? —indaga Linda al no reconocer a las chicas.
—Sí, viven allí —Will señala la casa junto a la suya. —Llegaron hace pocos meses, también tienen un hermano, pero comenzó a tomar clases de piano y justo ahora no está en casa.
—Vaya, comenzaba a creer que esa casa tenía alguna especie de maldición —bromea —Había estado a la venta muchos años.
Will niega con una sonrisa. Eventualmente las gemelas llegan y la distancia entre ambos dúos es muy corta.
—Vamos, te las presentaré —Will señala con la cabeza para que Linda lo siga.
—¡Hola! —Alexis se quita los audífonos. Es la primera y única en saludar ya que Rain se limita a escanear de arriba a abajo a la chica junto a Will.
—Ella es Linda —dice Will señalando a su amiga y rodeándola con un brazo por los hombros.
—Eso es evidente —concuerda Alexis con una sonrisa.
Linda se sonroja.
Will se ríe.
Rain mira a ambos con ganas de matarlos.
—Gracias, pero, de hecho, mi nombre es Linda. —prosigue a decir la chica y estira su mano en dirección a Alexis —Soy nieta de la señora Rosa, su vecina de enfrente, mucho gusto.
—Alexis Schmidt —dice la gemela menor siendo ahora la que se sonroja. —Ella es mi hermana Rain.
—Mucho gusto Rain. —Linda estira su mano en dirección a la gemela mayor, pero esta solo la observa de forma severa haciendo que la chica se intimide y baje la mano asustada buscando ayuda en Will con la mirada.
—¿Te levantaste del lado izquierdo de la cama, Hulk? —pregunta el chico con diversión en su voz. —¿Dónde están tus modales?
—Mejor no me hagas decir lo que pienso, William —advierte ella hablando finalmente ante la presencia de la desconocida.
—El veterinario nos dijo que Einstein debe salir a caminar por las tardes y como puedes notarlo la idea no le gusta mucho —comienza a explicar Alexis —Y Rain sigue castigada, así que tiene que sacarlo y aguantar sus berrinches todo el trayecto por las veredas de la cuadra.
—Pero si este hermoso parece un amor —Linda se inclina para intentar tocarlo, pero Rain se inclina con más velocidad y toma a su gato en brazos.