Siete días han pasado desde que la decisión de ser amigos fue tomada y aunque las cosas parezcan marchar normales entre Will y Rain, Logan podría tener su comentario al respecto.
Logan es el mejor amigo de Will y ha llegado al límite de su paciencia, no soporta un segundo más el ver a su amigo con los ánimos por el piso, fingiendo que todo está bien y siendo un total desastre en la cancha de baloncesto.
La mente de Will no ha estado en su lugar y en las prácticas de entrenamiento suele perder los pases, sumando que no hace el mínimo esfuerzo por jugar bien ni siquiera medio partido.
—¡En tres días tenemos el gran partido contra los Halcones y nuestro capitán parece más la mascota del quipo que nuestro jugador estrella! —Logan comenzó a picar el balón frente a Will y preguntó —¿Cuánto más vas a llorar por los rincones a causa de esta chica?
—¿Acaso me ves llorando? —la sola idea de eso hizo que Will sintiera su estómago estrujarse.
—Entonces concéntrate y encesta este balón —Logan se lo arroja con fuerza y Will lo atrapa viendo el rostro serio de su mejor amigo que mueve la cabeza en dirección al aro al final de la cancha.
Como Logan imaginó, Will perdió el tiro por mucho. El balón ni siquiera se acercó al aro.
—¡Qué desgracia! Seremos la burla del instituto que ha puesto todas sus esperanzas en el equipo de baloncesto y lo peor no es eso... Lo peor es que soy tu mejor amigo y si tú eres un perdedor eso me hace perdedor por asociación.
—Por piedad, Logan, ya dame un respiro.
—No puedo —el pelinegro niega y toma el segundo balón que había traído a la práctica privada que están teniendo en la cancha de baloncesto del parque. —No nos vamos de aquí hasta que anotes por lo menos un tiro.
Will le quita el balón a su amigo de las manos y sin dejar de verlo fijamente estira su brazo y lanza el balón por los aires haciendo que este entre en el aro de forma perfecta sin tan siquiera ver.
—¿Nos vamos ya? —pregunta Will.
Logan abre su boca en una perfecta O al ver que después de todo los talentos del chico no han sido succionados por su depresión.
Mientras Will prosigue a salir del lugar, Logan corre a buscar los dos balones y una vez en mano alcanza a su mejor amigo a la salida del parque.
—¡Will! —reclamó Logan.
—Ganaremos ese partido, amigo, lo sabes, ya deja de fastidiar con lo mismo.
—No lo haré, ¿sabes por qué? porque me preocupas —respondió en voz baja. —Así que sígueme —Logan comenzó a caminar más de prisa siendo ahora el que dirige el camino y de mala gana Will le siguió.
Cruzaron la carretera y llegaron a la gran plaza frente al parque donde Logan pensó que por obra divina y quizás suerte celestial, el consultorio de Theodore Roberts está ubicado.
Apenas entró al lugar dejó los dos balones sobre el mostrador de la recepción y la secretaria se levantó de su silla con una expresión confusa.
—Es una emergencia, mujer, no estamos en la agenda. —Logan habló antes de que ella pudiera decir algo.
—Lo siento tanto, no le digas a mi papá que entramos así de irrespetuosos al lugar —pidió Will y bajó los balones al suelo. Seguido vio como Logan se adentró por un pasillo y maldijo entre dientes mientras lo perseguía.
Fue tarde cuando lo pescó ya que Logan había abierto la puerta del consultorio de Theodore.
—Repárelo, señor Roberts. —ordena Logan en cuanto entra al consultorio de un solo golpe y señala a Will que apareció veloz a su lado —Tenemos un importante partido de baloncesto en tres días y lo único que nuestro capitán ha hecho en todas las prácticas es ser miserable por las esquinas. Dice que está bien pero no es verdad. Repare a su hijo. ¡Repárelo ahora!
Theodore se quita los anteojos y mira a Logan de forma incrédula mientras dice: —¿No ven que estoy en medio de una sesión?
Will nota el familiar rostro de la chica sentada en el gran sofá y seguido mira a su amigo con ojos entrecerrados.
—Con Rain —dice Will en un susurro cargado de vergüenza.
—Oh —Logan abre los ojos y da dos pasos al frente —Así que tú eres a la que debo culpar por esta desdicha. —la señala con el dedo acusador.
—Tienes que hacer fila —responde ella de forma cortante y se cruza de brazos. —Muchos tienen cosas por las cuales culparme.
—Ya vámonos, Logan —Will lo jala de la camiseta para sacarlo del lugar.
—¡Tú y yo no hemos terminado, jovencita! —grita el pelinegro mientras es prácticamente arrastrado fuera. —¡Rompiste a mi mejor amigo!
—¡Te amo, papá! —grita Will a lo lejos con esperanza de no ser castigado luego por esta impertinente interrupción en el consultorio de su padre.
—¿Dónde estábamos? —pregunta Theodore al volverse a poner sus gafas y mirar sus notas.
—Las pesadillas —susurra Rain y se alisa el pantalón de forma nerviosa. —Son cada vez más constantes y creo que poco a poco me están siguiendo a la realidad. Ya no puedo hacer nada tranquila, siento que hay alguien sobre mi hombro todo el tiempo.