Son las ocho de la noche y Will ha retomado su hábito de jugar solitariamente en la carretera.
Una parte de él desea que Rain abra la ventana y le grite para que se aleje. Extraña mucho interactuar, -aunque sea por medio de gritos- con ella.
Se suponía que aceptaban el ser amigos para que todo siguiera normal entre ambos, pero desde que tomaron esa decisión todo entre ellos ha sido cualquier cosa menos normal. Apenas y se hablan cuando se ven.
Mañana al medio día es el partido con los Halcones y sabe muy bien que si el equipo pierde la culpa recaerá totalmente en él. El entrenador le advirtió que, si no mantenía su cabeza en el juego y sus sentimientos fuera del sistema por lo que dure el partido, esta vez sí lo iba a dejar en banca el resto de la temporada.
Bajo la luz de las estrellas y postes de luz se dispuso a hacer movimientos veloces contra el pavimento. Quizás practicar sea más fácil con alguien, pero su único vecino dispuesto a ayudarlo está en el cine con su hermana. Lo sabe porque vio las historias de Instragram de Taylor hace unos minutos y observó a Alexis en las muchas fotos y varios videos. Rain por su parte subió hace veinte minutos la imagen de una taza de té y un libro sobre su escritorio, así que sabe que está en casa.
Will levanta la mirada y ve que la habitación de la chica tiene las luces encendidas y las celestes cortinas cerradas. Dando un largo suspiro prosigue a seguir picando el balón.
—¡Rain! —Alisha toca la puerta de la habitación de su hija dos veces.
Ella se aparta de su escritorio y abre la puerta recibiendo primeramente la fragancia a flores que usa su madre. Alisha porta elegantemente un hermoso vestido negro, tacones altos del mismo color y una bufanda colgada por sus hombros.
—Te ves hermosa, mamá —es lo primero que dice.
La mujer se sonroja ante el comentario de su hija, más que nada porque no es usual en Rain darle cumplidos a nadie.
—Gracias —Alisha sonríe y señala sus pendientes —¿No crees que son demasiado grandes?
—No —ella niega —Están perfectos.
—Bueno, solo pasaba a despedirme, tu padre me ha invitado a cenar luego de su trabajo y debe estar ya esperándome en el restaurante.
—De acuerdo. —Rain asiente.
—¿Por qué no fuiste al cine con tus hermanos? Cariño, es viernes y dejaste de estar castigada hace rato.
—Sabes que prefiero mi soledad, no te preocupes por mí, estoy bien. Vete antes de que mi papá piense que lo has dejado plantado.
—Oh, no queremos eso. —ella niega y acaricia el brazo de su hija como despedida —Nos vemos, no te duermas tan tarde.
Rain ve a su madre caminar por el pasillo y bajar las escaleras luciendo glamurosa. Sin poder evitarlo se queda desde allí viendo la puerta principal y oyendo el constante piqueteo del balón golpeando contra la carretera.
Einstein ronronea a los pies de Rain pidiendo así atención, cosa que ella le da enseguida ya que se inclina para levantarlo y regresarse a su habitación con él en brazos. Deja a su gato en una esquina de la cama y toma asiento en su escritorio nuevamente para poder continuar leyendo su libro.
Su cabeza se siente mareada, se lleva las manos a la frente y la vista se le nubla.
De cierta manera el poder tener a Will a pocos metros la hace sentir acompañada, el solo poder oírlo logra que se relaje más ante su nuevo miedo de estar sola y expuesta ante sus propios pensamientos.
''Solo es un dolor de cabeza...'' piensa tratando de relajarse y parpadea un par de veces.
Will vio a Alisha salir de casa y se despidió con la mano cuando esta sonó el claxon en su dirección en señal de despedida. Notó que ya no había ningún carro en casa de los Schmidt lo que significaba que Rain había quedado sola... no le sorprendió, él sabía que ella prefería quedarse encerrada a salir con sus hermanos o padres.
No sabe cuántos minutos después pasaron, pero justo cuando pretendía parar y entrar a su casa el sonido de algo quebrándose a la distancia hizo que se detuviera a mirar a la ventana de Rain.
A los pocos segundos vio que Einstein subió a la cornisa baja de la ventana y corría las cortinas con su boca haciendo así que Will pudiera verlo con claridad. Seguidamente comenzó a golpetear el cristal con sus patas delanteras.
Will se acercó mucho dejando el balón sobre el césped de los Schmidt viendo que Einstein maullaba de forma muy alta, casi chillando por auxilio.
El corazón del chico comenzó a latir fuertemente temiendo por Rain, así que hizo lo único que se le pudo ocurrir: correr a su casa en pánico buscando a sus padres por apoyo.
—¡Papá! —gritó al ser el primero que vio —Creo que Rain se ha accidentado y está sola, ¡donde están tus herramientas, tenemos que entrar a esa casa!
—¿Qué? —el hombre se levantó del sofá de forma rápida —¡Carla! —llamó a su esposa —Busca el teléfono, llama al 911.
—¿Qué está pasando? —pregunta la mujer con miedo al salir de la cocina.
—¡Papá! —Will grita —¡Tus herramientas!