***
Cuando el teléfono sonó, me encontraba en la cocina ordenando la comida que había comprado. Estaba segura que era mi mamá otra vez, pero mi frente se arrugó cuando vi que era un número desconocido.
Contesté dejando el teléfono en alta voz encima del mesón, mientras tomaba unos tomates de la bolsa para lavarlos.
— ¿Hola?
— ¿Señorita, Candidiana? —La voz se me hizo conocida, un tanto delgada y pacífica —. Soy la chica que la guió en “Georgina”.
Ah.
Me detuve un momento antes de acercarme al teléfono y tomarlo, dejando los tomates de vuelta. Busqué la silla más cercana en el comedor, y me senté buscando estar más cómoda.
—Hola, sí. Sé quién es.
—Me llamo, Everett. Disculpe que no me haya presentado antes —Dijo.
—Un gusto, Señorita Everett.
Dejé que continuara la conversación. Esto era una buena señal al final de cuentas, podría obtener un puesto. Mi pulso comenzó a acelerarse por la idea de poder obtener un puesto. Y es que Georgina parecía ser el mejor lugar para trabajar, prometía un buen sueldo y buenas críticas según algún par de personas que fueron empleados de paso.
Estaba tan inmersa en mis pensamientos que cuando mencionó algo de no ser aceptada, mi burbuja de ensueño explotó.
— ¿Qué dijo, disculpe? —Le interrumpí, tomando el teléfono en mis manos con fuerza creyendo que tal vez había oído mal —. No oí bien.
Hubo un momento de silencio cuando volvió a hablar —Lamentablemente se decidió entregar los puestos de camareros a otras personas más capacitadas a los requerimientos del Gerente. No pudo calificar.
Estaba confundida.
¿Pero, porque me llamaba?
Esto me sentía mal. Era mis primeros intentos de conseguir un trabajo y estaba fallando miserablemente. Arlington mantenía un buen número de trabajos, y yo mantenía tan poco interés que ninguno me empleaba. ¿O yo era muy específica?
Existía algo peor que la desgracia, y ese era el nombre “Candidiana”.
—Pero…hay un puesto que está disponible, fue de última hora. Tal vez si le interesa, podríamos hablar de el —Ofreció.
El tema me interesó, logrando captar más mi atención al teléfono sobre la mesa.
— ¿Entonces, me está ofreciendo reemplazar el puesto de camarera por otro?
—Disculpe esto Candidiana. Me cayó muy bien para cualquier puesto, y lamento que no se le pudiera proporcionar. —Se lamentó — No sabía si usted quería cambiar su interés por otro. Nunca se sabe.
Ni siquiera hablamos mucho, tampoco estuvo presente en mi conversación con el Gerente como, para saber algo mínimo de mi. Podría estar siendo buena por apariencia.
Pero...
Después de esperar e intentar con otros locales, no había tenido suerte, y este se presentaba como una luz en el camino. Otros no pagaban bien, y todo me dirigía a cambiar mi interés por el puesto. Sin embargo, Georgina pagaba mejor que cualquier otro local que había visitado.
—La verdad…me interesa.
—Excelente.
— ¿Cuál podría yo…? —Me lo pensé, no sabía nada. Estaba navegando en un mar, explorando algo que no me pensaba que me iban a ofrecer. Esto era…en realidad no me lo espera.
—Bueno, hay un puesto que podría interesarte, y permanece dentro del restaurante.
Fruncí mi ceño, y mi curiosidad sobresalió.
— ¿Cuál?
Esto podría ser bueno.
Aunque había perdido un puesto, ahora me estaban ofreciendo otro. Uno que permanecía dentro del restaurante.
Mi oportunidad.
—Necesitaremos crear un curriculon tipo de chef.
¿Que?
***
Una semana después, me detuve en las puertas de Georgina.
Everett dejó de comunicarse conmigo desde aquel día, en cambio recibía un par de llamadas sobre cuando empezaría mi nuevo trabajo por alguien llamada Clary.
Me acaricié los brazos al entrar en contacto con el frío que perduraba a minutos de anochecer. Eran las seis, y el clima se mantenía nublado como habían declarado. Empezaba a sentir la brisa a pesar de mi abrigo. Era un contacto tan suave y que podía hacerme sentir aún más nerviosa después de todo.
Tomé un suspiro de aliento. Normalmente mamá me animaba para decirme que no quería una hija “Pendeja".
Eso me hizo reír.
Observando un momento más las puertas cerradas del restaurante, que no tardarían en abrirse, me di vuelta y busqué la entrada trasera. Clary me había indicado donde estaba en llamada. Otra cosa seria de verdad saber dónde estaba, ya que parecía que yo fácilmente me podía perder. Por suerte, solo di la vuelta en la esquina y en un callejón, ahí estaba.
Primero me detuve en frente y me preparé para tocar, pero mi mano quedó suspendida cuando la puerta se abrió. Al ver grandes cuerpos venir a mi encuentro, retrocedí apresurada para no tropezar a nadie.
Tres hombres, de gran musculatura, trotaron a una camioneta blanca que estaba estacionada en el callejón, y colocaron en sus hombres costales para de nuevo entrar en la parte trasera del restaurante. Dos de ellos siguieron con su deber, ignorandome, mientras el último se detuvo junto a mí. Me miró como si fuera una cosas fuera de su lugar.
— ¿Qué haces por aquí, chica? —Preguntó — ¿Te has perdido?
Tragué.
—Me llamo Candidiana. Clary me dijo…
Interrumpió —¿Eres de los nuevos? —Asentí —Sígueme. Seguro ya les están dando una charla motivadora y esas mierdas.