Alerta de proximidad

Capítulo 4: Tripulantes

 Era uno de los momentos más estresantes con los que Sarah había lidiado hasta el momento, no sabía si sería el más intenso de ellos, pero era lo más probable; estaba allí en un sitio desconocido del espacio exterior con un traje que le acaban de entregar. Ya tenía puesto su casco y la puerta de ingreso estaba abierta para que pudiese salir e intentar traerlo de regreso. Se puso a toda velocidad para intentar salvarle la vida a aquel que la había liberado hace no mucho tiempo. El cable que le sujetaría para no terminar a la deriva en el cosmos era un pequeño alivio que le daba la IA, eso si nada lo cortaba, pero era mejor no pensar en eso; tenía todo el derecho a estar asustada, aunque no deseaba estarlo.

— Ve de inmediato Sarah, los veinticinco minutos de Mark se están agotando, y la temperatura actual del traje no es la recomendable —le apresuró la inteligencia artificial, ante aquellas palabras Sarah rezando mentalmente tomó el impuso suficiente para salir.

Debía mantener el control, y no solo de sus emociones, era difícil para ella manejar la dirección haciendo uso de aquel aparatejo que tenía en su espalda. Aunque la temperatura que le informaba aquel traje se supone que era de 25° C sudaba frío. Cuando logró dirigirse hacia la nave E alcanzó a ver a Mark, por fortuna estaba entre ambas naves las cuales no habían dejado que se apartara lo suficiente como para ser imposible recuperarlo.  Fue un pequeño alivio, pero seguía alerta, con su corazón latiendo a millón. Una vez logró acercarse lo suficiente como para poder tomarlo le abrazó y se las arregló para poder ajustarle una correa tan fuerte como le resultó posible.

 Una vez logró acercarse lo suficiente como para poder tomarlo le abrazó y se las arregló para poder ajustarle una correa tan fuerte como le resultó posible       

— ¡Lo tengo! ¡Por favor jala! — le gritó a Cemitono ya que sus nervios no habían disminuido.

— Entendido, sujeta con fuerza Sarah.

Mientras eran llevados de regreso a la nave ella se quedó contemplando el casco de Mark, tenía una abolladura de un tamaño considerable, y por lo oscuro que era ese visor no podía contemplar el rostro del cemaran para echar un vistazo de sus lesiones. Se encontraba preocupada, pero no había nada que pudiera hacer al respecto aparte de desearle lo mejor. Finalmente pudieron ingresar, ella lo dejó en el suelo y siguiendo las instrucciones de Cemitono pudo retirarle el casco para que pudiera respirar con normalidad. Se sorprendió al ver que no había sangre o herida visible, hasta parecía estar dormido, pero podía ser una lesión interna, por lo que no debían perder tiempo.

— Disminuiré la gravedad para que puedas llevarlo hasta la enfermería para una revisión.

— Entendido Cemitono.

Dicho eso le sostuvo y se aceleró a llevarlo hasta esa zona que ya conocía. Esos momentos le recordaban cuando iba a la piscina junto a sus padres, el poder cargar a alguien más grande sin dificultad le parecía entretenido, aunque en este caso no servía de nada para disminuir su estrés. De no ser por esa modificación en la gravedad artificial hubiese tardado demasiado o no habría podido, y eso sería lo más probable, ya que no es que el cuerpo de Sarah destacara por su robustez, era una mujer promedio. Le asustaba la idea de estar cargando un cadáver por lo que a propósito le tocaba el cuello de vez en cuando para asegurarse que tuviera pulso, le sería para mantener la calma y así poder continuar.

Pocos minutos después logró hacerlo acostar en la camilla, y la IA regresó la gravedad a su configuración original. Ella salió mientras Cemitono hacía su trabajo, eso obviamente retrasaría su regreso a casa, pero de todos modos podía esperar, el estado de ese cemaran era más importante que su retorno. Pensó en el que hay zonas en las que el tiempo transcurre más lentamente que en otros, tal vez en su hogar solamente hubieran pasado horas y nadie hubiera notado su ausencia; por lo que podía esperar el tiempo que fuera necesario. Volvió a la habitación en la que se había puesto el traje y procedió a quitárselo, definitivamente eso no era lo suyo, afuera fue tan aterrador que comprendió el por qué en su familia todos querían permanecer con los pies en la tierra.

"¿Por qué se está tardando tanto?" pensó Sarah quien había contabilizado 15 minutos desde que Cemitono empezó a examinar a aquel cemaran. Quería estar al tanto de la situación de ese hombre, después de todo él le había salvado. Para entretenerse, mantenerse estable, y no preocuparse de más empezó a tararear una canción que había sido popular entre los humanos hacía 5 años. Aprovechó que no había nadie allí que pudiera escucharla, si Mark estuviera consciente seguro ya hubiera salido de aquel cuarto, así que tenía esa oportunidad de dejarse llevar un poco. Era su forma de relajarse, esos días, o el tiempo que habían transcurrido fueron pesados y aterradores.

Para sorpresa suya mientras continuaba tarareando y curioseando las cosas que estaban en ese lugar sintió como algo frío tocó su espalda. Nuevamente sintió escalofríos e intento controlarse para no temblar. Se suponía que estaban solos en la Fugaz Escarlata

Caref ne— escuchó detrás suyo.

— Yo... Yo... ¡No entiendo lo que dices, no hablo alien! ¡Digo, extranjero! —habló más asustada que confundida.

— Identifícate —le dijo aquella persona quien le hizo voltear para que le mirara a los ojos, Sarah palideció de inmediato, era un Cutuf y lo que le daba la impresión de ser una cucaracha súper desarrollada estaba detrás. Ese ser de piel rojiza era lo que parecía hacer falta para empeorar esa serie de eventos en los que se vio atrapada.



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En el texto hay: alienigenas y humanos, aliens, space opera

Editado: 25.07.2021

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