Alerta de proximidad

Capítulo 12: Receso

Sarah se puso su mejor vestimenta y les avisó a sus padres que saldría, ella estaba alegre de volverlo a ver, pero le preocupaba no saber cómo lidiar con ese tema. Ella tuvo una vida casi perfecta, un padre y una madre, bastante amorosos, era buena en sus estudios, y aunque fuese algo torpe en cuanto a relacionarse nunca tuvo muchos problemas con los demás. Arregló su largo cabello negro y se maquilló; eran las 6:50 y él dijo que llegaría en 10 minutos. Simplemente se quedó esperando sentada afuera de su casa hasta que finalmente reconoció una de las naves, Mark Yenter bajó y le saludó con normalidad, ella hizo lo mismo mientras buscaba en su cartera su libreta.

— Podríamos ir a comer algo, tomar algo o ver una película —dijo Sarah mirando sus notas en las que tenía escritas las direcciones, aunque podría haber usado cualquier dispositivo para registrarlo le gustaba tomar notas, y luego decorarlas como le fuese posible— Incluso podríamos solo andar por ahí, esta ciudad es muy segura y activa. Además, las iluminaciones le añaden más vida al panorama. Deberías verla en Navidad.

— Como desees —se limitó a responder.

— Bueno, entonces vamos a comer, ¿puedes comer camarones? Conozco un buen lugar.

— Mmm... Hasta donde sé sí puedo —contestó Mark, y notó como ella sacó de su bolso un pequeño recipiente con antihistamínicos, era su forma de decirle sin una sola palabra de que en caso de que llegase a caerle mal evitaría que le afectara demasiado.

Esa naciente conversación se vio interrumpida por un maullido, a los pies de Sarah llegó el minino que ella tanto apreciaba, ella lo tomó y lo abrazó como si se tratara de un bebé. Notó como acariciaba a ese animal, y este producía un sonido que le incomodaba.

— ¡Mi lindo Ponqué! ¿Qué haces aquí? Deberías estar jugando con las cositas que te compré... ¡Cosita linda! —dijo ella, Mark no sabía cómo reaccionar, era demasiado raro ver como consentía tanto al pequeño animal— ¿Tienes hambre Ponqué? Te daré unos deliciosos camarones cuando regrese, pero de momento te serviré purina —Sarah entró nuevamente a su casa, y al salir ya no tenía al gato cerca suyo, y se había librado de los pelos que había soltado esa criatura.

— Veo que quieres mucho a tu mascota —intentó volver a iniciar la conversación.

— Obvio, Ponqué es muy especial para mí. Mamá y papá me lo regalaron hace un año.

— ¿Por qué se llama Ponqué?

— Oh, solo se me ocurrió, ¿es un lindo nombre no crees?

— Supongo que en tu idioma si lo es.

— Oh... ¿Qué significa en otros lados? —mostró su curiosidad ese ser humano.

— Bueno... En Neidiak significa gastritis, sin la acentuación al final. Pero los nombres no se traducen entonces... Da igual en ese caso.

— Ooooh, qué curioso. Debería aprender ese idioma...

— Sí, definitivamente deberías ya que es el idioma universal... —dijo entre dientes Mark causando que ella se avergonzara y comenzara a reír nerviosamente. A él le seguía resultando extraño que se sonrojara, las especies que lo hacían se podían contar con los dedos de la mano.

A Mark le agradaba mucho la actitud de Sarah, y el cómo se ponía cuando sentía que quedaba en ridículo le resultó cómico. Podría verse como una joven relajada, pero al trabajar ponía su alma en ello, algo que al menos él valoraba mucho y le hacía tenerle mucho respeto. Pensando en cosas como esas y escuchándole hablar olvidaba la exagerada vigilancia que tenía ese planeta en los centros de cada ciudad. Y sí tenía razón, la iluminación de esas edificaciones y calles le resultaba bella, no causaba ninguna molestia.

— Este es el restaurante —señaló Sarah dejando de hablar sobre sus gustos musicales— Su nombre es "La cocina del Pirata", y se enfoca en comida de mar. Eso último que dije fue muy obvio. Es uno de mis sitios favoritos en toda la ciudad.

— Suena bien, pagaré la cuenta —dijo Mark mientras cruzaban la calle para poder acceder a ese establecimiento— Es lo menos que puedo hacer por ti.

— No hace falta, tengo dinero para pagar mi propia cena —habló con calma sin mostrar una pizca de enojo— Ni cuando salgo con alguien dejo que esa persona pague por mí.

— Como quieras Sarah.

— Bueno, pero a la salida me pagarás lo del examen; así que de todos modos te sacaré dinero. Así que sí o sí vas a gastar.

— Es lo justo —contestó Mark y rio— Ya me estaba tardando.

A la entrada se encontró con que ella ya había hecho una reservación, realmente tenía todo planeado. El rostro de intriga de ese camarero le resultó peculiar al momento en que ella le señaló como su acompañante, pero nadie dijo nada al respecto, y ese sujeto cumplió su trabajo como cualquier otro empleado responsable. Ambos se sentaron y ordenaron, Mark no conocía la mayoría de animales que estaban escritos en el menú por lo que decidió solamente pedir lo mismo que Sarah y esperar no intoxicarse. Ella además de su plato pidió unos camarones para llevar, sí, eran para su mascota; no hacía falta preguntarlo. Una vez sus pedidos fueron tomados el mesero partió para dar el aviso en la cocina, y atender a los demás clientes.

— Sé que ya te dije que me encantaba este sitio, pero es en serio. Espero que te encante.



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En el texto hay: alienigenas y humanos, aliens, space opera

Editado: 25.07.2021

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