Alerta de proximidad

Capítulo 14: Histeria y superiores

La cazarrecompensas le avisó en dónde se encontraba, se trataba de Gura 34, una de las zonas de intercambios. Al parecer había estado haciendo otra entrega en ese lugar, y de paso estaba mirando en los tableros qué personas tenían un buen precio y estaban a su alcance. Él no tardó tanto en llegar, era momento de encontrarle entre las cientas de personas dispuestas a arriesgar su vida por dinero. Finalmente dio con ella, ese casco y vestimenta eran imposibles de confundir, la cemaran estaba revisando los paneles, no todos los trabajos estaban en la red, si querías algo que valiera la pena algunas veces se debía dar un pequeño viaje a una de las zonas más plagadas de cazarrecompensas.

— ¡Mark! Al fin llegas, ya empezaba a preocuparme —saludó ella.

— Lo lamento, debido al paso restringido hubo congestión cuando finalmente me dejaron salir.

— Pues quien te manda a meterte allí, la Tierra es bastante pesada con sus restricciones y todas esas estupideces. Como sea, Mark, vamos a una zona con menos circulación, por si acaso —habló Mahira y comenzó a caminar hacia la zona norte de esa edificación a la deriva en el cosmos.

— ¿Tuviste muchos problemas? —procedió a preguntarle.

— Pues no realmente, solamente esos pequeños recolectores de basura que intentaron llevárselo, pero nada que un par de disparos no solucionen.

— Muchísimas gracias Mahira.

— Cual gracias, págame —habló con bastante confianza la cemaran.

Ya en uno de los cubículos sacó aquel objeto del contenedor que debería mantenerlo seguro; pero había algo más que cubría el contenido, el recipiente con forma de un prisma rectangular que era el empaque original, sin embargo, aparentemente no había forma de abrirle; y tal vez eso fuera lo mejor. Mahira le presionaba para que intentara abrirlo, ella no lo había hecho porque era la mensajera, y era cuestión de "ética profesional", él no lo pidió y debía respetar eso; pero ahora que él estaba allí ya podría aliviar la curiosidad que sentía. De por sí era extraño que le pidiese recoger algo, y esta vez tuvo que buscarlo en el territorio humano; completamente fuera de lo común, o al menos ante sus ojos.

Sin embargo, su amigo se negó, afirmaba tener que entregar eso a alguno de sus superiores para que se realizara una investigación, aparentemente eso estaba fuera de los lineamientos y por eso debían revisar hasta llegar al responsable del mismo. En el peor de los casos podría tratarse de terrorismo, así que por eso no pensó en dejar ese objeto vagando por el sistema solar, pero por el momento no habían detectado que emitiera o detectara señales. Podría ser que se tratara de objetos extraños, pero no peligrosos, o que el misterioso envoltorio ocultase todo. Era raro, pero pensar mucho en eso podrían volverse paranoicos y estresarse, ninguno deseaba algo así en un sitio como Gura 34.

Estaban a punto de separarse, ella había recibido su pago y uno que otro trago. Extrañaba cuando eran parte de un equipo junto a otros sujetos, en ese entonces le veía como una especie de hermano menor; aunque a él evidentemente no le gustaba la idea, era un mocoso que quería ser tratado como un igual, un maldito mocoso con talento. Ahora a simple vista él tenía un mejor trabajo, pero desde su parecer eso no era cierto, había muchas restricciones en Provie, y ella prefería impartir un tipo de justicia con cierta libertad al actuar. Obviamente habían crecido y madurado a su manera, pero no podía evitar ponerse nostálgica al pensar en los tiempos pasados y libres.

— ¡El fin se acerca! ¡Todo va a terminar pronto! —escucharon a alguien mientras otros estaban repartiendo folletos a los presentes, sacando a unos músicos amateur de ese escenario.

— ¡¿Ah?! Que estupidez —dijo Mahira dando un toque a su amigo.

— ¡La caída de Pazen fue solo el comienzo! ¡Absolutamente todos los planetas caerán!

— ¡Nada más miren lo que ha ocurrido recientemente en el terreno de los homos! ¡Dios se ha enojado y ha comenzado a eliminar las especies más impuras!

— ¡¿A quién le dices homo?! —exclamó un ser humano que estaba presente.

— Bueno, bueno, pero no te alteres —se excusó aquel ser para luego volver a retomar su discurso— ¡Esto es algo que han estado ocultando, la Asociación de Civilizaciones quiere mantener a todos dóciles y torpes! Hace años se les pagó a los mercenarios de buen nombre para que intentasen detener a Dios, pero dejaron rastros que han intentado ocultar, esas malditas zonas restringidas es donde quedaron señas de su batalla. ¡Pero ahora va a ser inevitable!

— ¡Cierra la estúpida jeta! —gritó alguien entre la multitud reunida arrojó el folleto, pero el sujeto en el escenario lo esquivó.

— ¡Se los estoy advirtiendo! Estamos en una falsa calma, pero las naves han estado desapareciendo, los del Clan Caronte han reportado tres naves desaparecidas en menos de un part, ¡pero nadie dice absolutamente nada!

— ¿Qué el Clan Caronte qué...? —le preguntó Mahira a su amigo Mark. Era uno de los grupos de cazarrecompensas más grandes y por lo tanto uno de los que tenía los mejores armamentos y naves; que tuviesen una pérdida era extremadamente raro. Y ahora con el rumor recién esparcido de que habían perdido tres de sus naves ante la mayoría sonaba como que en realidad algo sí estaba ocurriendo.

— Todas esas naves ingresaron al espacio Nerok y jamás salieron, y sé que otros grupos han tenido bajas, y que vehículos de transporte con cobardes que jamás han tomado un arma en su maldita vida también han desaparecido. —continuó ese sujeto— ¿Creen que la gente desaparece así por así? ¿Creen que esto es una tontería?



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En el texto hay: alienigenas y humanos, aliens, space opera

Editado: 25.07.2021

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