Alerta de proximidad

Capítulo 20: Preparativos

Suspiró, caminó sintiéndose pesada, como si ni su propio esqueleto no sirviese para poder mantenerse de pie por mucho tiempo. Notó a Mark esperando, una vez sus miradas se cruzaron no había cómo actuar, se estaba cansando de no reaccionar y ya, como lo hacía desde antes de haberle conocido. Todo se había vuelto tan complejo y tan rápido que ni le había dado tiempo de asimilarlo. Por el momento enfocaría su fuerza de voluntad, su minúscula fuerza de voluntad para acercarse hasta su lado, cada segundo era tan extenso, pero al llegar hasta allí y sujetar de sus brazos con suavidad la hizo sentir que finalmente logró algo por más pequeño que fuera.

— ¿Cómo ha ido todo? Aún estamos a tiempo para llevarte a casa.

— ¿Cómo iba a poder negarme? —habló ella, esas palabras fueron como un baldado de agua fría para Mark, había estado esperando a que ella llegase, dijera que no habían llegado a nada y solo quería regresar; sentía rabia y preocupación, una parte del enojo iba dirigido hacia ella por ser incapaz de decir no, pero era probable que la hubiesen aturdido con habladurías hasta que cedió— Digo, todo esto es demasiado... Al menos si pongo una parte por más minúscula que sea pueda sentir que hice lo que pude, incluso si fracasamos.

— No tenías que aceptar.

— Debía hacerlo... Tienen razón, y ninguno de ustedes pueden ser parte de esa enorme cifra de bajas; así que solamente haré el intento.

— No eres responsable de la vida de nadie, ya deberías saber eso. Al menos no hasta que tengas hijos, pero ese no es el punto ahora.

— No puedo tener la conciencia tranquila mientras tú estás por allá buscando un objeto en un sitio lleno de especies venenosas y cazadores.

El cemaran guardó silencio, mientras ella continuaba haciendo fuerza, al parecer le habían dicho la verdad para hacerla sentirse obligada a participar, el usar el sentido del deber que viene con el conocimiento era algo que él también había usado con anterioridad, pero nunca antes había ocurrido que lo usaran en un conocido suyo. Procedió a acompañarla hasta un asiento, ella comentaba que debía decírselo a sus padres, pero que solamente diría que estaría fuera uno o dos días, una de esas clásicas mentiras para que un ser querido no se preocupara. Escuchó la conversación, se disculpaba constantemente y afirmaba que estaría con su amigo mientras supuestamente buscaba un abogado para asegurarse de su victoria, al menos a él le parecía que se habían comido el cuento.

Garup y Mark pensaban en cómo hacer que Peroti pagara por haber metido a una mujer para nada experimentada en algo así, mientras el rago se limitaba a mirar hacia otra dirección con una leve sonrisa por lo que consideraba un triunfo. Ahora no solo tenía que pensar en cómo cuidarse a sí mismo, también tenía que cuidarla, en eso pensaba Mark mientras miraba el panel en el que Cemitono mostraba paso a paso los resultados de la revisión de sistemas de la nave. Miró de reojo a Sarah, solo se encontraba sentada intentando hacer el menor ruido posible, como si desease que nadie notara su presencia; no quería sentirse culpable por el que ahora estuviese involucrada, pero la punzante culpa prevalecía, aunque intentaba convencerse en que todo era culpa de Peroti, Viina y Tleya.

— Daremos el salto una vez lleguemos hasta esos indicadores —habló a su amiga quien de inmediato caminó hacia su dirección— Siempre hay que tomar una distancia segura de instalaciones, incluso Auri B.

— ¿Y qué hago?

— De momento no tienes que hacer nada, y dentro de poco yo tampoco. ¿Pero quieres ir a resguardarte en la caja?

— No en realidad... Creo que debería solamente aguantar, así al menos mostraré algo de fortaleza —pronunció aquella mujer.

— Al menos conmigo no tienes que fingir fuerza, solo muestra lo que tienes, reposa cuando sepas que está más allá de tu alcance. No te presiones, al menos por mi parte tienes apoyo.

— Si no es mucha molestia... ¿Podrías acompañarme? Solamente cuando parezca que hay un terremoto con tantos temblores —notó el nerviosismo en su voz.

— Seguro, lo haré.

Una vez comenzó el ingreso al espacio Nerok estuvo al lado de Sarah, ella se limitó a permanecer sentada en el suelo, él le mencionó un dato curioso: entre más lejos tuviesen que ir más se sacudiría la nave; pero ella no sabía en realidad si irían más lejos la otra vez o la distancia sería menor. Cuando todo eso se detuvo se puso de pie, solo estaban ellos dos en esa sala, los demás debían de estar en sus habitaciones preparándose. Debía ir hacia donde se supone que estaba el laboratorio, ese fue uno de los consuelos que tenía, se supone que no debía bajar hacia ese planeta de porquería.

Contempló los instrumentos presentes, y leyó las primeras páginas de la guía. Por el momento sentía que estaba en algo que dominaba, podía lidiar con eso, tal vez solamente estaba exagerando las cosas. Se notaba que los demás no solían estar allí, a lo mucho Garup debía ser quien ingresaba cuando necesitaba alguna que otra cosa para atender a algún tripulante. Revisó los contenidos de las botellas, y entre esas hubo algo que nada más con verle le causó malestar, era tan irritante por lo estúpido que parecía.

— ¿Qué haces ahora? —preguntó su amigo, ella ni había notado que todo el tiempo había estado observando.

— ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

— Como unos diez minutos. Necesitaba asegurarme de que estuvieras bien.



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En el texto hay: alienigenas y humanos, aliens, space opera

Editado: 25.07.2021

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