Alerta de proximidad

Capítulo 22: Flora e ideas

Tal vez lo mejor hubiese sido hacer caso omiso a las recomendaciones de Cemitono, porque en ese instante sentía demasiada preocupación al tener que disparar mientras tenía que conducir. No podrían perder más tiempo tomando en cuenta la criatura que iban a seguir, y aunque le habían entregado un arma a Sarah y la IA había decidido que su acompañamiento resultaría útil eso le parecía un terrible error. Ella no había disparado, y le resultaba preocupante que lo hiciera por la probabilidad de que le diese a alguno de los integrantes del equipo, por lo que al menos para él era lo mejor que, aunque le presionaran, se mantuviera firme y solamente se limitara a ser pasajera.

Los rastreadores habían sido pegados de una manera muy rústica, y señalaban la dirección a tomar, el viento estaba a su favor la mayor parte del tiempo, el sonido se intensificaba, y con ello su esperanza de poder marcharse. Ante sus ojos apareció el que parecía ser su objetivo, aunque este intentase huir debían seguirle, ya que los rastreadores iban en la misma dirección que tomaba, no había forma de que sus suposiciones fueran erradas. Los dos vehículos siguieron a la criatura, la cual se estaba limitando a huir y recorría las zonas con la vegetación más densa en un intento de dificultarles la movilidad. Transcurrían los minutos y aún no podían atraparle, habían intentado inmovilizarle con una que otra red, pero la criatura gracias a los ojos que tenía en la parte posterior de su cabeza estaba al tanto, y se las arreglaba para esquivar. Por sus principios individuales en situaciones normales solo le inmovilizarían para luego inspeccionar hasta dar con lo que buscaban, pero por la constante amenaza que representaban la cantidad exagerada de predadores curiosos y hambrientos dejaron de lado las redes, le tratarían como a cualquier otro monstruo que hubiese amenazado sus vidas.

— ¡Hey! ¡Dispara! —le gritó Garup a Sarah tras tener que protegerle de otra de las bestias.

— ¡No sé cómo se activan estas cosas! Además, jamás he tenido precisión ni con una cauchera —reclamó la mujer— ¿Tengo cara de que me encanta usar armamento?

— Garup, no le presiones que a ella nadie le paga por disparar —intervino Mark apretando su puño izquierdo con fuerza— Además, ya trae varios antídotos por si acaso, está cumpliendo con su parte.

— Dejando de lado que ella simplemente no hará nada en este momento... ¿No les da la impresión de que lo que sea que perseguimos está llamando a las otras criaturas que nos han estado atacando? —habló Peroti.

— En ese caso déjame comprobarlo —habló el cemaran— ¿Sarah puedes conducir un rato? No te preocupes, es como usar una de esas motocicletas.

— ¡¿Qué?! ¡Oye, no me dejes a mí haciendo eso!

Pese a las palabras de Sarah este se hizo en la parte trasera del vehículo dejándole el trabajo de conducir, él se mantenía de pie y se preparó para disparar, se estaba tardando más de lo usual desde el punto de vista de Peroti, pero asumió que tal vez solo era por el estrés. El arma era distinta a la que los agentes usaban con normalidad, el primer proyectil impactó en una de las patas traseras de la criatura. El animal disminuyó la velocidad, lo que le permitió proporcionarle otra herida, Peroti aprovechó la oportunidad para usar el arma de dotación ordinaria esperando finalmente acertar; la criatura anduvo hasta que no pudo más, se desplomó, y los demás animales que les habían estado acosando durante el recorrido empezaron a rodearle. En un principio estaban pensando en que iban a servir como un escudo viviente, no les permitían aproximarse e intentaban abalanzarse sobre ellos; esto hasta que Mark disparó nuevamente cortando la línea de vida del animal. Entonces, las criaturas se acercaron a los restos, olfatearon numerosas veces hasta que una de esas bestias empezó a morder hasta llegar al estómago y tomar entre sus dientes el objeto.

Esos individuos se alborotaron nuevamente, pero aquellas personas no eran su objetivo, sino el que tenía aquella cosa en su poder. Peroti y Garup se apresuraron a atacar de cualquier modo, al parecer la naturaleza extraña del material alteraba los comportamientos de las especies tontas, en teoría al principio serían agresivas con el portador, pero llegarían un momento en el que se pondrían a su servicio. Sarah se limitó a observar, hasta que fijó su mirada en Mark, se había apartado del grupo y estaba dándoles la espalda, pronto vio un líquido negro cayendo al suelo en la posición en la que el joven hombre se encontraba.

— ¿Mark? ¿Qué haces?

— Estoy un poco ocupado en este momento...

Una vez se acercó más al cemaran notó que estaba intentando arrancar algo que se había adherido a su brazo, era como si unas semillas hubiesen empezado a germinar; arrojó una de esas cosas al suelo y volvieron a caer gotas de sangre. Nada más notando la expresión que tenía Mark, y que agarró una navaja con su mano derecha para empezar a intentar arrancar cuantas pudiera, supo que eso podría ser grave.

— Oh... Por... ¡Dios! ¡Mark!

— Estoy bien, siempre lo estoy.

— ¡No me salgas con esa mierda!

— Solamente... Debo... Librarme de estas... Porquerías... —dijo el cemaran mientras seguía hundiendo la navaja lo que fuese necesario para llegar hasta el pequeño punto de origen y sacarle de su organismo.

— ¡Garup! ¡Garup! ¡Ven aquí! —gritó la mujer interrumpiendo el intento del poare por eliminar a cuanta criatura nueva apareciera.



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En el texto hay: alienigenas y humanos, aliens, space opera

Editado: 25.07.2021

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