Alerta de proximidad

Capítulo 25: La vida sigue

— ¿A dónde se supone que vas? —preguntó Kurt al ver que su hermano menor había salido a altas horas de su casa y que llevaba un pesado morral consigo. Mark al sentirse descubierto solamente aceleró el paso sin dirigirle una palabra.

Quería pensar que solo tenía una especie de escondite para las posesiones que consideraba más valiosas, después de todo su padre en algunos arrebatos de ira dañaba una que otra cosa, pero entre más le seguía sentía cierto temor, iba directo hacia el pequeño puerto. Sí, ese era el lugar y alcanzó a perderle de vista, le buscó desesperadamente, ¿cómo era tan difícil encontrar a un niño que portaba aquella capa de deshonra? El tiempo corría, hasta que se dio un anuncio de que una nave empezaría a recoger a los pasajeros.

— ¡Mark! ¿Qué haces? —le gritó preocupado y enojado al ver que estaba haciendo fila.

Su hermano menor, necio como era típico, solo volteó a mirar hacia otro lado y esperar a que llegara su turno. Kurt Yenter se acercó e intentó arrastrarlo para llevarlo de regreso a su casa.

— ¿En qué estás pensando? No puedes solo irte de aquí. ¿Y qué hay de tus estudios?

— No me admitieron, ninguna de las 20 escuelas me aceptó como estudiante —habló con malestar al tener que contarle al respecto— Ninguna se va a emproblemar con un hijo vergüenza.

— Puedes hacer el intento el otro oiv, mientras tanto puedo prestarte mis apuntes y te preparas.

— Eso dijiste el oiv pasado, el resultado será el mismo. Además, tu papá no me quiere cerca.

— ¡¿Pero qué dices?! ¿Mi papá? ¡Es nuestro papá!

— El respetado Mavuk Yenter solo tiene un hijo, el prodigio del que está tan orgulloso —habló sin hacer el más mínimo intento de ocultar la rabia que tenía.

— Solo está algo molesto, le convenceré para que vuelva a aceptarte, volverás a la escuela y será como si nada hubiera pasado.

— Kurt, no lo lograrías ni aunque pasaran diez oivs. Claramente no hay afecto entre él y yo, así que solo me iré de su casa y haré mi propia vida.

— Solo tienes 11 irs Mark, esto es absurdo, no puedes hacerte cargo de ti mismo a esa edad.

Mark le volteó a mirar con desagrado, solo quería largarse y no volver a Cemara, después de todo ya no es que tuviese un futuro prometedor; y su hermano mayor intentaba interponerse en su mediocre plan.

— Sí, puedo hacerlo. Además, ya tengo planeado qué hacer.

— Solo es uno de tus berrinches, solamente regresemos a casa y haremos como que nada ha sucedido.

— Ya te dije que no. Él me dijo que me quería fuera de su casa así que le daré ese último favor. ¿Si no me quiere allí qué mierda voy a hacer? ¿Suplicarle que me quiera o que por lo menos deje de odiarme?

— Papá no te odia. Él nos ama por igual. —eso último hizo que Mark se enojara a tal punto en que se manifestó la respuesta ante el estrés, esas típicas líneas que para empezar ningún niño debería tener.

— ¡Repítelo hasta que te lo creas! ¡Siempre te ha querido más que a mí! Diciendo siempre "Kurt es mi orgullo", "Pondrá en alto el apellido Yenter", "Nunca serás tan bueno como Kurt", "eres una basura", y más de esas putas babosadas que demuestran que eres su favorito. ¡¿Y me vas a salir con que es un padre sin preferencias?! ¡Claro, para ti es fácil porque no te ha golpeado tanto como a mí! Tú no tienes ni una sola cicatriz, y no te ha dicho lo mucho que hubiera querido que hubieras muerto y que mamá hubiera sobrevivido.

— Sé que está mal que se exceda golpeándote, pero… Debes perdonar, y él también te perdonará.

— Kurt… Cuando le lastimé el ojo me sentí bien, como si hubiera logrado desquitarme de lo que ha hecho durante estos tres oivs—confesó Mark— Luego me asusté, y el resto ya lo sabes. Él no me quiere, ni yo lo quiero.

Kurt Yenter permaneció en silencio por un par de segundos, Mark se estaba lamentando, pero de alguna forma seguía mostrando firmeza para no tener que volver a la casa en donde vivía el hombre que lo maltrataba por cualquier estupidez.

— Mavuk Yenter solo tiene un hijo, y es el mejor hijo que hubiese podido desear —habló regresando a la fila.

— Mark, no deberías hacer esto, ni haber sentido esa satisfacción.

— Eso último ya lo sé, soy una porquería por eso que hice, y por eso ya no puedo ir a la escuela y a medida que crezca las cosas se pondrán peor si me quedo.

— Pero aún podrían reconciliarse.

— No, eso no tiene arreglo, solo me iré y armaré una vida lejos de Cemara, aquí valgo menos que el promedio. Quiero una buena vida.

El hermano mayor deseaba detenerlo, pero solo se quedó allí observando cómo entraba al transporte, y como la nave partía. Era estúpido que un niño se fuera, incluso si se supone que ya no era considerado como tal debido a una sanción causada por una agresión provocada a su propio padre. Kurt caminó hasta su casa, ya se podían ver los primeros rayos de Arune, no sabía el por qué no hizo más intentos para detenerlo, o llevarlo a la fuerza de regreso a su casa.



#2351 en Ciencia ficción
#16001 en Otros
#1985 en Aventura

En el texto hay: alienigenas y humanos, aliens, space opera

Editado: 25.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.