Alerta de proximidad

Capítulo 26: Presencia

—Con esto tendremos para un frez adicional, no tendremos que preocuparnos tanto. Ahora nos enfocaremos en salir —habló Peroti tras observar la información proporcionada por Cemitono—. Que suerte hemos tenido.

—Bien, ahora deberíamos distribuir de forma equitativa los alimentos —comentó Garup desde otra parte de la nave—. Lamento tener que ponerlos a dieta a la fuerza, pero es importante.

—Lo dices porque los tuyos han vivido tantas hambrunas que parece no afectarles —habló Zilo mientras seguía intentando interpretar datos que aparente no tenían sentido, pero que podrían explicar dónde estaban y podrían marcar una diferencia.

—Como digas Zilo, pero no te preocupes, procuraré que ninguno muera de inanición.

Sarah Montenegro se sentó al lado de Mark, le ofreció un poco de carne seca que había estado guardando en su bolso, la compró en una tienda cualquiera en la Tierra y era de esas cosas que solía guardar en caso de un antojo. Este permaneció en silencio, aún no había contado lo ocurrido, ante los demás solo había estado un poco agitado, ni se había dado cuenta de lo que ella le estaba ofreciendo. Lo que lo sacó de sus pensamientos fue un leve golpe en el hombro por parte de ese ser humano.

—Oye, debes prestar atención a cuando alguien te habla. Solo dime si quieres carne seca o no... —, habló ella, si no la conociera hubiera esperado que estuviera molesta, pero solamente sonreía.

—No podría negarme, si tú me lo ofreces. Mira que hasta tuve que ingerir veneno.

—Por cierto, definitivamente ha funcionado, me alegra que te veas tan bien como siempre. Ahora come.

Él recibió una buena porción, al fin le ofrecía algo de lo que tenía la total certeza de que le gustaría. No es que quisiera que ella tuviese como tumba un sitio como ese, pero en parte estaba agradecido por tenerle de su lado; definitivamente tenía mayor resistencia de la que hubiese esperado por parte de un ser humano. Con los demás era bastante difícil lidiar cuando estaban estresados, recordó aquella vez en la que Garup le disparó a Jax y amenazó con hacerle lo mismo si no dejaban de discutir; qué bien que ese no era el caso. Una situación de mierda, pero una compañía decente, eso le bastaba de momento.

—¿Querías que me quedara en la caja?

—Si no quieres no voy a obligarte —contestó Mark y dio otra mordida.

—En parte me quedé aquí para no dejarte solo con ellos —confesó la mujer—. Es que... Ya sabes, Peroti debe estar trabajando incansablemente y Garup está en lo suyo; técnicamente estarías solo. Aunque no contaba con que aparecerían Zilo y Guwre, pero las cosas no hubieran cambiado mucho ya que también son técnicos como Peroti.

—No te preocupes por mí, no es que me fuera a enloquecer por estar solo unos cuantos fazes.

—Bueno, también debo asegurarme de que el antídoto funcione del todo, me preocupa de haber fallado. Y por cierto... ¿Si recuerdas algo de ese día perdido?

—Nada, y me parece poco probable que justamente cuando volvimos a quedar inconscientes todos perdiéramos esos recuerdos y quedamos en posiciones muy similares a las del faz anterior.

—Suena estúpido, pero es como si nuestras conciencias hubiesen sido arrojadas a un futuro cercano. Todo eso ocurrió y hay pruebas, pero aun así no asimilo bien todo lo ocurrido —. Ella se había tendido en el suelo, elevó sus manos y las observó mientras hablaba—. Supongo que solo son limitaciones de la mente humana y todas esas cosas que solo le resultan interesantes a alguien con mucho tiempo libre.

—Pero bien, nadie murió y eso es lo importante. ¿Y por qué no acomodamos las cosas y las dejamos tiradas? Sobre todo con Garup presente... Él no tolera el desorden.

—Creo que lo ves desde donde no es. Todo volvió a caerse.

—Bueno... Que idiota.

Escuchó a Sarah reír. Hasta que aquella risa se detuvo al mismo tiempo en que él sintió nuevamente aquel corrientazo, la mujer había cerrado la boca, se notaba confundida y el miedo se hacía cada vez más visible en sus expresiones faciales. No era el único que tenía esa extraña e indeseada sensación, así que tal vez sí debía contar lo ocurrido preferiblemente sería ella la primera persona en escuchar aquella descabellada situación en la que se vio involucrado poco tiempo atrás. Ambos se miraron en silencio, Sarah abrió la boca, pero volvió a cerrarla, había dudado en hacer aquella pregunta, así que lo mejor sería que él diera inicio a la conversación.

—¿También tienes esa sensación? —preguntó el cemaran—. ¿Como si alguna especie de corriente eléctrica que si bien es débil resulta molesta recorriera tu cuerpo?

—¿En realidad sientes lo mismo? Juraría que me estaba volviendo loca.

—Claro que sí, es realmente extraño.

—Ya que me confirmas que no estoy loca, o que ambos estamos locos y tenemos las mismas alucinaciones sensoriales, creo que podría apostar a que nos encontramos en un campo bastante extraño. Pero no sé si tiene algún efecto adicional aparte de esa pequeña molestia.

Sarah iba a hablar nuevamente, pero en ese instante sintió algo en su mano que le hizo palidecer, el trozo de carne seca se movía, sin pensarlo arrojó aquel alimento lejos; lo que ocurría era algo que hubiese jurado que era imposible acababa de ocurrir. Miró que Mark estaba sumamente asqueado, pero no dejaba que aquello se lograra librar de su agarre. ¿La carne había vuelto a la vida? No, no podía ser, el tejido estaba muerto, lo muerto jamás regresa a la vida. Sintió náuseas, el reflujo se estaba haciendo presente, por lo que tomó distancia y buscó desesperadamente el baño. Por más necesidad que tenía de expulsar lo que había consumido, siendo guiada por el asco de tener algo así en su interior, no salió nada, solamente saliva y agua; no sabía si aliviarse, o llegar al punto de temblar y gritar.



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En el texto hay: alienigenas y humanos, aliens, space opera

Editado: 25.07.2021

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