Alessandra 1 libro de la saga diferentes

Capítulo 2: Clan McLean

Escocía, Las tierras altas 1512

Abrió los ojos apartando las manos de su rostro y miró a su alrededor. Se encontraba de pie temblando todavía del susto, pero ya no estaba en la libreria. La tienda había desaparecido al igual que sus amigas , estaba en un sitio totalmente desierto de gente, no era un bosque más bien era una colina con unos cuantos arbustos. Miro el trozo de cristal de la bola que tenía y la guardo en el bolsillo de la chaqueta. No comprendía nada de lo que acababa de pasarle, grito una y otra vez llamando a sus amigas pero nadie contestó ¿era esa una broma? . Camino un largo rato, pero el camino nunca terminaba, cuando por fin pensó que había encontrado algún sitio donde pedir ayuda se quedó paralizada y sorprendida ante lo que veían sus ojos ¿Era eso una aldea? La gente iba cargando pieles, pescado y otras cosas gritando para vender mientras los niños corrían de un lado a otro jugando. La vestimenta era tan antigua que no entendía por qué vestían ropas desgastadas y algo rotas. Paso entre ellos y noto como la miraban ¿Qué hacían? Los raros eran ellos al ir así vestidos ¿entonces por qué se sentía tan incómoda?¿estaban grabando alguna película? pensó mirando sin poder creerse eso, sin querer choco con una mujer y está la miró mal

-Mira por donde andas, por tu culpa casi se me cae lo único de comer que gane hoy.

Alessandra pidió perdón intentado hablar lo mejor posible el idioma, no hablan muy bien el Escocés y esa mujer lo hacía en un acento un tanto raro. Daba las gracias por haber aprendido el idioma, ya que pensó que le seria útil si iba de viaje ahí. Pero ya estaba empezando a preguntarse por qué estaba ahí si hace poco estaba en la tienda. de pronto oyó como alguien avisaba de que el laird había llegado y todos se pusieron a un lado para recibirlo. Alessandra se quedó parada sin saber que hacer, unos hombres avanzaban a caballo y ella estaba en el camino, pero estaba tan asustada y confundida, que se quedó congelada en su sitio.

-¡¿Como te atreves a quedarte ahí parada?! Muevete mujer.

-Yo...

-Maldita sea, yo me encargo mi laird-dijo Duncan bajando del caballo sujetando a la mujer del brazo-. Estas de suerte hoy mujer, mi laird acaba de ganar algunas tierras y está de humor o si no hoy sería lo último que verías.

-Tu laird...-Alessandra miro detrás del hombre y se quedó pasmada. Era un hombre realmente apuesto, con solo mirarlo podía verse que era alguien importante. Sus miradas se cruzaron y este al ver que la joven no apartaba la mirada maldijo en alto.

-¡Duncan! no perdamos más tiempo. Hoy tenemos que celebrar la victoria. ¡Por fin conseguimos devolver nuestras tierras de esos malditos de los Cameron !-grito Alec orgulloso haciendo que toda la gente gritará de alegría su nombre.

-¿Alec? Imposible...-Alessandra esperaba haber oído mal ¿Todos lo estaban llamando Alec del clan McLean? Imposible, eso tenía que ser una broma-. Suéltame ahora mismo.

-¿Cómo? ¡¡Maldita mujer como te atreves a darme...!!

-¡¡Dije que me soltaras, maldito!!!-grito dejando a todos sorprendidos. Duncan miró enojado a la joven. Quiso agarrarla de nuevo, pero ella fue más rápida, arrebatándole su espada y colocándola sobre el cuello del hombre. Para después mirarlo fijamente a los ojos sin dejar que viera el miedo que sentía en ese momento-. Vuelve a gritarme otra vez y estás muerto maldito.

Alessandra miro a su alrededor, de algo estaba segura y era que ya no estaba en Escocia, no en en la Escocia que estaba hace un momento. Todo lo que ocurría ahí lo demostraba, al principio al oír todo eso su mente intento negarlo, pero cuánto más miraba toda esa escena mas empezaba a hacerse realidad sus sospechas. Había viajado en el tiempo y ese hombre que tenía delante montando su caballo y mirandola con arrogancia no era ni más ni menos que Alec McLean, el hombre que la había fascinado con su historia ¿Cómo podía ser posible eso? ¿Cómo había ocurrido? Se pellizcó el brazo y grito frustrada al ver que no era un sueño.

-Joder, venga ya ¿Enserio?-maldijo mirando el cielo ¿Acaso el universo estaba loco? ¿Por qué ese siglo? En esos tiempos era de lo peor ¿No podía haber sido mejor un siglo más pacífico?-su cabeza estaba apunto de explotar de tanto pensar y darle vueltas a todo lo que estaba paseando ahí.

-Suelta esa espada mujer, se que mi hombre te asustó. Pero una espada es algo serio para que una mujer esté jugando a...

-Ya cállese, por dios. Que mujer ni que mierda dices ¿vendrás con esas ahora de que la mujer no vale para llevar una espada? Joder, ese ahora no es mi problema -susurro eso último maldiciendo, tenía miedo, pero no sabía cómo salir de todo eso sin salir dañada.

-Baja esa espada y te dejaré vivir, hoy es un día muy...

-¿Un día importante? Bueno y a mí que me importa vuestra diversión-respondio indiferente.

-Tu no eres una McLaren-la voz del hombre sonó fría como el hielo, después bajo de su caballo dirigiéndose hacia ella-¿Que haces en mis tierras y como has podido entrar?.

-¿Tus tierras? Ando algo pérdida, simplemente estoy perdida...

-Mujer, pagarás por esta humillación. Te haré mi...-amenazó Duncan.

Alessandra lo miro asqueada y sin más levantó su puño en alto hundiéndolo en su nariz, el hombre cayó gritando y maldiciendo. Los demás bajaron sacando sus espaldas, Alessandra levantó la espada mientras los miraba intentando hacerse la valiente, pero tenia tanto miedo que no sabía cómo actuar. Esa gente simplemente podían matarla y nadie diría nada. Pero estaba preparada para defenderse de esos locos. Daba las gracias de ser policía, Alec levantó la mano para que sus hombres bajarán sus espadas.

-Mujer, sera mejor que dejes de jugar.

-Lo mismo digo, será mejor que ni se os ocurra tocarme, solo quiero descansar. Tuve un día muy largo y no sé dónde estoy, ni por qué llegue a este lugar que no conozco-exploto con la voz temblorosa-. Solo quiero descansar y poder asimilar esto, pero vosotros...maldita sea, si alguien me toca lo mato.




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