—¿Qué es eso? Huele muy rico —preguntó Ian, curioso, saltando de su silla y acercándose a ver lo que estaba cocinando Less. Esta, al verlo tan cerca, lo volvió a sentar rápidamente, temerosa de que pudiera quemarse.
—Te dije que no te acerques, puede ser peligroso. Hoy haremos huevos fritos con jamón y arroz, algo que suelo preparar —dijo, mientras sacaba la olla del fuego y apartaba el arroz después de colarlo.
—Huele muy bien.
Alessandra se giró sorprendida al oír la voz de Alec y sonrió.
—¿No que ibas a entrenar? —le preguntó, sin dejar de concentrarse en la sartén.
—Hoy no, igual me voy dentro de poco. ¿Qué estás cocinando? —preguntó él, acercándose un poco más.
—Siéntate, hice bastante para todos. Estará listo pronto, solo me falta freír los huevos. ¿Ian, me ayudas a poner los platos? —le pidió mientras seguía con la comida.
—¡Sí! Ian quiere ayudar —respondió el niño, y se levantó rápidamente a poner los platos en la mesa.
—Pues aquí está, listo —dijo Alessandra mientras les servía a todos, no pudo evitar reír al ver cómo se miraban dudosos antes de probarlo.
—Probadlo, después me dirán qué tal —les dijo, mientras observaba divertidamente sus reacciones.
Al tomar el primer bocado, Alessandra no pudo evitar reír al ver cómo Ian se quemaba al comer demasiado rápido. Este maldijo en voz baja, pero Alessandra solo le sonrió.
—Sopla un poco y come despacio, ¿sí? —le dijo entre risas, mientras se fijaba en Alec, que la observaba fijamente.
—¿Te gusta? —le preguntó a Alec, sorprendida por la intensidad de su mirada.
—Está muy rico, eres la mejor —respondió Ian en su lugar, con una sonrisa.
—Gracias, cielo —respondió Alessandra, sin apartar la mirada de Alec.
—No sabía que sabías cocinar.
Alessandra se sintió algo feliz al escuchar eso, pero algo se removió en su pecho cuando vio cómo él la miraba. ¿Por qué se sentía así? ¿Acaso estaba enferma? La incertidumbre la hizo desviar la mirada. En ese momento, Duncan, las criadas y la señora Gab entraron en la cocina.
—Huele muy bien... —comentó Duncan, antes de callarse al ver a Alec sentado allí, comiendo.
La señora Gab, al ver la escena, pareció estar a punto de desmayarse.
—Mi laird, pido perdón. Si me hubiera avisado, habría preparado la mesa... —se disculpó la señora Gab, nerviosa.
—No hace falta —respondió Alec con una sonrisa casi imperceptible.
—¡Tiene buena pinta! —dijeron Duncan y Catriona al mismo tiempo, mientras se acercaban a la mesa.
—Pueden probar, dejé más —dijo Alessandra, señalando la olla.
Las criadas sirvieron a los demás, y Alessandra observó a la señora Gab, que parecía dudar si sentarse o no con Alec ahí. Se acercó, la ayudó a sentarse y le sirvió un poco de lo que quedaba, ya que no había hecho mucha cantidad, pensando que no todos querrían.
Volvió a sentarse junto a Ian y lo ayudó a limpiarse, riéndose al ver la cara del niño, que había comido demasiado rápido.
—Mi laird, disculpe si... —comenzó la señora Gab, pero Alec la interrumpió.
—Estoy bien, señora Gab. Siga comiendo.
—¿Entonces está rico? —preguntó Alessandra, observándolo atentamente.
—Bueno... está... no está nada mal —respondió él, evitando mirarla directamente.
—¿En serio? No te cuesta nada decir "sí, Alessandra, está muy rico", pero bueno, viniendo de ti... —comentó ella con una sonrisa irónica.
—Está muy rico, Alessandra —admitió Alec, finalmente.
Todos se quedaron en silencio, sorprendidos por la sinceridad de Alec. Parecía que ni él mismo podía creer lo que acababa de decir. Alec se levantó rápidamente, un poco avergonzado.
—Es mejor que vuelva a mis aposentos. Disfruten de la comida.
—¿Adónde vas? —le detuvo Alessandra, tomándolo del brazo.
—¿Es muy común que las mujeres sean tan atrevidas de donde vienes? —preguntó Alec, molesto, pero también avergonzado.
—Madre mía, ¿sabes qué? Yo soy la que se va a dormir. Tu forma de pensar me agota —respondió ella, apartando su mano del brazo de Alec y girándose hacia Ian. Le dio un beso en la mejilla—. Ian, toma tu jarra de leche y ve con la señora Gab a dormir.
—¿No me contarás historias hoy? —preguntó el niño, con tono triste.
Alessandra suspiró, comprendiendo mejor lo difícil que debía ser madre. Abrió los brazos con una sonrisa, e Ian, emocionado, se levantó de la silla y, dando un salto de alegría, la abrazó con fuerza.
—Pero debes dormir rápido, yo también estoy algo cansada —le dijo mientras acariciaba su cabeza.
—Sí, Less. Ian dormirá rápido —respondió el niño.
—¿Less? —preguntó Alec, desconcertado.
—Es Alessandra, Alec. Solo me llaman Less quienes me tienen cariño —respondió ella, mirando al niño con ternura.
Alec la miró fijamente, como si quisiera decir algo, pero ella simplemente se despidió y salió con Ian. Duncan, que había observado la escena, se acercó a Alec y le puso una mano en el hombro.
—¿Así que también le dicen "Less"? Por lo que veo, solo a los que ella quiere —comentó Duncan, pero se calló de inmediato al ver la mirada fulminante de Alec.
—Duncan, será mejor que vayas a dormir —dijo la señora Gab, viendo lo tenso que estaba el ambiente.
Cuando Duncan se fue, Alec también salió, y la señora Gab, preocupada por la situación, no pudo evitar preguntar.
—¿Por qué Blair no volvió? —dijo Catriona, con preocupación.
—¿Estás preocupada? —bromeó Evanna, riendo.
—¡No es eso! Solo que... —se interrumpió, algo avergonzada.
—¡Basta de pelear como niñas! —regañó la señora Gab, mirando a Nissie, que casi se quedaba dormida sobre la mesa—. Ve a tu habitación.
—Les ayudaré a recoger... —dijo Nissie.
—Dije que no. Si pueden discutir, también pueden recoger —respondió la señora Gab, y las dos asintieron rápidamente.
Mientras tanto, Alessandra se dirigió a sus aposentos despues de haver dejado al niño dormido en su cama, estaba agotada. Ese día había sido largo y complicado. Pero, al igual que ella, Alec también debía estar cansado. Cuando entró en su habitación, se sorprendió al verlo allí, esperándola. ¿Por qué estaba ahí?