CAPÍTULO 2: HALLOWEEN
Estaba corriendo por un pasillo, no sabía hacia dónde me dirigía, solo sabía que debía correr. Tenía miedo, mucho miedo, pero no por mí, sino por él, tenía que salvarlo. Al final del pasillo había una puerta, una puerta rojo sangre, apresuré el paso para llegar a ella, escuchaba pasos veloces detrás de mí. Cuando llegué no pude abrir la puerta, estaba cerrada, los pasos se escuchaban demasiado cerca, me di la vuelta, cuando me encontré con una criatura de ojos rojos, me miraba como si yo fuera el almuerzo, vino corriendo hacia donde mí; no tenía a donde ir, no sabía qué hacer, la criatura saltó sobre mí.
Y entonces me desperté. Me senté en mi cama, estaba sudando, mi respiración se encontraba muy agitada. Mire hacia la ventana, y aún era oscuro, mire mi celular y me di cuenta que eran las 4:30 a.m., de un sábado, y para colmo mi cumpleaños. ¡Mierda! ¿Y ahora qué hago? me pregunté.
Ya que no pensaba volver a dormir después de eso, me levanté agarré mi cuaderno de dibujo, y mis audífonos. No soy buena con las palabras, nunca lo he sido, y por eso siempre he usado el dibujo como una manera de expresión. Estaba sonando “Hands of time” de Rachel Diggs, y pareció como si mis manos tuvieran vida propia, ni siquiera estaba pensando mientras dibujaba en el papel. A mi mente venían imágenes, como si fueran recuerdos de un chico de ojos verdes. Siempre me estaba sonriendo, como si nos conociéramos de toda la vida, pero no eran mis recuerdos, ya que no conocía a ese chico.
Cuando me detuve me di cuenta, que había pasado una hora y ya eran las 5:30 a.m., no entiendo como el tiempo pasó tan rápido, miré al papel era el rostro, visto de perfil de un chico, tenía un cabello castaño y rizado, se le veía corto en los lados, y más largo arriba, algunos rizos le caían en la frente, todo el dibujo estaba en blanco y negro, excepto los ojos, eran de un color verde. No era la primera vez que dibujaba a ese chico, siendo sincera. Deje mi cuaderno a un lado, y volví a dormir un rato.
Abrí los ojos para encontrarme con Rachel y Cameron en mi habitación con un pedazo de pastel. Ambos se sentaron en mi cama y cantaron Feliz cumpleaños de la peor manera posible. Cuando acabaron me quede viendo a mi hermano, antes era un chico flacucho y desgarbado, pero con el tiempo había crecido, hoy, era alto, su cabello negro azabache, por lo general solo se despeinaba el frente y se quedaba así, tenía unos lindos ojos cafés, según él su mejor atributo. Éramos totalmente diferentes, el se parecía más a papá y yo pues… a ninguno a decir verdad.
Nos pasamos el día haciendo lo que dijo Rachel, y déjenme decirles una cosa, no salgan a comprar cosas en Halloween, la gente anda loca por las calles. Llegamos a casa con muchas bolsas, en el día nos habíamos reunido con Olive quien nos acompaño a hacer las compras y había decidido arreglarse en nuestra casa.
Una hora después, me encuentro mirándome al espejo, el vestido era negro con detalles en dorado, me quedaba un poco más arriba de las rodillas, el ruedo de la falda se levantaba, pareciendo un tutu, las mangas eran largas con encaje, el encaje llegaba hasta mi pecho, y se detenía en el escote de corazón. Venía acompañado de unas botas de tacón alto. La cereza del pastel era el sombrero que debía llevar, era un sombrero puntiagudo negro, con una cinta de color dorado. Salí a la sala y debo decir que todos se veían bastante bien en sus trajes de esta noche.
Después de como quinientas fotos salimos, subimos todos al auto de Cameron, y fuimos a la fiesta. Pasamos por una zona de los suburbios y mirando por la ventana del auto veía pasar a varios niños corriendo por la calle, disfrazados disfrutando de su búsqueda de dulces, recuerdo esa época perfectamente, eran buenos tiempos.