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El País de las Maravillas se había calmado tras la restauración del Corazón del Mundo. Alex y Leo vivían como guardianes de un equilibrio renovado, pero en el aire flotaba una inquietud. Las criaturas del País murmuraban sobre ecos lejanos, susurros que parecían provenir de las profundidades de la tierra, donde la luz del Corazón apenas llegaba.
Una noche, mientras Alex dormía, tuvo un sueño extraño: un bosque marchito y en su centro un árbol inmenso, con raíces que se retorcían como si estuvieran vivas. Bajo sus ramas, una figura encapuchada lo llamaba. Al despertar, su pecho estaba agitado.
—Leo, algo está mal otra vez. Vi un árbol enorme y oscuro... creo que el Corazón del Mundo está en peligro de nuevo, pero esta vez el daño no viene de fuera, sino de dentro.
Leo lo miró con preocupación, pero también con determinación. —Entonces iremos. Dondequiera que el Corazón nos necesite, allí estaremos.
La Raíz del Problema
Guiados por el instinto de Alex, los dos se aventuraron más allá de los confines conocidos del País de las Maravillas, hacia un territorio que incluso los mapas mágicos evitaban. Las tierras eran áridas y estaban envueltas en un silencio opresivo. Al llegar a un claro, vieron el árbol del sueño de Alex: inmenso, con una corteza negra como la noche y raíces que se extendían como garras.
Antes de que pudieran acercarse, una voz resonó.
—¡Deténganse! —De entre las sombras emergió una joven con cabello plateado y ojos como espejos—. Este lugar no es para ustedes.
—¿Quién eres? —preguntó Alex.
—Mi nombre es Lyra. Soy la guardiana de los ecos del Corazón. Estoy aquí para proteger lo que queda de su energía... pero temo que ya es tarde. Algo oscuro se alimenta de su esencia.
Alex y Leo intercambiaron miradas. —Déjanos ayudarte —dijo Leo—. Restauramos el Corazón una vez; podemos hacerlo de nuevo.
Lyra vaciló. —La oscuridad que enfrenta ahora no es externa. Son los propios temores y dudas del Corazón manifestados. Si entran al Árbol Raíz, deberán enfrentarse a los fragmentos rotos de su alma.
Dentro del Árbol Raíz
Decididos, Alex y Leo entraron al interior del árbol, donde se encontraron en un laberinto de raíces y sombras. Cada rincón parecía reflejar un recuerdo distorsionado, una versión rota de sus vivencias.
Primero, se encontraron con una visión de ellos mismos discutiendo. Las palabras eran hirientes, llenas de resentimiento y dudas.
—Esto no es real —dijo Alex, sintiendo que su pecho se apretaba—. Pero... ¿y si alguna vez lo es? ¿Y si no somos tan fuertes como creemos?
Leo tomó su mano con firmeza. —Es normal temer, Alex. Pero lo importante no es si discutimos, sino si seguimos eligiéndonos. Pase lo que pase, siempre te elegiré.
Las raíces se retorcieron, pero comenzaron a desmoronarse, liberándolos del primer desafío.
El Guardián de las Sombras
En el centro del Árbol, encontraron una esfera negra, opuesta al Corazón del Mundo. De ella emergió una figura: un guardián oscuro, una versión retorcida de Alex, que los miraba con ojos llenos de furia.
—¿Crees que tu amor es suficiente? —gruñó la figura—. El Corazón se fracturó porque no era perfecto, porque todo tiene un límite.
Alex sintió una punzada de duda, pero Leo se adelantó.
—No tiene que ser perfecto para ser real. Lo importante no es la ausencia de fallas, sino el compromiso de seguir adelante a pesar de ellas.
Con esas palabras, la figura oscura comenzó a desvanecerse, dejando solo la esfera negra flotando en el aire.
La Fusión de los Corazones
Lyra apareció nuevamente, con una expresión de alivio y asombro.
—Han enfrentado las sombras del Corazón. Pero para restaurarlo completamente, deben unirse a él. Sus emociones, su vínculo, son la chispa que puede sanar las heridas.
Alex y Leo se miraron. Sin dudar, colocaron sus manos sobre la esfera. Sintieron un torrente de energía atravesarlos, como si sus almas se mezclaran con la esencia del Corazón. Sus recuerdos, tanto los felices como los dolorosos, se proyectaron en su mente. Pero lejos de romperlos, los hizo más fuertes.
Una explosión de luz dorada llenó el Árbol Raíz, destruyendo las raíces oscuras y devolviendo la vida a las tierras marchitas.
Un Nuevo Comienzo
De regreso al País de las Maravillas, Alex y Leo vieron cómo todo florecía con una intensidad renovada. Las criaturas mágicas los recibieron con alegría, y Lyra, ahora liberada de su deber, se unió a ellos como aliada.
—El Corazón del Mundo está completo otra vez —dijo Lyra—, pero su equilibrio no es permanente. Mientras sigan luchando por él, la luz prevalecerá.
Alex miró a Leo con una sonrisa.
—Este mundo no deja de sorprenderme. Pero contigo, sé que siempre podemos enfrentarlo.
Leo le devolvió la sonrisa. —Siempre juntos, Alex.