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El País de las Maravillas resplandecía como nunca antes. La Llama de los Mundos y el Corazón del Mundo estaban en equilibrio, pero para Alex y Leo, la calma trajo consigo preguntas que hasta ahora habían evitado enfrentar. Cada desafío los había acercado, pero ¿qué quedaba cuando no había batallas que luchar? ¿Quiénes eran cuando el mundo no dependía de ellos?
Una tarde, mientras paseaban por un lago cristalino, Alex rompió el silencio.
—Leo… ¿alguna vez te has preguntado qué significa realmente nosotros? —dijo Alex, mirando su reflejo en el agua.
Leo lo observó con curiosidad. —¿A qué te refieres?
Alex suspiró, jugando con una hoja en su mano. —Hemos enfrentado tantas cosas juntos… pero siento que a veces estamos tan ocupados salvando el mundo que no nos detenemos a pensar qué significa para nosotros estar aquí, juntos. No quiero que nuestra relación sea solo sobre lo que hacemos, sino sobre lo que somos.
Leo sonrió con suavidad y tomó la mano de Alex. —Eso es lo que siempre me ha gustado de ti. No solo piensas en el destino, sino en el viaje. Si quieres descubrir más sobre nosotros, hagámoslo juntos.
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La Invitación del Oráculo del Corazón
Esa misma noche, mientras descansaban bajo las estrellas, un visitante inesperado apareció. Era Lyra, acompañada por una figura desconocida: una mujer etérea con un vestido hecho de hilos dorados que brillaban bajo la luna.
—Ella es el Oráculo del Corazón —anunció Lyra—. Ha venido porque siente que su vínculo tiene un destino más profundo.
El Oráculo se inclinó ligeramente, sus ojos dorados fijos en ellos.
—Alex, Leo, el amor que comparten es poderoso, pero está atado a los hilos del destino que aún no comprenden. Si están dispuestos, puedo guiarlos en un viaje para explorar la conexión de sus almas, para ver cómo sus vidas están entrelazadas más allá de este mundo.
Alex y Leo intercambiaron miradas. Habían enfrentado dragones, sombras y laberintos, pero esto se sentía más personal. Más íntimo.
—Queremos hacerlo —respondió Alex finalmente, tomando la mano de Leo.
El Oráculo sonrió. —Entonces, prepárense para adentrarse en los Hilos del Destino.
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El Telar del Alma
El Oráculo los guió a un valle escondido, donde un telar gigante se alzaba en el centro de un círculo de piedras antiguas. Los hilos que colgaban del telar parecían contener luces y sombras, risas y lágrimas, como si fueran fragmentos de vidas pasadas y futuras.
—Este telar contiene los ecos de sus almas —explicó el Oráculo—. Para entender su conexión, deberán caminar por los recuerdos y emociones que los han moldeado. Pero cuidado: no todo lo que vean será fácil de enfrentar.
Con un gesto, el Oráculo tocó el telar, y una luz envolvió a Alex y Leo, llevándolos a un mundo construido con fragmentos de su propia esencia.
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Capítulos de un Amor Infinito
El Encuentro
Alex y Leo se encontraron en un paisaje que parecía un recuerdo, pero no exactamente. Era la primera vez que se conocieron, cuando Alex había llegado al País de las Maravillas. Sin embargo, esta vez podían escuchar los pensamientos del otro.
Alex, nervioso pero emocionado, había pensado: ¿Quién es este chico? Parece tan seguro de sí mismo… pero también parece que carga algo más profundo.
Leo, detrás de su sonrisa, había pensado: No puedo creer que alguien como él esté aquí. ¿Y si se va como todos los demás?.
—¿Pensaste eso? —preguntó Alex, sorprendido.
—¿Y tú creíste que yo era seguro de mí mismo? —respondió Leo, riendo. Ambos rieron, y el paisaje cambió.
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El Primer Miedo
La escena siguiente era diferente. Era uno de sus primeros enfrentamientos, cuando Leo había estado en peligro y Alex había sentido que lo perdería.
—Recuerdo esto —dijo Alex, viendo su versión más joven luchar desesperadamente—. Fue cuando me di cuenta de cuánto me importabas… y de cuánto me aterraba perderte.
Leo lo miró con ternura. —Yo también sentí miedo, pero no de lo que enfrentábamos. Tenía miedo de no ser suficiente para ti. Pensé que me verías como alguien débil.
Alex se giró hacia él, su voz llena de emoción. —Nunca he pensado eso. Leo, siempre has sido mi fuerza.
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El Futuro Incierto
La última visión fue la más impactante. Era un futuro posible: Alex y Leo estaban juntos, pero el paisaje era distinto, más maduro, con desafíos menos mágicos pero igual de importantes. Se veían enfrentando la rutina, las diferencias, y momentos de duda.
—¿Qué es esto? —preguntó Alex, viendo una discusión entre ellos en esta versión futura.
—Es un recordatorio —dijo la voz del Oráculo, resonando a su alrededor—. El amor verdadero no es un destino, sino una elección que hacen cada día. Cada uno de estos momentos muestra no solo su conexión, sino también el trabajo que requiere mantenerla viva.
Leo tomó la mano de Alex. —Puede que discutamos, puede que tengamos dudas… pero siempre elegiré estar a tu lado. Pase lo que pase.
Alex lo miró, sus ojos llenos de lágrimas. —Y yo a ti.
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El Regreso y la Promesa
Cuando salieron del Telar del Alma, Alex y Leo se sentían diferentes, más conectados. Habían visto no solo lo que los unía, sino también lo que podía separarlos, y entendieron que su amor era tanto una fuerza como una responsabilidad.
El Oráculo los miró con satisfacción. —Han visto los hilos que los conectan, no solo en este mundo, sino a través de todas las vidas. Su vínculo es fuerte porque no se basa en la perfección, sino en la elección.
De regreso al País de las Maravillas, Alex y Leo se sentaron juntos bajo un árbol brillante.
—Leo… gracias por siempre estar conmigo. Por elegir esto, a nosotros.
—Siempre lo haré, Alex. No importa qué desafíos vengan, tú siempre serás mi elección.
Ambos se abrazaron, sintiendo que su amor no solo era más fuerte, sino también más profundo. Y mientras las estrellas brillaban sobre ellos, supieron que, aunque el futuro seguiría trayendo desafíos, siempre tendrían la fuerza para enfrentarlos juntos.