Alex en el País de las Maravillas: El Legado del Sol y la Luna
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Una Profecía Anticipada
Pasaron algunos años desde la llegada de la pequeña Lía, la hija de Alex y Leo. La niña creció rodeada del amor de su familia y del asombroso mundo del País de las Maravillas. Sin embargo, algo extraño comenzó a ocurrir: Lía tenía sueños en los que una figura dorada y otra plateada la llamaban desde los confines del mundo.
Una noche, mientras Alex y Leo miraban a Lía dormir, la Reina Blanca llegó con un pergamino antiguo en sus manos.
—Lía no es una niña común —dijo con una mezcla de admiración y preocupación—. Es el cumplimiento de una antigua profecía. Es el puente entre el Sol y la Luna, las dos fuerzas primordiales que moldearon este mundo. Pero con esa conexión, también atrae un peligro que lleva siglos esperando para despertar.
Alex y Leo se miraron con inquietud. Aurel, ahora un joven fuerte y sabio, escuchaba con atención.
—¿Qué tipo de peligro? —preguntó Leo, tomando la mano de Alex.
—La Sombra Eterna —respondió la Reina Blanca—. Un poder oscuro sellado en la época en que el Sol y la Luna dieron forma al País de las Maravillas. Ahora que Lía está aquí, la Sombra busca liberarse, usando su energía para consumir la luz y la oscuridad por igual.
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El Primer Aviso de la Sombra
Días después, comenzaron a ocurrir fenómenos extraños. La luz del día se tornaba demasiado brillante, cegadora, mientras las noches eran más largas y frías. Las criaturas del País de las Maravillas hablaban de una sombra que acechaba los límites del reino.
Un día, mientras Lía jugaba con Aurel, un temblor sacudió el suelo, y una grieta se abrió frente a ellos. De la grieta surgió una figura oscura con ojos brillantes como estrellas apagadas.
—La niña del Sol y la Luna… —dijo con una voz que parecía absorber todo sonido a su alrededor—. Pronto serás mía.
Antes de que Aurel pudiera reaccionar, la figura desapareció. Lía, asustada pero decidida, se volvió hacia su hermano.
—No dejaré que me lleve. Papá Alex y papá Leo siempre dicen que juntos podemos con todo. ¿Verdad?
Aurel sonrió, aunque su corazón estaba inquieto. —Claro que sí, Lía. Siempre juntos.
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El Llamado del Sol y la Luna
La Reina Blanca explicó que para proteger a Lía y al País de las Maravillas, debían buscar a los guardianes del Sol y la Luna. Estas entidades, aunque dormidas durante siglos, eran las únicas capaces de ayudar a Lía a controlar su poder y enfrentarse a la Sombra Eterna.
—El Guardián del Sol reside en la Torre de la Aurora —explicó la Reina—, mientras que el Guardián de la Luna duerme en el Valle de las Sombras Brillantes. Ambos lugares están protegidos por desafíos que pondrán a prueba su amor, coraje y unidad.
Alex, Leo, Aurel y Lía emprendieron el viaje, sabiendo que su mayor fortaleza era su vínculo como familia.
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La Torre de la Aurora
La Torre de la Aurora era un lugar imponente, bañada en una luz dorada que parecía fluir como un río eterno. En su interior, un laberinto de espejos los esperaba. Cada espejo reflejaba no solo sus imágenes, sino sus dudas más profundas.
Alex se enfrentó a su miedo de no ser lo suficientemente fuerte para proteger a sus hijos. Leo vio un reflejo de sí mismo dudando de su capacidad de guiar a su familia. Aurel vio la posibilidad de no estar a la altura de las expectativas como hermano mayor. Y Lía, con su corta edad, enfrentó el temor de ser una carga para su familia.
Fue Lía quien dio el primer paso, rompiendo el ciclo de dudas.
—No importa lo que veamos aquí —dijo, tomando las manos de sus padres y su hermano—. Somos más fuertes juntos.
Con esa declaración, la luz de la Torre los envolvió, despertando al Guardián del Sol, una figura radiante que les otorgó un fragmento de luz pura.
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El Valle de las Sombras Brillantes
El Valle de las Sombras Brillantes era un paisaje sereno, con una noche eterna iluminada por estrellas plateadas. Sin embargo, estaba lleno de ilusiones que intentaban separar a la familia, haciéndoles creer que estaban solos.
Leo fue el primero en reaccionar, llamando a Alex y a sus hijos a mantenerse unidos. Juntos, cantaron una canción que Lía había inventado y que siempre los hacía reír. La melodía rompió las ilusiones, revelando al Guardián de la Luna, una figura etérea que les otorgó un fragmento de oscuridad equilibrada.
—La luz y la sombra son uno —dijo el Guardián antes de desaparecer—. Únanlas, y podrán enfrentar la Sombra Eterna.
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La Batalla Final
Con los fragmentos del Sol y la Luna, la familia se dirigió al centro del País de las Maravillas, donde la grieta de la Sombra Eterna se expandía. La figura oscura emergió, más fuerte que nunca.
—No pueden detenerme. La niña es mía, y con ella, este mundo será consumido.
Pero Lía, con valentía, se adelantó. —No me tienes miedo. Mi familia me da fuerza, y juntos somos más que suficiente para detenerte.
Aurel, Alex y Leo unieron sus energías con las de Lía, fusionando los fragmentos del Sol y la Luna. Una explosión de luz y oscuridad equilibradas envolvió al País de las Maravillas, sellando la Sombra Eterna para siempre.
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Un Nuevo Amanecer
Con el peligro derrotado, el País de las Maravillas floreció nuevamente. Lía, aunque aún joven, comprendió que su papel como puente entre el Sol y la Luna era importante, pero no lo haría sola.
—Siempre tendré a mi familia conmigo —dijo, abrazando a Alex, Leo y Aurel.
Bajo un cielo donde el Sol y la Luna brillaban juntos, la familia se prometió seguir cuidando del País de las Maravillas y de su amor mutuo, sabiendo que, sin importar lo que viniera, siempre tendrían la fuerza de su unión.