Alex en el país de las maravillas

"Un Día En Familia" capitulo 19

Alex en el País de las Maravillas: Un Día en Familia

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El sol comenzaba a iluminar el País de las Maravillas con tonos dorados. En el palacio, la tranquilidad de la mañana era interrumpida por los sonidos del despertar de la familia.

El Despertar

Alex abrió los ojos lentamente, disfrutando de la calidez de los primeros rayos de luz que entraban por la ventana. Leo estaba a su lado, todavía dormido, con una expresión de paz. Alex sonrió, acariciando suavemente su cabello antes de levantarse para comenzar el día.

Mientras se vestía, escuchó risas desde la habitación contigua. Era Lía, probablemente metida en alguna travesura.

—¡Papá Alex! —gritó Lía, corriendo hacia él con un cepillo lleno de pintura en las manos—. ¡Mira! Estoy haciendo un mural en mi cuarto.

Alex observó sus manos cubiertas de colores y no pudo evitar reír.

—¿Otra obra maestra? Vamos a verla, pero luego, directo a lavarte.

En la habitación de Lía, las paredes estaban llenas de dibujos de flores, animales y, por supuesto, escenas de las aventuras de la familia.

—Es hermoso, cariño, pero creo que el techo debe quedarse blanco —dijo Alex, señalando un par de gotas de pintura que ya habían alcanzado el techo.

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El Desayuno Familiar

En la cocina, Leo y Aurel estaban preparando el desayuno. Leo, siempre organizado, supervisaba mientras Aurel intentaba, sin mucho éxito, voltear unas crepas.

—Es cuestión de práctica, hijo —dijo Leo con una sonrisa mientras tomaba la sartén y mostraba cómo hacerlo.

—¡O tal vez no estoy hecho para la cocina! —respondió Aurel, riendo y lanzando un pedazo de fruta hacia Cael, quien había llegado momentos antes.

Cuando Alex y Lía entraron, el aroma de café y miel llenaba el ambiente. Lía se subió a una silla y comenzó a devorar un panecillo mientras Alex servía jugo.

—¿Algún plan para hoy? —preguntó Alex, sentándose a la mesa.

—Yo prometí ayudar a Cael con su música esta tarde —dijo Aurel.

—Y yo tengo entrenamiento con la Reina Blanca —intervino Lía, inflando el pecho con orgullo.

Leo miró a Alex, cómplice.

—Parece que tendremos la casa para nosotros.

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Un Paseo por el Jardín

Después del desayuno, Alex y Leo decidieron disfrutar de un rato juntos en el jardín. El aire estaba fresco, y las flores, cuidadas por Aurel y su conexión con la tierra, estaban en plena floración.

—Es raro tener un momento de calma —dijo Alex, tomando la mano de Leo mientras caminaban por el sendero.

—Lo es, pero también es importante. Nos merecemos esto después de todo lo que hemos pasado.

Se detuvieron junto al lago, donde el reflejo del cielo parecía un cuadro en movimiento. Leo abrazó a Alex por detrás, descansando su barbilla en su hombro.

—No importa cuántas aventuras vivamos, esto siempre será lo que más valore: estar contigo, con nuestra familia.

Alex sonrió, dejando que el momento lo envolviera.

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Las Aventuras de Lía

Mientras tanto, Lía estaba en el salón de entrenamiento, donde la Reina Blanca la esperaba con paciencia.

—Hoy trabajaremos en tu concentración —dijo la Reina, mostrando un pequeño orbe de luz—. Tu tarea será mantenerlo flotando mientras recorres este laberinto.

—¡Eso suena divertido! —respondió Lía, con una chispa de emoción en los ojos.

Aunque el entrenamiento era difícil, Lía lo abordó con su entusiasmo habitual, llenando la sala con risas cuando el orbe se desviaba en direcciones inesperadas.

—Lo estás haciendo bien, Lía. Recuerda, el equilibrio proviene de tu corazón —la animó la Reina.

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Un Dueto Inesperado

En el estudio de música, Aurel y Cael estaban trabajando en una nueva composición. Aurel, acostumbrado a canalizar energía mágica, descubría que la música también podía ser un medio poderoso para expresar su luz.

—¿Y si agregamos una melodía más suave aquí? —sugirió Aurel, tocando unas notas en el piano.

Cael asintió, ajustando su arpa para complementarlo.

Cuando terminaron la pieza, ambos se miraron, satisfechos.

—Creo que hemos creado algo especial —dijo Cael, inclinándose para besar suavemente a Aurel.

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La Cena y las Historias

Al final del día, la familia se reunió para cenar. Alex y Leo prepararon un banquete sencillo, mientras Aurel y Cael compartían su nueva composición, y Lía relataba sus hazañas en el entrenamiento con gran dramatismo.

—¡Y entonces, casi lo logro, pero el orbe saltó como una rana loca! —exclamó, haciendo que todos rieran.

La noche terminó con la familia acurrucada en la sala principal, disfrutando de la calidez del hogar. Aurel tocaba una suave melodía en el piano, mientras Lía, ya somnolienta, descansaba en el regazo de Alex.

—No importa cuántas aventuras vivamos, estos momentos son los que más me llenan —dijo Alex, mirando a su familia con amor.

Leo asintió, abrazándolo.

—Somos afortunados de tenernos, y no hay nada que no podamos enfrentar juntos.

Mientras la luna brillaba sobre el País de las Maravillas, la familia cerró los ojos, lista para los sueños y el día siguiente, sabiendo que su unión era su mayor fortaleza.



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En el texto hay: romance gay

Editado: 01.12.2024

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