Alex en el país de las maravillas

"El Festival De Las Luces Eternas" capitulo 22

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Preparativos Festivos

El País de las Maravillas se encontraba en plena preparación para el Festival de las Luces Eternas, una tradición que celebraba la unión entre los habitantes del reino y los elementos naturales que lo sostenían. Las calles estaban llenas de vida: farolillos mágicos flotaban en el aire, los árboles parecían brillar desde sus raíces, y una suave melodía resonaba en todos los rincones.

En el palacio, Alex supervisaba los preparativos con Leo, mientras Aurel y Lía ayudaban a decorar los jardines.

—¿Seguro que necesitamos tantas luces? —preguntó Aurel, mirando las docenas de faroles mágicos que Lía seguía colocando.

—Por supuesto —respondió Lía, con una sonrisa traviesa—. ¡El festival se llama Luces Eternas, no Luces Moderadas!

Alex rió desde la puerta, observando a sus hijos. A pesar de las diferencias de edad, Aurel y Lía seguían siendo inseparables, aunque las bromas y discusiones eran inevitables.

—Todo está quedando perfecto, chicos —les dijo Alex—. Pero recuerden que la ceremonia principal será al atardecer. ¿Lía, terminaste con los hechizos para los faroles?

—Casi, mamá. Solo falta darles un pequeño ajuste. —Con un movimiento de sus manos, los faroles comenzaron a parpadear, reflejando estrellas en miniatura.

Leo apareció detrás de Alex, colocando una mano en su hombro.

—Creo que nuestra hija está lista para encargarse de las festividades algún día —bromeó, ganándose una mirada divertida de Lía.

—¡Claro que sí! Aunque, si me dejas, papá, tal vez haga algunas mejoras.

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Un Encuentro Inesperado

Mientras la familia trabajaba en los preparativos, un invitado inesperado llegó al palacio. Era Cael, quien había traído un regalo especial para Lía: una flor luminosa que solo florecía durante el Festival de las Luces.

—Pensé que te gustaría usarla para decorar tu cabello esta noche —dijo, extendiéndole la flor con timidez.

Lía, sorprendida pero agradecida, aceptó el regalo con una sonrisa.

—Es hermosa. Gracias, Cael.

Aurel observó la interacción desde la distancia, arqueando una ceja con curiosidad. Cuando Cael se retiró, Aurel se acercó a su hermana.

—¿Entonces, ahora regalan flores, eh? —preguntó, fingiendo desinterés pero claramente disfrutando del momento.

—Oh, cállate —respondió Lía, aunque no pudo evitar sonrojarse.

Alex y Leo, que también habían presenciado la escena, compartieron una mirada cómplice.

—¿Recuerdas cuando éramos así de jóvenes? —preguntó Alex.

—Claro que sí —respondió Leo, tomándole la mano—. Aunque creo que nosotros éramos más discretos.

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La Ceremonia Principal

Al caer la noche, todos los habitantes del País de las Maravillas se reunieron en el Claro de Cristal, un lugar sagrado donde se realizaba la ceremonia principal del festival. La Reina Blanca estaba al frente, lista para encender la llama eterna que iluminaba el festival cada año.

—Hoy celebramos no solo las luces que iluminan nuestras noches, sino también las que llevamos dentro —dijo, mirando a la multitud—. Cada uno de nosotros es una chispa en este mundo, y juntos creamos una luz que nunca se apaga.

Alex, Leo, Aurel y Lía se encontraban al frente de la multitud, sosteniendo sus propios faroles mágicos. Cuando la Reina Blanca encendió la llama, una onda de luz recorrió el claro, conectando todos los faroles y creando un espectáculo deslumbrante.

Lía, emocionada, miró a su familia y a Cael, quien se encontraba cerca. En ese momento, sintió que todo estaba en su lugar.

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Reflexiones Bajo las Estrellas

Después de la ceremonia, la familia regresó al palacio, pero Lía decidió quedarse un poco más en los jardines, disfrutando de la tranquilidad de la noche. Para su sorpresa, Cael apareció, llevando dos tazas de chocolate caliente.

—Pensé que tal vez necesitarías esto —dijo, ofreciéndole una taza.

Lía aceptó, sonriendo.

—Gracias.

Se sentaron juntos en un banco, observando las luces mágicas que aún flotaban en el aire.

—¿Sabes? Este es mi festival favorito —dijo Lía, rompiendo el silencio.

—¿Por qué? —preguntó Cael.

—Porque me recuerda que, incluso en la oscuridad, siempre hay algo que puede iluminar tu camino.

Cael la miró, su expresión suave.

—Tienes razón. Y creo que tú eres una de esas luces, Lía.

Lía lo miró, sorprendida, pero no respondió. En lugar de eso, simplemente sonrió, dejando que el momento hablara por sí solo.

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Una Familia Unida

Mientras tanto, en el interior del palacio, Alex y Leo observaban a sus hijos desde una ventana.

—Creo que lo estamos haciendo bien —dijo Alex, apoyándose en el hombro de Leo.

—Más que bien —respondió Leo, abrazándolo—. Aurel está encontrando su camino, y Lía... Bueno, creo que nuestra pequeña está creciendo más rápido de lo que esperábamos.

Alex suspiró, pero sonrió.

—No importa cuánto crezcan, siempre serán nuestros hijos.

Leo asintió, besando suavemente la frente de Alex.

Bajo el cielo estrellado, la familia descansó, sabiendo que, pase lo que pase, su unión siempre sería su mayor fortaleza.



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En el texto hay: romance gay

Editado: 22.12.2024

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