Alex en el país de las maravillas

La Navidad Del Sueño.

Alex en el País de las Maravillas: Una Navidad de Ensueño

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La nieve caía suavemente sobre el País de las Maravillas, cubriendo cada rincón con un manto brillante que reflejaba la magia de la temporada. Por primera vez en muchos años, Alex y Leo habían decidido celebrar la Navidad de forma especial, invitando a todos sus amigos y aliados a una gran cena en el palacio.

Lía, ahora en su adolescencia, y Aurel, siempre dispuesto a ayudar, estaban emocionados por los preparativos. Habían pasado semanas decorando el castillo con guirnaldas encantadas, luces que parpadeaban al ritmo de villancicos mágicos, y un enorme árbol en el salón principal que parecía alcanzar el techo.

—¿Crees que es demasiado grande? —preguntó Aurel, mirando el árbol con una ceja arqueada mientras colocaba la estrella en la punta.

—¡Por supuesto que no! —exclamó Lía—. Si no es el árbol más grande de todo el País de las Maravillas, ¿para qué molestarnos?

Alex y Leo observaban a sus hijos desde un rincón, sonriendo ante su entusiasmo.

—Creo que es perfecto —dijo Alex, tomando la mano de Leo—. Ellos están felices, y eso es lo que importa.

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El Misterio del Regalo Perdido

Mientras los invitados llegaban al palacio, Lía se dio cuenta de que faltaba algo importante: el regalo especial que Alex había preparado para Leo. Había estado guardado en su estudio, pero ahora no estaba por ninguna parte.

—¡Esto no puede estar pasando! —exclamó Lía, buscando desesperadamente en cada rincón del palacio.

—Tranquila, Lía —dijo Aurel, tratando de calmarla—. Lo encontraremos.

Los dos se embarcaron en una pequeña aventura por el castillo, buscando pistas sobre el paradero del regalo. Por el camino, se toparon con el Sombrerero Loco, quien, como siempre, tenía una idea peculiar.

—Tal vez el regalo no está perdido... tal vez simplemente se está escondiendo —dijo, guiñando un ojo mientras bebía una taza de té.

—Eso no tiene sentido —murmuró Lía, pero Aurel pareció considerar las palabras del Sombrerero.

—¿Y si alguien lo tomó para darnos una lección? —sugirió Aurel—. Después de todo, en Navidad, lo más importante no son los regalos, sino el tiempo que pasamos juntos.

Lía lo miró, algo incrédula.

—Eso suena muy bonito, Aurel, pero todavía necesitamos encontrarlo.

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La Cena Festiva

Mientras los hermanos seguían buscando, la cena comenzaba en el gran salón. Los invitados estaban encantados: la Reina Blanca, el Sombrerero, los gemelos Tweedledee y Tweedledum, e incluso la Reina Roja habían dejado a un lado sus diferencias para compartir la velada.

—Esto es realmente mágico —comentó Leo, mirando a su alrededor mientras servía un poco de vino espumoso en las copas.

—Lo es —respondió Alex—. Pero me preocupa que los niños no estén aquí.

En ese momento, Lía y Aurel entraron apresurados al salón, cargando un paquete envuelto en papel dorado.

—¡Lo encontramos! —anunció Lía, triunfante.

—Estaba en el invernadero —explicó Aurel—. Al parecer, alguien pensó que sería divertido esconderlo entre las flores mágicas.

El Sombrerero Loco tosió disimuladamente, pero nadie comentó nada.

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El Regalo de Alex a Leo

Con todos reunidos, Alex tomó el regalo y se lo entregó a Leo.

—Sé que la Navidad no se trata solo de los regalos, pero quería darte algo especial para recordarte cuánto significas para mí —dijo Alex, con una sonrisa cálida.

Leo abrió el paquete con cuidado y encontró un libro antiguo, encuadernado en cuero, con el título Los Relatos del País de las Maravillas. Al abrirlo, descubrió que contenía ilustraciones y textos escritos por Alex, narrando sus aventuras juntos desde que se conocieron.

—Alex... esto es increíble —dijo Leo, claramente emocionado—. Gracias.

—Tú me diste una vida llena de magia y amor —respondió Alex—. Esto es solo una pequeña forma de agradecértelo.

Los invitados aplaudieron, conmovidos por el momento.

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Un Deseo Bajo las Estrellas

Después de la cena, la familia salió al jardín para contemplar el cielo estrellado. Las luces mágicas que Lía había colocado flotaban en el aire, creando un ambiente de ensueño.

—Hemos tenido un año increíble —dijo Aurel, mirando a sus padres y a su hermana—. Pero creo que lo mejor de todo es que siempre estamos juntos.

—Eso nunca cambiará —aseguró Alex, abrazando a Leo y a sus hijos.

—¿Hacemos un deseo? —propuso Lía, señalando una estrella fugaz que cruzaba el cielo.

Todos cerraron los ojos, formulando un deseo en silencio.

Cuando los abrieron, el País de las Maravillas parecía brillar aún más, como si las estrellas hubieran escuchado sus corazones.

—Feliz Navidad —dijo Alex, sonriendo mientras tomaba la mano de Leo.

—Feliz Navidad, familia —respondió Leo, rodeándolos con su abrazo.

Bajo las luces mágicas y el cielo estrellado, la familia celebró la Navidad con amor, gratitud y la certeza de que siempre estarían juntos, pase lo que pase.



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En el texto hay: romance gay

Editado: 22.12.2024

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