Volvió a despertar con un sudor tremendo y con un frío que le recorría el cuerpo, ya era hora de contarle al doctor Hubbles lo que pasaba. Un poco asustado por su sueño, Alex se levantó del sofá y se dirigió hacia la puerta. Cuando salió lo primero que vio fue a su madre, esperando por él en la acera.
―Alex, vámonos rápido― dijo―. Aún debo ir al turno nocturno.
Alex subió al auto y se abrochó el cinturón del copiloto. "Debo llegar, es necesario decirle a Hubbles". El chico inspiró pesadamente y sacó el aire rápidamente, estaba muy atemorizado.
― ¿Cuánto llevabas dormido?― preguntó su madre mientras avanzaban por la calle.
―No lo sé, creo que más o menos dos horas, o eso creo― dijo Alex intentando sonar tranquilo.
―No deberías despertarte hasta esta hora.
―Sí, bueno― dijo Alex en un bostezo―. Quizá si pudiera haber dormido un poco más.
La señora Reidfield puso los ojos en blanco, rió tímidamente, encendió la radio y encontró la estación de música.
"Bienvenidos a Radio Gummy".
La señora Reidfield cambió de estación con una risa hilarante.
― ¡Hey!― Protestó Alex―. Eso no es justo.
―Créeme, algún día cambiarás tus gustos musicales por algo con más clase― la señora Reidfield volvió a cambiar las estaciones de la radio hasta encontrar las noticias.
― ¿Algo con más clase?― preguntó Alex con sarcasmo.
―Yo escucho cosas con clase, pero esto es interesante de la misma forma.
―Aja sí, claro― decía Alex con los ojos en blanco.
―Bien, mejor guarda silencio y escucha― dijo la señora Reidfield mientras subía el volumen de la radio.
"Bueno, entonces vamos con nuestro compañero en investigación, Harvey Holes, buenas tardes Harvey".
El señor Holes dijo lo que Alex llevaba todo el día tratando de impedir escuchar.
"Buenos días Patrick, de acuerdo con el informe de las muertes de los trece policías de esta mañana en Lux Village, nos han informado que nuevas muertes se han presentado al lugar a donde ha ido esa criatura, también debemos informar que los restos de la persona desaparecida Franklin Doll fueron hallados entre los escombros que investigaba la brigada de limpieza que se encontraba en la mansión Fellon esta mañana. Hasta ahora han ocurrido cincuenta y cuatro decesos más en los últimos dos lugares donde se ha presentado la bestia. Las autoridades de los Estados Unidos ya preparan todo su arsenal ya que en cualquier momento podría llegar a Manhattan. En mi opinión no creo que las armas funcionen contra esta bestia, así que preparémonos para lo peor. Hasta aquí mi reporte, Patrick".
Alex se quedó tieso del susto, la criatura sobrevolaba los cielos y en cualquier momento llegaría a Manhattan. ¿Acaso el señor Holes había dicho "lo peor"?, ¿Y qué significaba eso?, como fuese él ya estaba muerto de miedo y se notaba mucho.
― ¿Alex?― preguntó su madre.
―Sí, mamá― dijo Alex después de tragar saliva.
―Estás sudando― mencionó la señora Reidfield―. ¿Estás seguro de que te encuentras bien?
―Claro, es solo que...― Alex pensó durante segundos, que a él le parecieron eternos, un pretexto―. Es demasiada clase para un chico de once años, además... recordé que Mel no estaba en casa.
―No seas tan dramático, pon tu estación si quieres, y Mel está con su amiga Jordan― Alex cambió de estación con una risa falsa para no levantar sospechas.
Llegaron pues, al consultorio del doctor Hubbles, un alegre edificio color marrón. La madre de Alex se despidió con un beso, le dijo que lo amaba y después se fue.
Alex entró por la puerta principal y se encontró con la recepcionista, una mujer muy delgada con la cara aplastada en forma de balón de futbol americano y una gigantesca nariz, llevaba el cabello rojizo suelto hasta los hombros y tenía un pequeño lunar bajo la barbilla.
―Alex― dijo ella―. ¿De nuevo por aquí?― notó en la cara del chico el miedo que lo recorría y preguntó―: ¿Qué te pasa amiguito?
―Necesito ver al doctor Hubbles de inmediato, debo contarle algo― dijo Alex olvidando por completo su calma improvisada, necesitaba hablar con alguien sobre su sueño, alguien que lo interpretara.
―Pero, ¿por qué tan asustado?
―Por favor, solo dígale que he llegado.
―De acuerdo. Doctor Hubbles― dijo la secretaria―. Lo buscan.
―Que pase― respondió Hubbles desde una habitación al fondo del pasillo.
Alex entró y lo primero que notó fue el peculiar olor a galletas de chocolate del consultorio, eso lo tranquilizó un poco, pero seguía temblando y con respiración entrecortada.
―Siéntate Alex, por favor― dijo Hubbles con su peculiar voz calmada.
―Doctor― dijo Alex un poco más tranquilo ―Debo contarle algo.
― ¿Qué es?― preguntó Hubbles.
―Tuve un sueño, era horrible y gracias a lo que ocurrió ayer en Lux Village― se estremeció mientras inspiraba―. Bueno...
― ¿Un sueño?― preguntó Hubbles―. ¿De qué tipo?
―Horrible. Muerte, por doquier.
Hubbles fue a su escritorio corriendo. Le indicó a Alex que se sentara en una silla de dentista. Abrió un cajón, de ahí sacó un reloj de bolsillo.
―Verás, Alex― dijo Hubbles―. Para entender los sueños, los psicólogos normalmente hipnotizamos a los pacientes para que nos expliquen lo que ven, ya sabes. Así podremos entender tu miedo y buscar un control.
Hubbles se acercó a Alex y le indicó que se relajara, posteriormente comenzó a mover el reloj de lado a lado, indicando que durmiera. El sonido de las manecillas moviéndose, el olor a galletas y todo lo que le rodeaba a parecer lo cansó, y en cuanto Alex se quedó dormido empezó la pesadilla.
―Bien Alex― dijo Hubbles, cuya voz se oía ya muy lejana―. ¿Estás en tu sueño de siempre?
―Si― contestó el chico involuntariamente, no sentía que sus labios se movieran, pero aún así estaba hablando.
―Bien, dime lo que ves.
―No veo muy bien, como siempre está todo oscuro.
― ¿Qué sientes?