Alex Reidfield y el Camino de la Serpiente

14. EL CAMINO DE LA SERPIENTE

Alex recordó lo que había dicho María, el Camino estaba plagado de monstruos, así que debían tener cuidado, la comida que llevaban era suficiente, ya que se habían detenido un tiempo para cazar. Las provisiones que habían sacado de las casas abandonadas los reconfortaban aún más, llevaban mantas, agua del río del bosque, unas linternas (Que no servían para nada) y varias cosas un poco más insignificantes, pero que para ellos tenían mucho valor, como el retrato de la familia Anderson que Alex había guardado en su mochila. Todo estaba tan tranquilo, nadie hacía ningún ruido, los chicos no querían moverse siquiera, sabían que cualquier movimiento en falso significaría la muerte. De pronto el móvil de Alex comenzó a sonar, era Sam la que llamaba.

―Alex, ¿estás bien?, ¿dónde estás?

―Sam, estoy bien, estoy dentro del Camino.

― ¿Cómo están tus amigos?

―Nathan está bien, tranquila.

― ¿Y Jeff? ―Alex no quiso contestar esa pregunta, por lo que cambió un poco el tema.

―Sam, ¿cómo has estado tú?, ¿cómo está tu padre?

―Ha mejorado mucho, ya logra decir palabras completas.

―Qué bueno Sam ―dijo Alex satisfecho de que hablaran de otra cosa―. Hey, ¿Cómo conseguiste mi número?

―Jeff, me ha dicho que te llamara de vez en cuando para confirmar que seguías con vida ―Sam rio―. Sí, bueno, me debo ir porque ya llevo casi una media hora hablando contigo. Enserio hablas muy lento.

― ¿Media hora?, han sido dos minutos.

―Pues he revisado mi reloj y de hecho han pasado treinta minutos, me tengo que ir, te quiero mucho Alex, cuídate.

Alex colgó el móvil, y Nathan le preguntó:

― ¿Tan rápido media hora señor Casanova?

―Pues por lo que dijo Sam si, han pasado treinta minutos. Eso significa que el tiempo pasa más lento aquí.

― ¿Y eso que quiere decir? ―preguntó Ash.

―Que debemos apresurarnos para no quedarnos aquí toda la vida.

Comenzaron a caminar, el Camino se extendía cada vez más, al parecer no tenía fin, pero a poca distancia se distinguía una especie de letrero de madera.

―Bueno, avancemos ―dijo Alex.

Dieron un paso y se oyó una especie de gruñido, se detuvieron en seco. Cada vez se oía más cerca y más fuerte pero no sabían de dónde provenía, de pronto algo saltó de debajo, ahora frente a ellos se encontraba una sombra enorme. El bicho salió a la luz, era una especie de criatura de cinco metros con cuerpo de langosta, pinzas y cresta de triceratops y cara humana, ojos verdes completamente, cuerpo gris roca y seis patas perfectamente alineadas como un cangrejo gigante, Alex giró el botón del reloj y el traje salió, Nathan sacó su daga y Ash corrió a esconderse, tapándose la cabeza con las patas, deseando estar en otro lugar.

― ¿Que hacen aquí?, ¡lárguense o mueran! ―siseó el monstruo.

―Morir no son nuestras intenciones ―dijo Nathan.

― ¿Largarnos sí? ―preguntó Ash esperanzado.

―No estás ayudando, viejo ―dijo Alex blandiendo su espada hacia el monstruo.

Alex se lanzó hacia él con espada en mano, dispuesto a cortarle el cuello al monstruo, pero este se le adelantó y lo golpeó con una pinza gigante.

― ¿Acaso crees que puedes vencerme, mocoso? ―dijo el monstruo.

Alex solo pensaba en decirle cosas como: "Ya cierra la boca o te venderé a un restaurante". Nathan intentó atravesar la coraza del bicho, pero éste se defendió y de un coletazo lo golpeó haciendo que se estrellara contra las rocas.

― ¡Nathan! ―gritó Alex y se lanzó de nuevo hacia el monstruo que se defendía y rugía con más intensidad cada vez.

El monstruo escupió una especie de ácido color verde, pasó rosando a Alex y chocó en la pared, la cual comenzó a fundirse en el acto, "Eso es intenso" pensó. Alex supo en ese momento que debía tener más cuidado y se lanzó de nuevo al ataque, un corte, dos cortes, tres cortes directos a la región torácica del monstruo el cual rugió de dolor y lanzó una mordida a Alex, este la esquivó y lanzó un último corte, cortándole el cuello, el monstruo cayó, su cabeza rodó y el chico supo que había ganado, después volvió su mirada hacia Nathan, el cuál seguía tendido en el suelo, inconsciente y sin moverse, Alex corrió hacia él.

―Nathan, tú no te vayas, no me dejes amigo, la profecía solo decía uno, solo uno, no dos, mis amigos no.

Ash se acercó a Alex.

― ¿Por qué no nos ayudaste?, quizá nadie hubiera salido herido ―dijo Alex sollozando con mucha tristeza

―Lo siento Alex, pero los monstruos del Camino de la Serpiente tenemos prohibido con pena de muerte lastimar a otro monstruo ―dijo Ash―. No podía hacer nada.

―Pero ¿por qué no rompes reglas para ayudarnos?, casi morimos.

―Lo de pena de muerte no se refiere a juzgar ni nada por el estilo, si un monstruo lastima a otro se produce una explosión tan grande que acabaría con una ciudad.

― ¡¿Es enserio?! ―gritó Alex entre desconcertado y asombrado.

En ese momento Nathan se retorció y balbuceó algo similar a "Tengo hambre". Alex lo recostó en una roca grande hasta que se recuperara.

Pasaron más o menos dos horas, y Nathan despertó, Alex se sintió como si le hubieran quitado un gran peso.

Hicieron una fogata, comieron un pedazo de conejo asado cada uno y Nathan finalmente habló:

― ¿Profecía?

― ¿Que acaso no estabas desmayado en ese momento? ―contestó Alex.

―No, no me cambies el tema, mencionaste una profecía, dila.

―Fue un sueño solamente Nathan.

― ¡Dila!

―Bien... ―dijo Alex sabiendo que no podría hacer cambiar de opinión a Nathan, así que usando toda su memoria respondió―: "El enemigo se acerca, el héroe lo sabe, tres iniciarán el viaje, entrarán al infierno mismo y desatarán la furia monstruosa, completarán el lugar y por una decisión a los secuestrados salvarán, o los matarán. Un amigo se sacrificará por todos..." y algo sobre unas rocas.

―Alex, eso no suena a coincidencia, ya estamos en el infierno mismo, que más faltará.




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