Álex (viaje de fin de curso 2)

La novia

- ¡El semáforo estaba en rojo! ¡Lo puede preguntar a cualquiera! ¡Seguro que estaba con el móvil y no se ha dado cuenta!- la voz aguda de una mujer me taladra la cabeza.

Abro los ojos con cuidado viendo caras borrosas a mi alrededor, la cabeza me palpita y la muñeca me duele mucho, intento mover la mano, un dolor intenso me sube desde ésta hasta el hombro.

- No te muevas, hijo- la voz tranquila de un hombre me detiene- Ya hemos llamado a la ambulancia y viene de camino.

- ¿Qué... ha pasado?- enfoco la mirada y ante mí está la cara amable de un anciano.

- La conductora dice que te tiraste a su coche.

- ¿Qué? ¡Eso no es verdad!- intento incorporarme pero el anciano no me deja, al moverme siento cómo me duele cada fibra de mi cuerpo, así que no me opongo y me dejo caer sobre el asfalto- Alguien me empujó- digo respirando agitado.

- Tranquilo, no debes alterarte- dos agentes de policía se colocan a mi lado- ¿Ves bien?- Asiento sin ganas de hablar, mientras, me revisan el cuerpo buscando alguna herida grave- Sólo ha sido un golpe, has tenido mucha suerte muchacho- me sonríen para tranquilizarme- ¿Viste a quién te empujó?

- No, sólo sentí cómo me empujaban y el golpe.

- ¡Álex! ¿Estás bien?- la cara preocupada de Dafne aparece en mi campo de visión.

- Señorita, no puede acercarse- intenta pararla un agente sin conseguirlo, sentándose a mi lado me toma la mano que no está herida con delicadeza.

- ¿Has visto quién ha sido?- juraría que ella estaba mirando en mi dirección cuando me tiraron a la carretera.

- No, no pude ver nada, había mucha gente y estabas bastante lejos- aparta su mirada apenada- ¿Seguro que te encuentras bien?

- Estupendamente ¿Qué es eso que vuela por allí? Parece una luciérnaga lila ¿La ves?

Ella mira asustada a donde yo le indico, la cara se le pone pálida al creer que tengo una alucinación. Intento contener la risa, uno porque me duele al  respirar y dos, para continuar la broma.

- Pues me parece que no es lila, rosa fucsia más bien- contesta muy seria mirando como si de verdad hubiera algo ahí.

- Te confundes, es lila con purpurina.

- Tu sí que estás confundido si puedes bromear después de que te atropellen- sonríe

Los agentes nos miran como si estuviéramos locos, el más alto rueda los ojos y niega con la cabeza.

- ¿Agente, queda mucho para la ambulancia?- pregunta ella a uno de ellos.

- Está a punto de llegar- contesta el que me está vigilando mientras que el otro habla con la señora que me arrolló intentando averiguar algo más.

- ¿No tienes que estar en el rodaje?- recuerdo que estaba muy apurada por terminar.

- ¿Es que te quieres deshacer de mí?- se lleva la mano dramáticamente al corazón.

- La ambulancia ya va a llegar y no quiero molestarte- dice mucho de su forma de ser que se haya preocupado de una persona que acaba de conocer.

— No te preocupes, el rodaje se ha suspendido hasta nuevo aviso, además Miles me pidió que te acompañara para ver si te podía convencer y cómo están los ánimos mejor no llevarle la contraria.

- ¡Ouchh, eso ha dolido!- pongo una falsa cara triste- ¡Y yo que creía que habías venido por mí!

- Habría venido aunque Miles no  lo hubiera dicho ¡Me has dado un gran susto! Saliste despedido cómo uno de esos muñecos de pruebas de los coches- aprieta mi mano.

— Gracias— le digo de corazón al ver que es verdad.

— ¿Chico éste es tu móvil?— el agente me enseña el aparato aplastado y con la pantalla rota.

— ¡Mi móvil! ¿Pero qué le ha pasado?— ¡Joder, era un regalo de mi abuelo Fede!

— Le ha pasado unas cuantas toneladas por encima— contesta el graciosillo del otro policía.

El móvil siniestrado nos sobresalta a todos los presentes al empezar a sonar con un pitido agudo y a lanzar destellos, el agente asustado lo tira estrellándose contra el suelo rompiéndose en pedazos.

— Era tu madre— dice agachándose para recoger los trozos de mi móvil último modelo.

— ¿Mi madre? ¡Se va a llevar un susto de muerte cuando le diga lo del accidente!— con tanto jaleo no he pensado en mis padres.

— ¿Quieres que la llamemos?— se ofrece el destroza móviles.

— No, no, si llama la policía se va a temer lo peor.

— Lo haré yo, dime el número— se levanta Dafne para llamar.

— No te conoce y...

— ¡Qué complicado eres! ¿Quieres llamarla tú?— me ofrece el teléfono. Niego con la cabeza con un nudo en la garganta al imaginar el disgusto que le voy a dar— Ahora vuelvo— se aleja unos metros.

En ese momento por fin llega la ambulancia, el médico rápidamente me examina de pies a cabeza, mientras tanto, el enfermero me pone una vía con un calmante para el dolor.

— A simple vista, tienes algunas contusiones de la caída, posible fisura en una costilla y fractura en la muñeca, debemos llevarte al hospital para confirmarlo— lo miro adormilado, el calmante debe de ser bastante fuerte— ¿Alguien que te acompañe?— las palabras se me mezclan.

— Yo— aparece Dafne agitada— soy su novia— la miro sin verla casi inconsciente. ¿Ha dicho que es mi novia? Sonrío bobamente antes de caer dormido pensando que es muy guapa y una mentirosa.

 

 

— Álex, despierta— unas palmaditas de unas manos frías me saca del plácido sueño— Tenemos que ponerte el pijama para llevarte a hacerte una resonancia— siento frío al quitarme la sábana que me cubre.

— Yo puedo— me despierto de sopetón al pensar que una extraña me vea en ropa interior.

— No puedes moverte hasta que estemos seguros de que está todo bien— me dice cómo si fuera un niño pequeño— ¿Quieres que lo haga yo o tu novia?

— ¿Mi novia?— veo por un resquicio de la cortina a Dafne.

— Sí, tu novia, amiga, lo que seáis— dice impaciente.

— Usted me parece bien— noto la cara ardiendo mientras la enfermera me desviste con cuidado, pensar en las delicadas manos de Dafne desnudándome  ha hecho que otra parte de mi anatomía se despierte, la enfermera lo ha visto e intenta disimular.




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