Álex (viaje de fin de curso 2)

Entre rejas

— Las grabaciones de las cámaras han desaparecido— Luis nos recibe en su despacho de la comisaría, dos semanas después del incidente ya por lo menos puedo andar un rato sin estar agobiado por el dolor.

— ¿Cómo puede ser eso?— mi madre mira a su hermano pidiendo explicaciones.

— Lo estamos investigando, puede ser que se borraran accidentalmente, que precisamente las dos cámaras que enfocaban el paso estuvieran rotas— se encoge de hombros—de momento no he podido averiguar más.

— O podría alguien haberlas borrado— mi madre sigue con la teoría de que el ex de Dafne es el culpable.

— El sitio está vigilado por guardias de seguridad, se necesita un pase especial para entrar, es casi imposible.

— Pero pudiera ser ¿No?— ella sigue insistiendo.

— ¿Sabes algo que no nos has contado?— mi tío no es tonto y tanta insistencia lo ha puesto alerta.

— No, no vi nada— mi madre frunce la boca.

— ¿Miriam?— pregunta a su hermana, la conoce muy bien.

— No sé, hay una chica que...

— ¡Mamá!

— Álex, deja hablar a tu madre— él siempre dice que su hermana es mejor detective que muchos de sus hombres.

— Para resumir, el novio no estaba muy contento con que lo hubieran dejado y apareció Álex, estoy segura de que se puso celoso, en el hospital los amenazó a los dos.

— ¿Por qué no me lo has dicho antes? ¿Cómo se llama?— teclea su ordenador.

— ¿Álex?— me pregunta mi madre.

— No lo sé, no tengo ni idea.

— Ahora mismo lo averiguo— mi madre sale con el teléfono móvil a llamar seguramente a Dafne, la chica habla todos los días con mi madre para preguntar por mí, desde el día en que se fué no he cruzado una palabra con ella, Miriam pone cualquier excusa cuando pide hablar conmigo, le tiene aprecio pero la quiere fuera de mi vida.

— Luis, ¿Tú no tienes un sobrino que se llama Alejandro Vasallo?— un policía irrumpe a la vez que mi madre sale, al escuchar mi nombre vuelve a entrar— ¿Reside en Miramar?

— Si, éste es— me señala, yo me quedo mirando al agente, temeroso de lo que pueda decir.

— Acabamos de recibir una denuncia en su contra, agresión a un varón con resultado de rotura de tibia y peroné.

— ¿Qué?— mi madre y yo alzamos la voz al mismo tiempo.

— ¿Quién lo denuncia?— el policía le entrega una carpeta a mi tío, que se pone a leerla rápidamente— ¿Conoces a Ignacio Téllez?— levanta la mirada de los papeles.

— No— contesto después de pensar un rato.

— Dice que el día 1 de Julio, lo seguiste después de que lo amenazaras con darle una paliza porque se encontró de casualidad en el hospital con su ex novia y que cumpliste con la amenaza junto con dos personas a las que no pudo ver cuándo lo golpearon.

— ¡Eso es mentira! ¡Yo no he pegado a nadie!— me levanto de la silla— ese es el tipo del que te estábamos hablando, el ex de Dafne— ¿Será caradura? Me pega él y luego me denuncia falsamente.

— ¿Qué día ocurrieron los hechos?— mi madre parece muy tranquila.

— El uno de Julio, ¿No es ese el día en que nació Laura?— ella asiente con la cabeza y Luis vuelve a mirar las páginas— Dice que fué a las tres de la mañana—me mira sonriendo— Entonces claramente es una denuncia falsa — le entrega la carpeta al policía— mi sobrino estaba en el hospital después de ser atropellado, es imposible que le diera una paliza, yo mismo fui a visitarlo y dormía cómo un bendito por los fuertes calmantes a esa hora.

— Sabes que tenemos que interrogarlo Luis— me dejo caer en la silla conmocionado.

— Álex, sólo te harán unas preguntas, la denuncia no llegará a ninguna parte, hay muchos testigos de que tú estabas en el hospital, es un trámite.

— ¡Mi hijo no ha hecho nada! Usted no se lo lleva a ninguna parte— se coloca delante mía.

— Miriam, no lo pongas más difícil, no pisará la cárcel— la aparta con cuidado.

— Vamos, muchacho— me apremia el compañero de mi tío— todo se arreglará pronto.

 

 

— No entiendo nada— el banco de la sala del juez cruje debajo de mí— no entiendo nada— me llevo las manos esposadas a la cara. Mi madre de pie llora en los brazos de Luis que está sin palabras, asombrado  por la increíble decisión del juez, a pesar de todas las evidencias ha decidido que habrá juicio y que si quiero estar en la calle hasta que se produzca tendré que pagar una fianza de cincuenta mil euros.

— ¿Tenéis el dinero?— ella sigue llorando en sus brazos— Si no quieres que vaya a la cárcel debes ingresarlo ya.

— ¿No puedes hacer nada?— se separa de él limpiándose las lágrimas.

— Tengo las manos atadas— demasiado ha hecho Luis por mí, el juez me ha tenido dos días encerrado esperando el juicio y ha usado todos sus contactos para tenerme aislado en una celda sin contacto con otros delincuentes.

— Pablo no puede hacer el ingreso hasta mañana, los bancos están cerrados allí a estas horas, hasta que no abran no podrá hacer la transferencia, de todas formas no tenemos todo el dinero— en el tiempo que no ha estado trabajando mi padre,  han tenido que tirar de los ahorros, menos mal que ha conseguido un trabajo, el único y más importante inconveniente es que tiene estar en Sidney seis meses, luego lo destinaran a la sede de nuestra ciudad, hasta entonces mi madre y yo estamos solos.

— Yo puedo dejarte algo— se ofrece Luis, pero ella niega con un gesto.

— Luis, de verdad que no entiendo cómo estamos en esta situación— la angustia de mi madre se puede palpar.

— Ignacio Téllez es hijo de uno de los abogados más importantes de este país, un cabeza hueca con mucho dinero y muy mala leche. Su padre lo saca de todos los líos en que se mete sin consecuencias. No puedo creer que también este Juez le favorezca— dice bajito, no le vayan a escuchar— ¿Por qué no llamas a la chica y que hable con él? Quizás haga que quite la denuncia.

— Os he dicho que no, no quiero meterla en esto, ese tío es un psicópata, no quiero que ella se involucre con él otra vez— es lo único claro que tengo en este momento.




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