Alex y Kate

Capítulo 6

Alex era muy persistente en su meta para deshacerse de Kate. Una idea para una solución apareció en su cabeza. Luego de repintar el techo de su habitación salió dejando a Kate mirando la televisión. Ella amaba el bloque de caricaturas de la tarde. Ese era uno de sus pocos momentos de paz. A Alex no le importó comprar un televisor nuevo con tal de conseguirlo.

Regresó con un chamán. Era el abuelo de uno de los meseros del restaurante al que solía ir a almorzar. El rumor del bar embrujado llegó a todos los oídos del pueblo. Esto causó que los negocios de casas bendecidas aumentaran sus ventas y se volviera rentable. Autoproclamados chamanes y exorcistas iban de casa en casa para expulsar cualquier espíritu maligno que la habitase. Alex ayudó al chaman a entrar. Era un hombrecillo calvo y arrugado. Cargaba una pesada mochila que hacía de segunda joroba.

Alex se ofreció a llevar su mochila, pero este se negó.

El chamán abrió su mochila, estaba lleno de amuletos mágicos, y sacó un frasco lleno de polvo blanco que le hizo recordar su niñez a Alex. Llenó su palma con ese polvo blanco y lo sopló. Las partículas se extendieron por la habitación. Llegaron a la nariz de Kate haciéndola estornudar.

Kate mandó al carajo a Alex y este no dejaba de reírse.

—No se ría. Esto es serio — dijo el chamán. Este veía como un poco de polvo flotaba en una misma dirección, alejado de los demás.

—Lo siento.

—Siento un extraño cosquilleo en mi oído. Esta es una evidencia de que este lugar está embrujado.

El anciano sacó un frasco que contenía un líquido blanquecino.

—Qué asco, ¿Cuánto tiempo estuvo recolectando esto? — preguntó Kate asqueada. Sacó su lengua casi transparente.

—Cállate — le susurró Alex —. Pronto te iras.

El chamán abrió el frasco y un olor repugnante llegó a la nariz de Alex. Alex se imaginaba a si mismo con el olfato de un perro paseando por una alcantarilla. El chamán pasó los dedos por el líquido blanquecino y se los metió en la boca.

Fantasma y ladrón estaban asqueados.

Sin que Alex se diera cuenta, el Chamán metió su dedo en la boca de Alex. Ese líquido tocó su lengua y era el equivalente a que un gas radiactivo irradiara unos cultivos. Alex escupió en el suelo varias veces. No importaba cuantas veces escupiera, el sabor quedaría en su boca por mucho tiempo.

—¿Todas estas molestias para deshacerte de mí? Si soy tan adorable — Kate sonrió de una forma que era muchas cosas menos adorable —. Apuesto que alguien, con problemas en los riñones, meandose en tu boca tendría un mejor sabor.

Alex la ignoró. No tenía sentido decirle que se calle.

—¿Qué se supone que es esto? — preguntó Alex.

—¿Sabes que los espíritus puedes poseer a los vivos? — preguntó el chamán esquivando la pregunta de Alex.

Alex se puso pálido al escuchar esta pregunta.

—Para eso sirve el líquido blanco, sirve como barrera para evitar que los espíritus entren dentro de tu cuerpo. Por eso tienes que metértelo por la boca, la nariz y los oídos.

Sin pensarlo dos veces, Alex metió los dedos en el frasco. El líquido estaba tibio. Se lo metió en la boca, en la nariz y en la oreja.

—También te sugiero que te lo pongas ahí abajo, ya sabes — Kate soltó unas risitas — en tu manguerita. Puedo entrar por ahí. Por nada del mundo entraré por el otro lado.

Alex tragó saliva. Las palabras de Kate distrajeron a Alex. Se olvidó temporalmente del sabor del líquido y esa horrible sensación en su nariz y oreja. Lo último que quería hacer Alex era darle la razón a Kate, pero ese líquido tenía un sospechoso parecido al semen. Alex sentía como si alguien se hubiera eyaculado en su oreja.

El chamán le entregó un frasco de perfume a Alex.

—Este líquido protegerá tu hogar de los malos espíritus venideros. Ponlo en cada rincón de la habitación. Una vez hayas terminado me tienes que ayudar a deshacernos del espíritu que vive en tu casa ahora mismo.

Al escuchar esas palabras, Alex se sintió como un niño que sabe que va a recibir su juguete favorito en navidad. Roció a Kate en la cara y ella lo volvió a mandar al carajo. Con mucha alegría, Alex obedeció la orden del chamán y roció cada pared, esquina y objeto existente en la habitación. Su maletín lo roció dos veces.

El chamán sacó de su mochila unos lentes empañados, un cuy y una linterna de luz blanca. Su plan era atraer el espíritu de Kate y hacerla entrar dentro del cuy; luego matar al cuy para obligar a Kate a volar al más allá.

El chamán limpió sus lentes con un frasco sucio y se los puso. Esto le ayudará a ver al fantasma.

Y funcionaron.

El chamán era un fraude, la idea de los lentes la sacó de la película 13 Fantasmas. Todo era un engaño, una excusa para cenar estofado de cuy con 300 soles en el bolsillo. Kate estaba flotando frente a él. Tan cerca que podía oler la carne podrida y el plomo. El fantasma tenía una bala en la frente y un rostro morado y agusanado.

Al chamán se le cayó la dentadura postiza. Luego él mismo cayó al suelo. Alex salió del baño luego de rociar el inodoro y su propio pecho. Vio el cuerpo del chamán y a Kate flotando a su lado.



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En el texto hay: ladron, humor negro, fantasmas y venganza

Editado: 10.08.2024

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