Alexander Evans

Atentado

Narra Seo-jun.

La alarma es lo que más odio en mi vida, cuando me recuerda que debo levantarme para irme a estudiar, me gusta al menos saber que puedo hacer lo que más me gusta, quiero quedarme otro rato en la cama, al menos para pensar como haré hoy con mi tarjeta de identificación.

Y para pensar en ese señor, tan misterioso tenía una mirada fría quizás esté exagerando pero no es normal al que haya sentido escalofríos en mi espina dorsal cuando el me vio fijamente.

— ¡.Jun, levántate.!

— Voy no tardo.

Hoy quiero que sea un día mejor que el anterior, sin tanto bullying pues, solo quiero que esos chicos ya dejen de molestar además de eso tengo que ir al gimnasio para buscar mi tarjeta, si es que logro encontrarla al menos tirada en algún lugar .

Me pongo un jean negro ajustado, mis converse negras, una chaqueta negra, mi gorra y un cubre boca para ocultar mi cara, ese es mi día a día, así puedo pasar desapercibido.

— Listo nos vamos

— Listo nos vamos.

— No entiendo cómo es que siempre sales así.

— a veces es mejor ocultarse.

Caminábamos cuando un idiota pasa y no llena de agua, lo que faltaba un imprudente estúpido que se cree dueño de la calle.

— Imbécil. - susurro

Me subo al autobús y coloco mis audífonos, no entiendo cómo puede haber personas tan pendejas en esta vida .

Cuando llegamos a la parada de la universidad nos bajamos y nos despedimos ya que los chicos están en otras clases aparte de la que compartimos, cuando camino hacia la entrada veo que hay un grupo de chicos haciendo alboroto.

— ¿Qué está pasando allí? .- susurro

— ¡Jun! .- escucho que Sasha me llama

—¿Que pasa?. - llega a mi lado agitada.

— no se, eso quiero saber.

Veo que las personas empiezan abrir espacio y una persona me señala, cuando veo que poco a poco la persona que está haciendo revuelo y no lo puedo creer.

— Es el .- susurra Sasha.

Él sonríe y empieza a caminar hacia a mi con una sonrisa pícara en los labios.

Hay no.

Hay si.

No ayudas conciencia no ayudas.

— no fue tan difícil encontrarte después de todo.- susurra cuando llega a mi lado.

No dejo de mirarlo fijamente, qué maldita manía tengo con mirar fijamente Pero, sus ojos, sus ojos eran claros muy claros llamaban la atención y su mirada, su mirada era penetrante tanto que sentía que me veían intensamente y ush no sé cómo explicarlo.

— ¿Porque está aquí?.- logré hablar muy pero muy bajo.

El se acerca más a mi tanto que por mis fosas nasales puedo sentir como su perfume se adueña de mis pensamientos.

Piña colada.

Lo detallas.

Hay conciencia, no me hagas malas jugadas.

— vine a traerte algo.- saca de su bolsillo mi carnet.

— Es mi carnet, tú.- mi vista se fija en sus ojos de nuevo.- lo encontraste, pensé que lo había perdido.

Me lo deja en mis manos, sonríe de nuevo mete su mano en su chaqueta y saca de allí un cigarrillo, antes que él lo prendiera tome su mano inconscientemente.

— Eso va a matarte .- susurró el fija su mirada en mi mano que sostiene la de el.

— Lo siento.- digo mientras aparto la mano lentamente Pero, el la vuelve a tomar.

Y es hay cuando mi cuerpo se comportó mal, muy mal.

Estás jodido.

Lo estoy.

Esto es raro muy raro, mi corazón empezó a latir y mis manos a sudar, era una sensación extraña que no quería sentir, el habla y me saca de mi trance.

— Debo irme, espero encontrarte de nuevo.

— Gracias por traerlo, no era necesario.

Él vuelve a sonreír y no puede evitar ver su sonrisa y me gusta.

— creo que te veré a menudo niño. - susurra.

Se gira para irse y puedo detallar que es un hombre alto que tiene tatuajes que sobresalen por su cuello, en su mano y además de eso me gusta su mirada y su voz, ¡Hay por Dios en que estoy pensando!.

~

NARRA ALEXANDER.

Mientras camino a mi auto puedo notar muchas miradas y sonreía, de seguro le van a preguntar al chico quién soy o de dónde me conoce pues, obviamente no soy un tipo muy agradable de ver si debo admitir que parezco más un mafioso que una persona normal.

Ese chico tiene algo que me atrae y mientras yo esté cerca de él quiero protegerlo de cualquier idiota que quiera hacerle daño ahora que lo pienso debería de llevarlo conmigo no sería mala idea.

— Eso sería mucho pedir .- susurro.

Mi teléfono vibra y cuando lo sacó del bolsillo de mi pantalón veo que es Daniel, es que este chico no me puede dejar en paz contestó mientras abro la puerta del auto.

— Daniel

#mandaron a matarte.

—¿De qué estás hablando?.

#nuestros jefes, están dudando de nosotros.

Cuándo voy a responder veo dos motorizados que vienen a velocidad no muy prudente, antes de poder sacar mi arma uno de ellos saca la suya y dispara, yo me tiro al piso y los que estaban afuera de la universidad se tiran al mismo tiempo y allí fue donde comenzaron los gritos, mi vista viaja hacia la multitud donde había dejado a jun pero, para mi sorpresa él ya venía corriendo hacia mí.

No niño, maldición.

— ¡No! .- trato de levantarme pero un sonido me aturde.

Una de las motos había explotado.

— ¡Pero que carajos!.

Paso mi mano por la cabeza empiezo a buscar mi teléfono cuando una mano me toma por el brazo.

— No se mueva, ¿Está bien?, ¡ Oh por Dios!, está sangrando.

Él hablaba mientras sacaba algo de su bolso y yo solo lo escuchaba pero, que hace, soy un desconocido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.