Alexandra Potter

La Mansión Potter

Alexandra camino hacia la entrada de su antiguo hogar donde ella y su hermano crecieron, donde tantos recuerdos formaron y el lugar en el que ahora su pequeño ciervo crecerá, al ingresar a la mansión un par de elfos aparecieron inmediatamente para dar la bienvenida a su querida ama.

— ¡¡Ama Alexandra que alegría tenerla aquí!! Lila esta a sus servicios ama, Lila se hará cargo de todo lo que la ama ordene, Lila cuidara de su ama — la elfina empezo a hablar cada vez más rápido hasta que la otra elfina domestica la interrupio

— Tulip le da mucho gusto tenerla aquí ama, Tulip cuidara de usted ama — la elfina miro el bulto que Alexandra tenia entre sus brazos y exclamo con mucha alegría — ¡¡La ama Alexandra tuvo un hijo!! ¡¡La ama Alexandra tuvo un hijo!! — la azabache negó con tristeza 

— No Tulip, el bebe es hijo de James y Lily — hablo con un nudo en la garganta — Se llama Harry — la elfina paro de brincar al instante en el que la azabache nombro a su amo James 

— Ama Alexandra ¿Dónde se encuentran el amo James y su esposa? — Alexandra cerro sus ojos con fuerza y respondió con la voz temblorosa 

— Muertos...estan muertos Tulip, Voldemort los encontró y los asesino a sangre fría — Tulip y Lila comenzaron a sollozar cada vez más fuerte a Alexandra le preocupaba que sus sollozos despertaran a Harry así que hablo — Se que el maldito aún esta con vida...lo puedo sentir — la amargura en su voz era presente — Quiero tener la satisfacción de ser yo quien lo mate — ahora su mirada era diferente, sus ojos se oscurecieron y adquirieron un brillo que prometía venganza — Necesito que tú y Lila cuiden de Harry, tengo que arreglar los funerales y solucionar un par de cosas en el Ministerio — ambas elfinas asintieron un poco más calmadas y contentas al cumplir una orden de su ama

— Lila y Tulip cuidaran bien del pequeño amito — aseguraron con firmeza

 — Regreso en un par de horas — Alexandra acercó sus labios a la frente del pequeño quien se removió buscando calor en los brazos de su tía, la azabache sonrió dejando un beso en su frente y murmuro — Mientras yo viva nadie podrá lastimarte...yo cuidare de ti mi pequeño merodeador — con eso último lo entrego a Lila quien recibió gustosa a su pequeño amito

Alexandra se dirigió a la chimenea con un puñado de polvos flu y grito "MINISTERIO DE MAGIA BRITÁNICO" a los pocos segundos apareció dentro del ministerio salió de la chimenea con cientos de miradas en su espalda, como toda una sangre pura tenia una mirada de altivez, el rostro sin alguna emoción, caminaba con tal elegancia y seguridad que todos a su alrededor se sentían insignificantes, su sola presencia imponía respeto y admiración.

Ignoró las miradas y continuo su andar hasta llegar a la oficina de la Ministra Bagnold.

— Vengo a hablar con la Ministra Bagnold — dijo en dirección a la secretaria que se encontraba revisando unos papeles  

— ¿Cuál es su nombre señorita? — pregunto amablemente la secretaria sin voltear a verla

— Mi nombre es Alexandra Pot.... — un hombre gordo y bajo la interrumpió

 — ¡¡Cristal!! ¡¡Ya te dije que no dejes que cualquiera se acerque a la Ministra, ella esta ocupada en cosas importantes!! — le grito a la pobre muchacha que solo se hizo pequeña en su asiento.

La azabache tocó su hombro para enfrentar al idiota pero al darse vuelta se puso pálido al verla aunque después sonrió coqueto.

— Así que ademas de incompetente eres un agresor de mujeres — comentó mirándolo con asco — ¿Pero que más se puede esperar de ti? — pregunto con burla y con los brazos cruzados

— Alexandra Potter ¿Dime como esta tu hermano? — Pregunto mientras se reía — Porque no mejor vas y buscas un hombre al que atender, conozco varios sangre pura que estarían gustosos de que seas su esposa...lastima que yo esté casado sino con mucho gusto te aceptaría — dijo con una sonrisa torcida 

— Realmente me compadezco de tu esposa...que estomago tan fuerte tiene para soportarte todos los días — respondió riéndose — La verdad aún no comprendo como un ser tan mediocre como tú trabaja en el Ministerio

La secretaria de la Ministra miraba todo con una enorme sonrisa.

— Debes entender algo, la que tiene el poder aquí soy yo...tú solo eres uno más  — acoto haciendo que la sonrisa del hombre se fuera borrando poco a poco — No me quieres de enemiga Cornelius, una sola orden mía y estas muerto...pensándolo bien no estaría nada mal librar al mundo de una escoria como tú...seguramente incluso tu esposa me lo agradecería — su cara parecía que iba a explotar de lo roja que estaba  

— ¡¡YO ALGÚN DÍA SERÉ MINISTRO DE MAGIA MUJER ESTÚPIDA!! — grito furioso haciendo que la gente a su alrededor se detuviera a mirar la escena

— Querido Cornelius...tú mismo decidiste cavar tu propia tumba — la tranquilidad con la que Alexandra decía todo era aterradora — A mi nadie me grita y mucho menos un pelele como tú

La magia que irradiaba la mujer era una sensación magnífica pero al mismo tiempo muy peligrosa.

— Tu posibilidad de ser ministro bueno...se acaba de ir por la borda — el falso pesar hacia la conversación más divertida — Después de todo...un muerto no habla y mucho menos puede hacerse cargo de "Cosas importantes" — soltó una carcajada como las que Bellatrix Black acostumbra, el hombre salio corriendo apresurado — Esto nunca paso — acoto dándole a Cristal una bolsa llena de galeones ella asintió y recibió la bolsa con una sonrisa 

— Esto nunca paso Señorita Potter, ya puede pasar la Ministra Bagnold la espera — dijo abriendo la puerta de la oficina 

— Gracias, fue un gusto hacer tratos contigo Cristal — respondió entrando a la oficina 

Millicent se levanto de su asiento y abrazo con fuerza a la muchacha.

 — Lo siento mucho Alexandra, siento todo lo que estas pasando — dijo cuando el abrazo termino 

— Te lo agradezco mucho Millicent...pero no te preocupes, vengo por otras cosas — habló tratando de evadir el tema 




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