Alexia

Capítulo 9 - Interesado ¿o no?

—Oh mi Dios pensé que lo habías rechazado. —Pregunta Megan mientras trato de maniobrar su auto con cuidado en torno a las personas que caminan borrachas por el estacionamiento del club.

—Lo hice. —Digo concentrada en salir de aquí, Megan está un poco bastante borracha y temo que se quede dormida en algún momento, o peor aún, que empiece a vomitar el auto.

—¿Entonces que fue eso?

Eso mismo me estoy preguntando. Definitivamente algo pasó. Durante tres meses se pasa por la cafetería como si nada, le insiste a Megan para que le diga que pasó conmigo cuando cambié de turno. Hace una semana declara que le gusto, lo rechazo y no lo veo más. Pensé que estaba molesto pero esta noche no parecía que lo estuviera.

Esta noche había sido diferente. Por acuerdo tácito bailamos sin parar varias canciones en todos los ritmos, lentas, rápidas y lo que viniera, sus manos nunca abandonaron mi cuerpo en el proceso, algo que me encantó. 

Y luego desapareció. 

Se inclinó, juntó sus labios con mi oído y me dio las gracias por los bailes, me acompaño a la mesa en la que estaba Megan y se perdió en la multitud de personas. No lo había visto otra vez, por lo que sólo podía suponer que abandonó el club.

—No lo sé Megan, y la verdad no es algo en lo que quiera pensar esta noche.

—Es una lástima. —murmura Megan con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el reposacabezas.

—¿Por qué?

—Porque se veían tan bien bailando juntos. Tú definitivamente no te veías indiferente ante él. Y no hablemos la forma en que él te miraba. —responde sin abrir los ojos.

Pienso en las manos de Eider en mi cintura, su boca rozando mi oído y me estremezco. Recordar su penetrante mirada, hace el aliento en mis pulmones poco profundo. Es seguro que Megan está viendo todo desde la perspectiva que le provocaba el alcohol y yo me estoy equivocando al hacer caso a sus palabras, pero por el momento lo que dice Megan parece tener tanto sentido y eso es algo que inexplicablemente me asusta. No sé la razón, pero me asusta mucho.

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Es lunes y estoy en mi turno en la cafetería, como siempre no hay tantos clientes así que aprovecho para tratar de entender una clase de urbanística. De repente escucho a Albert preguntar

—¿Y tú que haces aquí? —Levanto la vista del libro que tengo extendido en el mostrador y me encuentro con Megan sonriendo abiertamente.

—Sí, a mí también me gustaría saber eso. —Digo regresándole la sonrisa a mi amiga.

—Sólo quería verte. —responde Megan de forma inocente mientras se sienta en una de la sillas altas del mostrador.

—Te vi hoy en la universidad. — Con eso le dejo saber que no me creo su mentira

—Está bien, quería saber si el señor perfecto venía a verte hoy ¿Contenta?

—No, no lo estoy. —Le lanzo una mirada a Albert que entiende perfectamente, este sonríe y se aleja de nosotras negando la cabeza

—Estoy segura de que vendrá, es obvio por cómo te miraba y no pienso perderme ese momento. —continúa diciendo Megan.

—Eres imposible.

—Igual me quieres. —Sonrió porque es la verdad.

Es imposible hacer salir a Megan de una idea cuando está tan convencida de ella, así que la ignoro y continúo estudiando tranquilamente. Pasa un poco más de una hora hasta que llega Eider, sorprendiéndome realmente porque está aquí. Se acerca a Albert a hacer su pedido y luego se sienta en su mesa habitual. 

Vino, sí, pero no se acercó a mí, no me saludó, no me habló. Y mi reacción física me desespera, es como si todas mis entrañas se apretaran con solo verlo, mi corazón se acelera, mis pulmones bombean demasiado aire y mis ondas cerebrales causan estragos. No me doy cuenta de que lo estoy viendo fijamente hasta que escucho reír a Megan.

—Debes dejar de mirarlo así, aunque tampoco puedo culparte. —Aparto la mirada inmediatamente a la vez que siento mis mejillas enrojecer. Suspiro y finjo estar concentrada en mi tarea.

Megan se vuelve en su asiento de manera que puede ver a Eider sin que este se dé cuenta.

—Te está mirando —dice sonriendo después de un rato. —Te está mirando. Y me refiero a la mirada fija. Definitivamente te está desnudando con los ojos. Oh sí. —Megan tiene una expresión triunfante y no logro entender a qué se debe tanto entusiasmo.

—Deja de decirme que está... que está...

—¿Desnudándote con los ojos? Oh Dios mío estás ruborizada. —Susurra cada vez más divertida.

Eider se termina su café, se levanta y se dirige a nosotras.

—Que tengan buenas noches señoritas. – Dice con una sonrisa. Se está dirigiendo a ambas, pero me está viendo solo a mí. Después de unos pocos segundos inclina la cabeza en forma de despedida, se da la vuelta y se va.

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—Habría jurado que estaba interesado. ¿Por qué no hizo nada? —Reflexiona Megan más tarde mientras me lleva a casa.




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