En resumidas cuentas el plan era el siguiente: el Dr. Couldfield quería que hiciera sentir a Miles cualquier sentimiento, sea cual sea, con tal que él pudiera identificarlo.
Pensé mucho en mis posibilidades, no podía quedarme mucho tiempo en su casa, debía moverme rápido.
Pero primero tenía que asegurar mi estancia temporal aquí, necesitaba al menos una semana. Así que al día siguiente me levanto temprano a preparar el desayuno, si algo me enseñó mi abuela es que a los hombres se les debe pedir con el estómago lleno. ¿Lo malo? Odio cocinar. Realmente soy mala en eso.
Cuando estoy casi por terminar, escucho a Miles levantarse.
-Buenos días, dormilón. ¿Quieres desayunar?
Miles me mira extrañado, hasta yo estoy sorprendida por lo que acabo de decir, es ahora cuando me doy cuenta que realmente estoy desesperada por quedarme.
Se acerca a la cocina y observa el raro espécimen que acabo de preparar. A pesar de la horrible presentación, él se lo sirve todo en un plato.
Se sienta y empieza a degustar lo que se ha servido, yo también lo hago, casi vomito todo. Pero Miles sigue comiendo como si fuera delicioso. Entonces, aprendo algo nuevo sobre él, no distingue los sabores.
Me quedo observándolo fijamente, no sé cómo pedirle exactamente que me deje quedarme con él.
-¿Quieres quedarte más tiempo, verdad?
Me atraganto con mi fea comida.
-¿Cómo lo sabes?
-¿Cuánto me ofrecerías por vivir aquí?
Eso es lo que odio de él, nunca responde directamente mis preguntas. Parece como si deliberadamente me ignorara.
-¿Cuánto necesitas?
-Quiero 300 $ por mes.
-¿Estás loco? Te ofrezco 200.- Respondo, me parece extremadamente excesivo ese precio.
-250 y haces la limpieza.
-Trato hecho.- Digo sin poder ocultar mi gran felicidad. Apretamos las manos y Miles se va a su cuarto .
Cuando regresa, trae un contrato en sus manos.
-¿Para qué es eso?
-Para que no te arrepientas. Ah, ¿Cuánto tiempo te piensas quedar?
-Hasta que encuentre un departamento para mí- Hasta que te haga sentir- Me imagino que tres meses, es difícil encontrar uno.
-De acuerdo, puedes dormir en esa habitación, más tarde te alcanzo todas las reglas.
Mientras se aleja pienso: pobre Miles, no sabe en lo que se ha metido.
Pobre Eleonor, no sabe en lo que se ha metido.
En realidad, yo considero que soy un buen arrendador pero mis últimos compañeros no pensaban lo mismo. El primero, se fue por mis hábitos de limpieza, decía que era insoportable escucharme ordenar el departamento todo el día, después de tres semanas se fue. El segundo porque mi personalidad le aburría, a el tercero le parecían excesivas mis reglas y así los otros fueron inventando excusas.
Ya llevaba algunos meses sin alquilarle a nadie. Necesitaba dinero, aunque era becado, estudiar medicina sin un padre que te pague los gastos, resulta caro.
Entonces, Eleonor tocó mi puerta.
Al principio, dejarla entrar fue porque era lo correcto, ella había salvado mi vida y esa era la manera de saldar deudas. Pero toda esa noche no pude evitar pensar en ella y en su desesperación por quedarse aquí, parecía que no tenía ningún lugar para ir.
Enumeré todas las ventajas y desventajas de que fuera mi inquilina.
Ventajas:
1.- (Más importante) Tendré dinero.
2.- Hará la limpieza.
3.- Podría enamorarme.
Y sí puse el amor como ventaja porque me gustaría mucho que eso pasara. No me importaría que luego me rompa el corazón en mil pedazos, solo me gustaría experimentar que es eso, aunque duela. Lo traté antes, me esforcé mucho por amarla pero todo terminó mal.
Desventaja:
1.- Podría lastimarla.
Decidí al final intentarlo, yo no perdía nada y si se lastimaba no me iba importar tampoco.