Alfredo

6. Señora Fela

El lunes, me desperté en la cama de Maño babeando, a mi lado estaba Noah. Me costó unos minutos antes de que la realidad que vivo me golpeara y la razón por la que bebo cada vez que puedo por más que odie el alcohol.

Las cervezas son el consuelo que más detesto, pero nunca dejo.

Oh, también caí en cuenta de algo, ¡Son las ocho de la mañana!, me sobre salté y salí de la cama, en el camino creo que golpee a Noah que estaba en el suelo roncando. Y allí notó el fuerte dolor de cabeza del que no era consciente.

Ojalá pudiera decir que no volveré a tomar, pero sería demasiada mentira para un día.

Busque en el armario de Maño una pastilla, lo primero de encuentro es una Advil Max, supongo que son de su madre que siempre anda con dolor de cabeza por el estrés de su trabajo como secretario de un viejo gordo. Es muy fuerte pero por más que sigo buscando otra no encuentro. Yo tengo solo quince años.

Trago en seco antes de tomármela con mi saliva porque me da flojera ir por agua. Que Dios me proteja de morirme.

Pendejo, ¿Cómo puedes ir tomando pastillas tan fuertes cuando eres un debilucho? ¡Idiota!

La verdad, le vale, simplemente le vale todo ahora solo quiero descansar, y allí es donde una mano se posa en mi hombro izquierdo, si tuviera humor podría fingir que me asusté pero no tengo ni ganas de probar una gota de alcohol por más ‘refinado’ que sea.

"Ey, ¿Qué hora es?" Me pregunta sobando su estómago, parece que allí lo golpeé... ¿O lo aplaste?

"Las maletas horas de ayer con la fecha de hoy" Me masajeó la cien, el dolor no quiere bajar ¿Será que me pasé ayer?

Y como había pasado estos días, las palabras de la vieja bruja piruja chocaron en mi mente, chasqueó la lengua.

“¿Creen que tomando y haciendo cosas como estas van a ser más maduros?, Saben, cuando estén por mi edad seguramente pensaran: ¿Por qué hice eso a mi edad? ¿Por qué no la disfruté un poco?. ¿Creen de andar tomando a esa edad les servirá de algo? Para sepan solo dañan su salud y desprecian tiempo

Pues si, yo estoy disfrutando mi juventud y soy muy maduro a mi edad.

No mientas, que te dejas ganar de un pibe un año menor tú.

"No estoy para tus malditos juegos, ¿Qué hora es?" Frunció su ceño y me saco el dedo corazón.

Si supiera que es lo contrario, bueno, mejor no digo nada de eso.

"Son más de las ocho" Confesé sin ganas de pelear con el muerto en alcohol aún como la bella durmiente, solo que feo.

Él abrió los ojos antes de salir corriendo de allí, ¿Pa' donde irá? Ni para el colegio se asusta tanto, minutos después volvió y me miró con el rostro lleno de sudor.

"Hoy viene la hermana de mi abuelo, a esa vieja no la puedo dejar ver mi verdadero yo" Lo miré confundido, ni con sus padres se mostraba así "Es una vieja ricachona que no tiene hijos y su esposo le dejo una gran fortuna, quiero tener una buena tajada de esa plata, para eso debo ser el niño educado"

"¿Ricachona? Interesante" Sonreí para mí mismo, recibí como respuesta una mirada molesta por parte suya. "¿Qué?"

Alfredo

¡Que suerte! Hoy no ha venido Manuel así que mi día será perfecto sin nadie que me moleste por una tontería. Ahora mismo estoy haciendo un dichoso dibujo que mandó a hacer la profesora de Arte.

No se dibujar.

Nunca quisiste aprender de Tatiana.

Tocan la campana, ya es hora del segundo receso antes de volver a clases, dar dos más y pa' la casa, para hacer tareas... jajaja.

Suspiré al ver mi intento de dibujo, es un asco ¿Cómo es qué Tatiana logra hacer arte con un solo color y logra una tonalidad diferente con unos pocos trazos? La envidio.

"Recuerden que la próxima semana deben traer sus manualidades y mostrar cómo van" Nos recuerda con una sonrisa antes de que yo salga lanzado para afuera, en definitiva los dibujos y las manualidades no son los mío.

Al salir al patio, lo primero que veo son uno de mis compañeros restregando su trasero sobre otro con una mirada pervertida, el otro aparece seguirle el fuego. Si no supiera que es para un bendito video me haría ideas equivocadas. Bueno, de todas maneras me las hago.

En mi antigua escuela eso es visto con malos ojos así que nadie lo hace, después de todo es un pueblo pequeño muy culto pues los chismes corren como una ráfaga de viento.

¿Tan sumido estaba en mis pensamientos que no note que choqué con alguien hasta que lo hice? Pues sí.

Miré con quien había chocado, uno de mi salón, el que precisamente había estado persiguiendo la primer semana para saber a donde ir.

Cabello color tierra y ojos color carbón, es lo más poético que puedo describirlo, oh, y ¿cómo es que le dice Joana...? ¡Ah, cierto! Piel bronceada, aunque se ve que está quemada, en fin, lo miré un momento antes de quedarme allí sin saber que hacer.

Soy un poquito asocial.

Si pudieras te quedarías en cuatro paredes hasta que te mueras por no solearte, Alfredo.

"¿Tú eres Alfredo... Alberto?" Se oyó como una pregunta retórica y como una burla.

Te odio tía, ¿Por qué me pusiste ese segundo nombre tan... tú?

"Si, lo siento, estaba distraído y no me fijé en el camino" le sonreí, él solo me miró un momento, no se porqué pero sentí que su mirada estaba clavada en mi boca.

¡Deja de ver tanta novela, con mamá!

Inesperadamente, no tanto la verdad, me devolvió la sonrisa antes de decir con una voz tranquila.

"No te preocupes, acosador" Movió su mano mientras se alejaba de mi, yo solo quedé allí parado como tonto.

Mierda.

 

Llegué a mi casa y escuche la voz animada de mi mamá, las paredes son como un cartón un poco grueso pero que de igual manera no retiene el ruido del interior.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.