Algo asi como un novio

Prólogo

Convertirse en la señora de Volker Meissner había sido lo mas maravilloso del mundo, pensaba Jacquie disfrutando de su luna de miel. Disfrutar al lado de su esposo era simplemente glorioso. Amable, tierno, romántico, divertido, atento, siempre caballero y versátil en la cama. Definitivamente, con este hombre se puede ser plenamente feliz.

Recordar la forma como se conocieron le provocaba siempre una sonrisa, siempre había pensado que la vida tiene sus cosas raras, quien diría salir de afán a comprar algo de comer, para regresar a clases nuevamente iba a terminar en un encuentro tan, pero tan fortuito.

Increíble, solo tenía 10 minutos para llegar a la otra aula de clases, no había tenido tiempo de desayunar ese día, su celular se había quedado sin batería y no la despertó. Todo fue carreras esa mañana, ella era la única de su casa que no tenía horario fijo de entrada en las mañanas, así que no se sabía que día debía salir más o menos temprano.

Su única amiga había optado por irse al salón, encargándole lo mismo de siempre, así que tenía las manos llenas, de tanto afán que llevaba dio la vuelta tan rápido que solo pudo ver como su jugo de mora quedaba sobre una camiseta azul claro.

Azul.

Azul como los impresionantes ojos del hombre que portaba la camiseta, que lejos de verse molesto, tenía una sonrisa. La sonrisa más encantadora que haya visto alguna vez Jacquie en sus diecinueve largos años de vida. ¡Por Dios, que ojos, que sonrisa, que cara, que cuerpo... que hombre!

─ ¡D- disculpa! ─ con ambas manos ocupadas intenta limpiar con el codo la camiseta del asombroso ejemplar que tenía en frente, mientras pensaba "Por Dios, así quiero gastar mañana otro jugo" ─ No te vi, estoy de afán, tengo clase, no puedo dejar de entrar, lo siento.

Así, sin más se fue, en realidad tenía el tiempo justo para llegar, esa materia le estaba dando duro este semestre y no podía darse el lujo de dejar de entrar, el profesor era muy estricto así que dejar de asistir no era opción si quería mantener su promedio y su beca. Cuando llegó al salón estaba entrando su adorable profesor. si, adorable, porque a pesar de ser estricto, era excelente, era de esos que te inspiran, pero por algún motivo en el primer corte no tuvo una de sus esperadas notas, así que le tocaría esforzarse más el resto del semestre para poder conseguir un buen promedio.

Sin ningún disimulo, su amiga le pregunto por su encargo a lo que tuvo que responder dándole el único vaso que no se derramó.

─ ¿Y el tuyo? ¿No me digas que ya te lo tomaste? ─ reclama al tiempo que recibe su bebida para luego tomar un sorbo, cerrando sus ojos de puro placer. Jacquie no entendía como podía tomar algo tan dulce, es que decir dulce era quedarse cortos, eso era azúcar con jugo, los de la cafetería frente a su universidad ya sabían cómo le gustaba a su amiga y así se lo preparaban. Cualquier día tendría un coma diabético.

─ Después te explico, siéntate ya va a comenzar.

La clase pasó, como todas las de este profesor, interesante, animada, con muchos interrogantes resueltos y otros para consultar, porque como buen docente, no daba todo a sus estudiantes, los incitaba a buscar respuestas por su cuenta. Durante la clase, sus pensamientos se veían invadidos por esos ojos, esa sonrisa, por ese hombre, no, hombre no, H O M B R E. Es que ver hombres rubios en el centro de Cartagena era pan de cada día, pero tropezárselo y que sonriera contigo, después de bañarlo en jugo de mora era otra cosa y es que ese hombre era un ejemplar sin igual.

Era un poco más de medio día cuando salieron por la altísima puerta de la Universidad, el hambre de Jacquie era infernal y después de buscar unos libros en la biblioteca y el parloteo de su amiga se había olvidado del incidente del receso.

Tropezar con alguien de otro continente era un accidente o también se podría llamar casualidad, pero tropezar dos veces el mismo día, con la misma persona y echarle bebidas encima eso era otro nivel, esta vez era él quien llevaba en su mano un batido de mango y, sobre la misma camiseta, ya parecía una obra abstracta de algún pintor contemporáneo, de esos que tiran pintura sobre un lienzo y luego dicen que es arte.

─ No lo puedo creer, hoy es el día de los derrames ─ sin levantar la cabeza, trata de limpiar la mochila* donde lleva sus enseres, que esta vez no salió indemne. ─ Disculp... ─ "trágame tierra" la palabra quedó en el aire al percatarse que era el mismo HOMBRE de la mañana y una sonrisa aniñada quitó cualquier rastro de enfado que había en su rostro.

─ Neinnein, mía culpa, otra vez. No problem ─ trataba de limpiar su muy manchada camiseta, mientras la miraba sonriente, disfrutando el momento al darse cuenta que por segunda vez se encontraba con ese torbellino que lo arrasó tres horas antes.

─ Otra vez tú ─ dice apenada, sonrojándose hasta la raíz del cabello. Miraba su sonrisa y no entendía de que se reía ese tonto, es que acaso le gusta estar manchado y sucio ─ lo siento, de verdad. Ah, sorry, my english is very bad, but I'm sorry so much. ─ dice lo último en inglés para que el entienda, piensa que habla ese idioma.

─ Ok. No problemMy name is Volker, I'm from Germany ─ Dice mientras separa la camiseta mojada de su cuerpo.

─ Oh, Germany... ─ Si sus clases de inglés básico no estaban mal Germany era Alemania, pero ellos hablan alemán, no inglés, así que... ─ no hablo alemán ─ ni inglés, así que da lo mismo, piensa mientras se encoje de hombros ─ ok, I'm sorry, again. By.

Isabela que observaba todo a su lado no daba crédito a lo que veía, ese hombre estaba sonriéndole a su amiga, a pesar que ella le había tirado el batido sobre su ropa y, por lo que entendía, no era la primera vez en el día de hoy. Es que todo parecía como las historias de su programa favorito, solo que no le estaba pasando a ella sino a su mejor amiga. Al lado de ese hombre habían dos hombres mas muy, muy atractivos, que parecían embobados viendo un show de televisión.




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