Algo asi como un novio

Capítulo 3. ¿Alorzamos?=

─ Jacqueline Fortich, también es un gusto. ─ Sus palabras fueron suaves, más de lo normal. Por primera vez en mucho tiempo, un hombre logra capturar su atención y eso la perturba de forma instantánea.

─ ¿De los Fortich de aquí? ─ Pregunta curioso, más por hacer conversación que por encontrar el parentesco, desde hace varios meses la había visto con frecuencia en ese sector y siempre, siempre se veía radiante.

─ No, para nada, yo soy de la otra línea, la rama pobre del mismo apellido ─ Sonrió tímida pero sus palabras fueran bastante seguras, a pesar de que sentía sus piernas flaquear por instantes. ─ Ahora debo irme, que tengan buen día.

─ Nosotros también. ─ Dice de inmediato, captando la atención de ella y luego estira su brazo para despedirse de su acompañante ─ Libardo, fue un placer saludarte, quedo atento para la próxima semana.

─ Federico, te llamo pronto. ─ Mira hacia la mujer que aun esta frente a ellos y sonríe como siempre ─ Definitivamente, todo un placer verte Jacqueline.

─ Está bien, saludos a Estefanía. ─ Menciona el nombre de la esposa de Libardo solo por hacerla presente, a pesar de tener alrededor de cincuenta años y casi la mitad de estos de casado, se las sigue dando de conquistador y en este momento eso molesta mucho a Federico. Mira a Jacquie y señala con la mano que acaba de liberar Libardo el camino hacia donde se deben dirigir ─ Señorita la acompaño.

─ No es necesario, gracias. ─ De nuevo sonríe tímida al tiempo que niega con su cabeza.

─ En realidad vamos en la misma dirección. ─ Señala el camino con un gesto de su cabeza, que no le resta elegancia.

─ Mmm... ─ Duda. Realmente duda si es cierto, pero decide avanzar y lo hace con pasos un poco más cortos y suaves que los que traía originalmente.

─ En realidad somos vecinos. ─ el rostro de Jacquie es de confusión, nunca lo ha visto y mucho menos cree que un hombre tan elegante pueda vivir en el mismo sector que ella lo hace, pero aun así continúa en su andar ─ Tú estás en esa esquina y yo en la siguiente.

─ No sabía. ─ Su rostro se relaja visiblemente y sonríe con mas libertad al comprender su comentario ─ ¿Trabajas en el hotel?

─ Si, así es y tú eres la administradora de la Tienda de ropa más elegante de este sector.

─ ¿Quien? ¿La tienda o yo? ─ no se da cuenta en que momento lo dice, pero es muy tarde para arrepentirse se siente cómoda con él y salió tan natural como si se conocieran de antes.

─ Ambas, por supuesto. Ríen y se paran frente a la Tienda, donde Jacquie se dispone a abrir la puerta y el en un gesto sin palabras le quita las llaves y deja la puerta dispuesta para su ingreso.

─ Gracias, no debiste molestarte. ─ Federico es un hombre atractivo, mucho más alto que ella y eso que está usando unos tacones con muchos centímetros.

─ Espero que podamos vernos nuevamente.

─ Es posible, somos vecinos. ─ dice esto al momento de pararse en el umbral de la puerta, sin darle la espalda.

─ Disculpa, ─ La llama antes de que termine su ingreso, muchas veces la había visto ingresar en la Tienda ─ me gustaría que almorzáramos juntos hoy, ¿te parece a la 1:00?

─ No creo que pueda, hoy es sábado, uno de los días más difíciles, siempre tenemos más clientes de lo habitual

─ Vamos, solo será una hora, y te prometo que será exquisito. Solo para conocernos... como vecinos. Sabes lo que dicen de los vecinos, ¿cierto? ─ La insistencia de este hombre la deja sin palabras y con una sonrisa acepta su invitación ─ Entonces a la 1:00 estaré aquí.

─ Está bien, te espero. ─ Con la mano hace un gesto de despedida y termina cerrando la puerta, a través del cristal observa cuando él se retira caminando en dirección al hotel.

Suspira. Está pensando y repensando en lo que acaba de pasar, aún faltan 10 minutos para las nueve de la mañana, así que enciende la computadora en la que trabaja y se sienta a esperar que sea la hora de abrir el local. Unos minutos más tarde llegan las tres chicas que trabajan con ella, la que entra de última es la más alegre de las tres y la ve sonriendo, después de terminar de limpiar y organizar todo, como hacen siempre antes de abrir, Miranda se le acerca y con una mirada divertida y su comentario la saca de su microburbuja.

─ Jefa, que fue lo que desayunó hoy, quiero de lo mismo. ─ Dice colocando ambas manos sobre el escritorio donde ella está trabajando.

─ Miranda... ─ Cambia la sonrisa por un gesto más serio y continúa ─ lo mismo de siempre. Cambia el aviso y quita el seguro, pronto empieza la marea de compradores.

─ Si, mañana es el día de las madres y todas estas damas distinguidas van a querer comprar vestidos divinos para verse espectaculares en su día. ─ Comenta después de hacer su tarea y comienza a reacomodar uno de los maniquíes de la vitrina principal ─ Y yo me iré a mi casa para mañana celebrarle el día a mi mamá.

─Así es, así que apúrate. Lina, ve a bodega y dime cuantas piezas de estas referencias hay disponibles y anota el color por favor. ─ Entrega una hoja que acaba de sacar de la impresora ─ algo no me cuadra aquí. Mafe, asegúrate que la cafetera tenga suficiente agua, café y vasos.  ─ Piensa en los tiempos en los que ella también celebraba ese día como hija.

Unos minutos más tarde tienen muchas mujeres buscando vestidos para ese fin de semana, gracias a Dios el error de inventario era de una pieza en el lugar equivocado. La mañana se pasa volando y ante el elevado número de clientes, Jacquie atiende al igual que las otras chicas. A las 12:00 Mafe y Lina se van a almorzar, saben que hoy es buen día y tienen comisiones más altas que de costumbre, eso las motiva a llegar quince minutos antes de la una para seguir con su tarea. Lo cual aprovecha Miranda para salir un poco antes.

A la 1:00 se abre nuevamente la puerta, pero esta vez no es un cliente quien entra, es el recién adquirido amigo de Jacquie. Se había olvidado de la hora, al verlo sonríe un poco nerviosa mirando su reloj de pulso y le encarga la caja a Lina. Arregla un poco su cabello y toma su bolso para salir. Ambas chicas la miran asombradas, es la primera vez que ellas la ven relacionando con alguien más allá de lo laboral.




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