Algo asi como un novio

Capítulo 17. "Otra vez no"

Después de su interrumpido, y por lo tanto frustrado, encuentro de la noche anterior, Jacquie decide tomar medidas. Ella desea estar con Federico en todo el sentido de la palabra, pero no puede arriesgarse a un embarazo.

Tener un hijo es una experiencia maravillosa, ella lo sabe muy bien, pero trae consigo muchas responsabilidades, responsabilidades que ella misma no se cree en condiciones de asumir, por lo menos no en este momento de su vida.

Si bien Federico es un hombre encantador, solo tienen pocas semanas, es que ni siquiera tienen un mes de relación.

Piensa en todas las opciones, pero analiza el hecho de que tuvo muchas complicaciones con su embarazo y no quiere correr riesgos innecesarios. Pide una cita con su ginecóloga esa misma mañana y se la asignan para el viernes por la tarde. Es mejor prevenir que embarazarse, piensa mientras anota en su agenda digital la cita con un recordatorio media hora antes.

No puede sacar de su cabeza el rostro de su hermanita al verla en brazos de Federico, fue realmente vergonzoso. Se sintió peor que si hubiese sido su madre quien la encontrara en esa situación. Se sintió tan incómoda por dejarse llevar, en ese momento era incapaz de mirar a Federico a los ojos. Sentía que estaba cometiendo un error, en tan poco tiempo juntos estuvieron a punto de tener sexo.

Pero es que él le despierta ese lado carnal, que hace que ese calor que nace en la parte baja de su vientre se extienda por todo su cuerpo y lo desee. Desea sentir el placer de ser mujer.

Desde el día que había quedado embarazada de Lía no tiene sexo. No ha sido para nada difícil mantenerse en abstinencia, solo recordar los ojos de Volker hace que su libido se vaya al piso. Pero con Federico es muy diferente. El más mínimo contacto, mirada, sonrisa o aroma la hacen sentir deseo y si piensa en otras cosas como besos o caricias que la enloquecen y la hacen perder la razón, no puede decir cinco palabras con coherencia.

Está preocupada.

Durante toda la jornada no deja de pensar en todo el placer que sintió la noche anterior, podía sentir la humedad en sus bragas y eso le causa una frustración tremenda. En cada encuentro siente que la intensidad aumenta, la primera vez se sentía poseída, pero esta vez no se reconocía a sí misma, es necesario aceptar que le cuesta tomar el control de sus pensamientos cuando están juntos.

Todos sus pensamientos se ven interrumpidos por un mensaje de Volker, en el que le pide que salgan juntos, los tres, el domingo. Para ella no es una opción, quiere evitar cualquier espacio innecesario con él. Lo cierto es que ella necesita tiempo con su hija, desde que él llegó a Cartagena ella no ha podido compartir mucho con su hija, él siempre esta con ella de día y eso incluye los domingos. Este pensamiento la hace pensar en aceptar, pero este mensaje indiscutiblemente le confirma que no viaja hoy como era lo planeado inicialmente.

Ignora el mensaje. No desea pensar en una respuesta ahora y no tiene razón para responder en el acto.

La cita con la ginecóloga llega, se siente nerviosa. Tener que hablar de su vida sexual con cualquier persona le es desconocido, pero sabe que debe ser sincera, la doctora Bustillos la conoce desde el inicio del embarazo de Lía, estuvo muy pendiente de todo y fue gracias a su oportuna intervención que su condición no empeoró.

Un hermoso acuario decora la sala de espera, donde se observan maravillosos peces de muchos colores. Durante su espera se queda mirando el maravilloso espectáculo que ofrecen estos preciosos animales con su nado y colorido. Jacquie piensa en bello que se vería un acuario en su casa, esa sala es inmensa y podría colocar un acuario gigante, solo que no tiene ni idea de cómo se hace para cuidar a esos animales. Y no está muy convencida de que sea seguro para Lía.

La siempre impecable Lucía Bustillos, lleva su cabello en afro a medio recoger con grandes aretes y un discreto maquillaje. Su consultorio es bastante amplio y agradable, tiene todo lo que necesita para hacer una consulta integral.

Después de una charla donde hablan de los diferentes métodos anticonceptivos y la efectividad de los mismos, ella se decide por las inyecciones, sabiendo que por lo menos por los próximos días, de tener relaciones, debe usar preservativo.

─ Ya sabes, el doce de cada mes debes colocar la inyección, si es domingo, trata de hacerlo el lunes sin falta. ─ Dice en un tono muy profesional la mujer de piel oscura, poseedora de la sonrisa más amable que alguna vez Jacqueline haya visto en algún profesional de la salud.

─ Gracias doctora, nos vemos en tres meses entonces. ─ Sonriente, muy sonriente, se pone de pie y extiende su mano. Se siente tranquila, por lo menos, uno de sus temores queda rezagado, entre sus planes no está otro embarazo.

─ Pide la cita de control, pero si observas algo fuera de lo normal en tu ciclo no dudes en venir. Suerte con esa nueva relación. ─ Le estrecha la mano con la misma sonrisa de siempre, esa que brinda calidez y confianza.

─ Así lo haré y de nuevo gracias, nos vemos pronto.

─ Cuídate.

Al salir del consultorio echa otro vistazo a los peces que le habían llamado la atención y queda enamorada de la idea de colocar uno en su casa.

Cuando Lía se ha dormido, se siente feliz, su hija cada día está más hermosa, y no es porque sea su madre, es que ella es cada día más linda y muy brillante. El cabello cada día se le ve más llamativo y esos ojos la hacen lucir exótica. Es imposible sentirse más feliz, no se puede querer algo más cuando se tiene el amor de un hijo.

Johana se acerca a ella, que está sentada con Federico en el mismo lugar de cada noche, con una carita que cabalga entre la picardía y la vergüenza. Los tres tratan de enfrentar la situación como los adultos que son y mantienen la conversación más trivial que se puede. Hasta que ella les entrega un documento que les llama la atención.




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