Los rayos del sol despiertan a Jacquie con una sensación de plenitud que hace mucho no sentía. La madrugada de esa noche había sido mas larga de lo que podría haber esperado, aunque en algunos momentos sintió que había sido demasiado corta, habría querido estar mas tiempo entregada al placer que siente cada vez que Federico la toca.
A su mente llega cada beso, cada caricia, cada gemido, el sonido de sus cuerpos chocando, el olor que resulta de los dos cuando sus fragancias se mezclan en medio del placer. El paraíso. Allí se sintió todas esas horas en las que se mantuvieron uniendo sus cuerpos en l armonía perfecta que la melodía de sus corazones dictaba. Era imposible parar.
En este momento no puede ni siquiera decir cuantos orgasmos tuvo, fueron tantos a lo largo de la madrugada que le sería imposible determinar cuantas veces hicieron el amor y es que ahora esta segura que lo que tuvieron fue mucho más que sexo, en este momento siente que su cuerpo y su corazón le pertenecen a ese hombre de ojos almendrados.
Verlo dormir a su lado completamente desnudo le permite estudiar un poco más su anatomía, no es el típico hombre de las telenovelas que solía ver, con todos los músculos marcados, no, es un hombre que hace ejercicio para mantenerse saludable, pero sospecha que su cuerpo es producto de la genética que ha heredado de ambos padres. Su abdomen es plano, pero no con abdominales de chocolatina, tiene unas piernas gruesas y fuertes sin exagerar y sus brazos son firmes y duros, solo lo suficiente para sentirse a gusto entre esos brazos que le dan el color que ella necesita cuando hace frío y la frescura para los momentos de más calor. Una ligera línea de delgados bellos que inicia en el torso y se hace mas abundante al llegar a su cintura.
El movimiento de su pierna la hace cambiar de posición, se siente avergonzada del escrutinio al que lo estaba sometiendo, aunque se siente afortunada de haber despertado antes que él para poder verlo si reparo. Siente como si hubiese dormido muchas horas a pesar del cansancio de sus músculos. Siente la cálida mano de él sobre su cadera y de inmediato todo su cuerpo reacciona provocando una marea de sensaciones en cada rincón de su ser.
Federico puede sentir la mirada de ella sobre cada parte de su cuerpo, cuando coloca su ano sobre ella, la suavidad de su piel lo deleita de tal manera que todo su cuerpo se despierta, es como si todos sus sentidos se agudizaran en torno a ella y la sangre de su cuerpo corriera más rápido hacia su entrepierna. De manera casi instantánea obtiene una erección que no puede y no quiere disimular en este momento solo quiere volver a disfrutar de la dulzura que emana de esta mujer, que no es cualquiera, es su mujer.
─ Buenos días hermosa. ─ Dice Federico con la voz enronquecida, no solo por la hora sino por el deseo que se ha formado al ver a su mujer desnuda en su cama, como tantas veces lo había soñado desde que inició esa relación con ella hace casi tres meses.
─ Buenos días vecino. ─ Responde ella con una tímida sonrisa y el sonrojo inevitable de saberse descubierta en su morboso escrutinio.
─ Esto... ─ Señala el cuerpo de Jacquie con su dedo índice recorriendo desde su cadera hasta su hombro ─ es lo mejor que he vivido en mucho tiempo.
─ ¿Por qué? ─ Se siente confusa, si bien todo el placer de la madrugada anterior esta mas que presente entre ambos, no se considera tan especial como para que ese hombre la nombre de esa manera. Desde que iniciaron él la ha hecho sentir especial, pero ¿qué hombre no quiere hacer sentir de esa manera a la mujer que está conquistando?
─ Verte al levantarme es... wow... ya te dije, lo mejor que me ha podido pasar en mucho tiempo. ─ Sigue acariciando el hombro de ella de manera sugestiva y lleva su mano hasta el rostro que le sonríe.
─ No seas tonto, ya es tarde, debo irme, Lía... ─ Hace ademan de querer ponerse de pie, pero se ve interrumpida por el cuerpo de él que se posa cuan largo es sobre ella, quedando imposibilitada para levantarse.
─ No te preocupes, ella está bien, ─ Da un beso en su nariz ─ si le pasara algo ya te habrían llamado. ─ Da otro beso en su mentón muy cerca de su oreja ─ Antes de llevarte quiero poder...─ Un beso más en ese lunar que tanto le gusta y que señala en camino que ya se aprendió de memoria ─ aprovecharme de que estas en mi cama y ─ Mas besos húmedos que bajan hacia los prominentes pechos de ella ─ darte unos cuantos besos más y ─ Muerde un oscuro pezón, causando un sonoro gemido de parte de ella ─ hacer unas cuantas cosas más.
A partir de allí no hubo más palabras, solo besos, caricias, manos, dientes, lenguas, gemidos y palabras sin sentido que pueden darle un indicio a quien las escuche del placer que ambos están prodigándose. Saciaron sus deseos por el momento, porque de algo si están seguros y es que quieren más.
El tiempo pasa y pronto ya es el cumpleaños de Jacquie, hacen una reunión en la zona social del edifico donde vive Federico, allí solo están las familias de ambos, pero es más que suficiente, son seis sobrinos de él que van desde los cinco años hasta los diecisiete, todos ellos parecen centrar toda su atención en la pequeña Lía que ahora es el centro de la fiesta. La hermosa piscina permite que todos disfruten de una tarde agradable. La madre de Federico continua con la actitud distante, aunque ha sonreído por las ocurrencias de la bella Lissi, aún tiene sus reservas a acerca de la relación de su hijo con esa mujer.
En este tiempo ella se dio al trabajo de buscar alguien que la investigara y si bien lo que había encontrado no la mostraba como una mala persona, si era cierto que aún no estaba convencida de algunas cosas de su vida, el investigador que contrató no le dio grandes detalles de las razones del divorció pero si le mencionó que había un proceso por la custodia de la pequeña en uno de los juzgados. Al parecer el padre quiere tener a su hija y ella se niega a dejársela quitar. También se dio cuenta que Héctor es su abogado y tiene como objetivo hablar con él para tratar de averiguar mas de ella.