La llegada de Volker tiene alterada a Jacquie, la posibilidad de que le den la custodia de Lía a su ex esposo la tiene con niveles de ansiedad estratosféricos, solo saber que se encuentra con su pequeña hace que se sienta insegura y nerviosa. No sabe hasta donde es capaz de llegar.
El proceso en el juzgado ha avanzado relativamente rápido y es posible que la sentencia salga antes de que acabe esta semana. Después de recoger las flores para la Tienda, camina tratando de mantener sus pensamientos lejos de todo lo que tiene que ver con el proceso legal. Quiere creer que todo va salir bien para ella, que su pequeña se va a quedar con ella.
El correo electrónico que anunció su llegada llegó solo unas horas antes de su arribo, eso tomó por sorpresa a la castaña, que desde hace varios días se preguntaba cuando sería su llegada, no porque deseara verlo, sino porque sentía como si una sombra se cerniera sobre ella que no la deja tranquila.
La presencia de Federico en su vida se ha vuelto un aliciente para no sentirse nerviosa, sus constantes palabras le ayudan a no perder la esperanza, Héctor también le ayuda, dándole los mejores pronósticos para el fallo del juez. Aun así, en los últimos días no ha dejado de pensar, que en caso de que la respuesta de los estrados judiciales no sean lo que ella espera, podría aceptar la propuesta de ese hombre para irse con él a Alemania. No le ha dicho nada a Federico, pero él si que ha notado algo diferente en su actitud.
Se distrae con facilidad y cuando están juntos esa chispa que antes se encendía con solo respirar, ahora necesita mucho mas, y no de parte de Federico, es ella. Ella es quien no puede dejar de pensar en que está sintiendo cosas muy intensas por ese hombre que no quiere separarse de ella y se sentiría morir si tuviese que dejarlo para irse a otro país para no perder a su hija. La posibilidad está allí y no sabe si deba tomar la decisión.
Todo sea por estar al lado de su hija.
Son vacaciones, así que Lissi pasa casi todo el día con su papá, la señora Rosalía le ayuda a entregarla y recibirla cada día. Jacquie deja una pequeña maleta con dos cambios de ropa para su hija. La noche anterior, le había enviado un mensaje en el que le pide que organice lo necesario para llevar a la pequeña al mar. La idea no le gusta demasiado a Jacquie, pero no puede interferir en las actividades que él haga con su hija durante el tiempo al que tiene derecho.
Dos trajes de baño, toallas, bloqueador solar, crema humectante, flotadores y gafas oscuras para una pequeña modelo, que adora los espacios de piscina y mar.
Todo el día, desde que llegó a la Tienda, Jacquie ha mantenido un nudo en el estómago, es esa sensación de anticipación a que algo va a ocurrir. El almuerzo no se siente como de costumbre, la sensación de llenura la mantiene sin el deseo de ingerir nada. Federico la mira con esa ternura y comprensión de saber que la tiene en ese estado, hasta cierto punto él siente algo parecido a lo que ella lleva dentro en este momento.
La llamada de Volker pasada la hora del almuerzo, le enciende sus alarmas internas, aun antes de conectar la llamada. Para ella esa mezcla de español, alemán e inglés que él usa para comunicarse, la deja en estado de shock que solo se termina cuando Miranda le sacude los hombros y la hace reaccionar.
─ ¿Que sucede jefa? ─ Miranda la mira preocupada, tratando de no llamar mucho la atención, pues hay varias clientes en el local y le hace señas a Lina y Mafe para que no se acerquen descuidando a las elegantes mujeres que allí se encuentran.
─ Lía, está en la clínica... ─ Respira por la boca y su rostro luce muy pálido, su voz sale en un murmullo que casi no se logra entender.
─ ¿Cómo así? ¿Por qué? ─ Jacquie la mira como si no comprendiera sus preguntas, es que en este momento siente que está viendo la escena de una película de terror.
─ No lo sé bien, ─ Su tono se vuelve mas autoritarios y trata de recomponerse, se dirige hacia la bella mujer que tiene frente a ella para delegarle las tareas que se requieren ─ por favor, encárguense de la Tienda. Miranda, cierras y mañana estas aquí temprano para abrir. ─ Toma nuevamente su celular y busca el contacto de su novio ─ Debo llamar a Federico. ─ Antes de hacer cualquier cosa le pide a Miranda que la ayude con algo que es urgente ─ Consígueme un taxi.
─ ¿No lo vas a esperar? ─ Cuestiona, sabiendo que Federico haría cualquier cosa por ella. En todos estos meses su romance se ha vuelto tan notorio que las tres chicas solo suspiran cuando ven al agradable y apuesto hombre entrar al local y saludarlas con amabilidad.
─ No, él está ocupado, se que llega después. ─ No lo llama, abre la aplicación de mensajes y le escribe uno, sabe que él la alcanzará en cuanto pueda. También tiene presente que Oscar, el esposo de Katia es médico en esa misma clínica y seguro lo llama para que la atiendan mas rápido.
Hermosa Jacquie: Federico, voy a estar en la clínica de Bocagrande, cuando puedas me llamas. (14:37)
El taxi llega a la clínica en menos de diez minutos, pregunta por su hija y de inmediato la hacen pasar. Gracias a Dios ella siempre carga en su billetera un registro civil de su hija y eso ayuda a que el proceso de atención se agilice, hasta ahora solo la tenía en observación.
Cuando intenta hablar con Volker, siente mucha rabia, el se nota alcoholizado, todo su semblante se nota bajo los efectos del alcohol.
─ ¿Qué fue lo que pasó? ─ La pregunta suena áspera, está muy molesta y preocupada por su hija, aun esta inconsciente y deben hacerle unos exámenes para ver qué tan grave es.
─ No fue nada, ella estaba jugando en la orilla de la piscina, mi amigo le dijo algo y cuando miré ella estaba en la piscina inconsciente, la esposa de Lars me dijo que ella se resbaló, pero fue solo un segundo. ─ Cada palabra sale forzada, se nota que ha consumido mucho mas que una cerveza, arrastra las palabras y es evidente el alto grado de alcoholemia. Mueve sus manos al aire con cada palabra y se le nota más su acento extranjero, en algunos momentos dice expresiones en inglés, porque no puede coordinar bien lo que quiere decir.