Capítulo 30. No necesitas excusas

─ Hermosa… ─ se pone sobre sus pies y la mira con intensidad, esa que le puede dar el hecho de que ella ha despertado de estar con la persona que ama, si porque ya no le quedan dudas, la ama y parece que fueron esas palabras las que la trajeron de vuelta.

─ Estas a-aquí ─ Habla con mucha dificultad, su garganta raspa, se siente tan extraña, cada sílaba sale con mucho esfuerzo es casi como si sus cuerdas bucales se rasgaran y llega casi al dolor.

─ Aquí estoy mi amor. ─ Sostiene la mano que no tiene yeso y acaricia el antebrazo con sus dedos, se ve frágil y solo quiere cuidarla, entonces recuerda que debe avisar a los médicos y presiona el botón de llamado.

─ Li-Lissi, mi niña… ─ Tiene una mirada que indica mucha preocupación, es como si temiera la respuesta que le puede esperar a esa pregunta, porque es eso en realidad lo que siente, miedo, pánico ante la posibilidad de que ese hombre le haya hecho daño a su propia hija. Ella sabía que él era violento, pero nunca se imaginó que lo vería de la forma en que lo hizo esa noche.

─ Está bien, está en la casa con tus hermanos, hoy va a la escuela y está feliz. ─ sonríe mientras dice cada palabra y lágrimas salen de sus ojos, pero esas lágrimas son de felicidad, de verla de nuevo con los ojos abiertos.

─ No en-tiendo… ─ en ese momento entra una enfermera, que la mira con sorpresa y al tiempo con alivio y algo de alegría, la joven mujer, revisa los aparatos a los cuales ella está conectada y sale sonriente. La mirada de preocupación de Jacquie lo insta a hablar después de un par de minutos.

─ Está bien, ella está bien. No te preocupes por nada, todo está bien. ─ Besa el dorso de su mano y la mira detallando cada uno de sus rasgos, deleitándose en esos hermosos ojos oscuros muy bien decorados por larguísimas pestañas

─ ¿Qué p-pasa? No p-puedo ente-nderte. ─ La voz sale muy grave.

Llega la enfermera con una amble sonrisa y la ayuda a sentarse. Toma un vaso, le da a beber agua con mucha calma, le dice unas cuantas palabras para que no se sienta ansiosa y solo consuma con cuidado una parte del líquido, sale informando que el medico ya fue visado y que en pocos minutos la estará revisando. Un pequeño silencio se instala en la habitación donde los anhelantes ojos de Federico no dejan de vestirla por completo.

─ No en-entiendo lo que me d-dicen. ─ Repite Jacquie con menos dificultad, ahora que ha tomado algo de agua.

─ ¿Me oyes? ─ La pregunta la hace sin saber que mas cuestionar.

─ S-si, pero no p-puedo enten-der lo que di-ces. ─ Federico parece confundido, así que su rostro no mace más que reflejar esa confusión.

─ No te preocupes, vas a estar bien, ─ Suspira y deja salir un poco más de esa preocupación que estaba en su interior, ahora no tiene esa angustia intensa, es como si al abrir los ojos Jacquie le hubiera liberado de las cargas que lo mantenían siempre alerta ─ este mes ha sido muy difícil.

─ ¿Un mes? ─ En lo poco que alcanza a entender, capta que fue un mes, no un día o una semana y eso la sorprende sobremanera.

─ Si, pero ya estás despierta. Ahora debes recuperarte para que seas la de siempre, todos estamos esperándote. ─ hay mucho optimismo en su voz, Federico puede hacerla sentir mejor aunque no entienda lo que dice, al menos no completamente.

─ No te en-tiendo, al-gunas pala-bras no las entien-do. ─ en la mirada de Jacquie hay algo de angustia, pero las manos de Federico la ayudan a calmarse, el acaricia su cabello y le da un beso en la frente.

Justo cuando ella expresa esto entra el medico que la ha estado atendiendo, le pide a Federico que salga de la habitación para examinarla y se dedica de forma meticulosa a revisar cada uno de sus signos y respuestas. Verifica cada reflejo de su cuerpo y le hace preguntas básicas de su vida, las cuales ella responde sin dificultad. En algunos momentos el galeno debe repetir o cambiar las palabras y va anotando los resultados de cada pregunta o prueba. La mayoría de las respuestas son normales, otras un poco lentas, a penas justificables por el tiempo pasado desde el incidente.

Cuando el médico sale Federico ingresa de inmediato, ya casi amanece y aun así no siente cansancio, solo quiere estar con ella, disfrutar cada segundo. Parece que a pesar de haber estado tantos días con los ojos cerrados, Jacquie se siente cansada, sus ojos se cierran y es entonces que Federico aprovecha para buscar al médico y manifestarle su preocupación por lo que ha notado de ella.

─ Doctor Suarez, necesito hablar con usted. ─ Se acerca con calma hasta el aparador donde está apoyado el médico, que parece llenar algunas formas de la clínica.

─ Dígame Federico, ¿le pasa algo a Jacqueline? ─ Deja de escribir y cambia de posición su cuerpo, prestando su total atención a su interlocutor.

─ No lo sé. Ella dice que no entiende todo lo que digo, no sé si está confundida o es algo más. ─ La preocupación en su voz es evidente, aunque ahora está más relajado sabiéndola solo dormida.

─ En este momento estaba llenando algunas formas, solo necesito revisar un paciente más y de inmediato hablamos eso que te preocupa. ─ El hombre le sonríe, claro que él se dio cuenta de la condición de Jacquie, ahora solo resta confirmarlo con algunas pruebas mas.

─ Gracias doctor. Lo espero en la habitación. ─ Camina con calma, mientras lo hace envía varios mensajes a sus padres, hermanos y cuñados, avisando y confirmando que Jacquie está despierta, lo que hace que muchos mensajes lleguen y se distraiga hasta que el médico aparece.

La presencia del médico se da justo cuando Jacquie abre sus ojos nuevamente, solo fueron un par de horas durmiendo, pero aun así se ve más tranquila, es como si todo en ella hubiese dado un vuelco. Se le practican varias pruebas, se le pide que repita algunas palabras y solo se le dificulta aquellas que tienen tres o más sílabas, el médico le explica que es un tipo de agnosia auditiva en la cual su cerebro no es capaz de procesar palabras de longitud mayor a tres silabas, que no es algo frecuente, pero es fácil de tratar, solo se necesita paciencia y unas terapias. Les hace remisión a varios especialistas del área para que sean ellos los encargados de realizar los diagnósticos y los correctivos pertinentes.