Algo asi como un novio

Capítulo 32. Penúltimo

Después de casi  siete meses llega el momento.

Recibir el título universitario, ese por el que tanto se esforzaron y que les significa un escalón más para su vida profesional, se ha convertido en el evento de este fin de año. Ambos hicieron todo lo posible para recibirse juntos. Johana y Javier están eufóricos, por fin han conseguido sus diplomas y la celebración es en grande.

La discoteca más grande de la ciudad ha sido reservada para celebrar, aunque fue idea de varios compañeros de Javier, a la idea se unieron  Johana y algunos de sus compañeros, en fin, el lugar está a reventar y los presentes se divierten y disfrutan el momento como si no existiera un mañana.

Federico y Jacqueline observan a los más jóvenes y sonríen. Esta feliz por sus hermanos, cuando comenzaron sus estudios superiores se veía como algo muy lejano el día que están viviendo y ahora… nuevos planes y nuevos proyectos.

No fue fácil llegar hasta ese punto, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que ha pasado en el último año, desde el inicio fue demasiado turbulento y doloroso. Muchos de los días pasaron como simples imágenes para ellos, incluso para Jacquie fueron treinta y un días que no vivió, pues simplemente estaba en un sueño tan profundo, tan lejos de su propia consciencia. Lo bueno es que todo ha pasado, todo está en su lugar ahora. Parece que por fin tienen paz y sus vidas no se ven afectadas por nada ni nadie.

Fueron más de seis meses de largas terapias para recuperar por completo su capacidad auditiva y poder comunicarse sin dificultad con cada persona con la que se relaciona a diario.

Seis meses en los que su relación se fortaleció cada día, seis meses que les dieron tiempo para conocerse mutuamente, aprender el uno del otro y moverse en sintonía. Seis meses que pasaron lento y a su vez muy rápido.

Seis meses para curar cicatrices del cuerpo y del alma, aunque no todas han cerrado por completo, la compañía de Federico ha hecho que todo sea más fácil.

Seis meses en las que cada cosa ocupó su lugar.

Seis meses en donde la justicia se manifestó y ella pudo ver lo que años atrás no solo soñó con conseguir, donde una condena hacia Volker fue dictada y donde se le entregó de forma definitiva la custodia y patria potestad de su hija.

Los últimos meses casi todo había vuelto a la normalidad, su trabajo, su rutina, la relación con Federico, la dinámica familiar de su singular familia. Jacquie se sentía tranquila, muchas cosas estaban mejorando, incluso, ahora que sus hermanos han terminado sus estudios superiores tiene mayor respiro económico. Eso era algo que la mantenía agobiada muchas noches, pero muchas cosas ahora son mejores, aunque no cuente  con el aporte de su exesposo, que hasta ahora, está prófugo de la justicia.

La relación ha crecido, Federico y ella se tienen más confianza, comparten mucho tiempo juntos, en familia y en pareja.

Te amo. Esas dos palabras se escuchan cada día de sus labios y el deseo siempre está presente, es muy frecuente que Federico amanezca en la casa Fortich y que Lía Isabel le llame papi.

Lía.

Desde el incidente no ha vuelto a preguntar por su padre, es como si lo hubiese sacado de su mente y solo reconociera a Federico con ese título. La pequeña niña, que ahora se cree toda una adulta porque ya cumplió cuatro años, canta, baila, cuenta, y casi lee. Es toda una artista, todos los animales son sus amigos, en especial aquellos que puede sostener en sus pequeñas manos, como mariquitas, orugas y todo tipo de bicho volador.

─ ¿La estas pasando bien? ─ Cuestiona Federico a gritos, tratando de escucharse por encima de la música.

Se ve realmente bien, el bello cubriendo de forma ligera su rostro lo hacen lucir muy, muy atractivo, de cierta manera hace que sus ojos resalten y se vean más claros aun. La mirada que recorre el cuerpo de la mujer que lo acompaña y que ocupa todos sus pensamientos es muy diciente. Expresa todo el amor que le tiene, ese que todas las mujeres anhelan y que solo unas pocas alcanzan.

─ ¿Contigo? Siempre, ─ Toma un poco de su vaso y sonríe ─ pero si, verlos felices me hace feliz.

─ Bailemos, hace meses no lo hacemos. ─ Toma la mano de Jacquie que de inmediato deja el vaso vacío sobre la barra y lo sigue.

─ Pero si bailamos muy seguido. ─ El tono de picardía que usa ella, acompañado de esa mirada coqueta que solo ella sabe darle, lo hace carcajearse. Le rodea la cintura y comienzan a bailar al sensual ritmo de la música.

─ Pero no de esta forma, sé de lo que hablas, pero hoy quiero que bailemos esta música. ─ Señala con su mano el cuerpo de Jacquie y parece delinear su silueta sin tocarla.

─ Bailemos entonces, quiero eliminar un poco de alcohol de mi cuerpo. ─ Con esto rodea su cuello con ambas manos y se deleitan mutuamente en la danza cálida y sensual del momento.

Son varias canciones que los hacen sudar, el aire acondicionado del lugar parece que no hace efecto, no pueden definir a ciencia cierta si es por l cantidad de personas, la danza o el deseo que ambos están sintiendo en ese momento, lo cierto es que sus cuerpo sienten muchísimo calor. Cuando ha pasado alrededor de una hora salen un rato a la terraza, donde pueden percibir un ligero rocío, al parecer será otra noche lluviosa de este noviembre que está siendo más húmedo de lo habitual.




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