Algo bonito

Capítulo 18

Otra noche maravillosa. ¿Nos vemos hoy? Siempre tuya, Mia

Releí el mensaje, comprendiendo por qué en el asiento trasero de mi auto había una chaqueta de mujer, y dejé caer el móvil a un lado de mi cama.

Mi habitación seguía igual que hacía una semana, incluida la foto que al parecer Daniel había decido dejarla donde estaba y no molestarme más. No es como si le hubiese dado la oportunidad de molestarme, es decir, de día me encerraba en mi cuarto a dormir y de noche salía. Ni siquiera estaba seguro de que mi mamá siguiese en casa.

Observé la pantalla de mi celular encenderse.

He oído que has estado disfrutando de la vida, ¿te parece si nos juntamos algún día? Kate

¿Kate? ¿Qué diablos? No conocía a ninguna Kate, ¿o sí? Qué importaba, ella quería encontrarse conmigo.

¿Esta noche? Estoy libre.

No hice más que enviar el mensaje y nuevamente la pantalla se iluminó. ¿Tan rápido me había respondido? Abrí el mensaje con interés.

Sé que me ignoras adrede, Chris. Y realmente me duele. Pensé que estaba todo bien entre nosotros, pero ayer fui a tu casa y Dan me dijo que no estabas allí. ¿Le pediste que mintiera a tu propio hermano? Y sé que sí estabas adentro. Hasta le rogué que me dejara pasar a tu habitación para comprobar; él se negó absolutamente. Si no querías verme me lo hubieras dicho de frente al menos. No quiero ser molesta, pero solo necesito saber QUÉ PASÓ. Estábamos tan bien, tú y yo, y de repente te alejaste. ¿Es porque no fui a ayudarte con el ensayo de Castacana? Porque si es por eso, déjame decirte que posiblemente tenga una idea para ello. Es muy buena, créeme. Aunque no sé si quieras saberla ahora, ni siquiera sé para qué sigo escribiéndote... ya me has ignorado veinte textos, siete llamadas y una visita a tu casa. Cualquiera haya sido el problema, o lo que sea por lo que te has enojado, lo siento. Te quiere, S

Yo... yo... ¡maldita sea!

Sentí mis ojos ardiendo y mi estómago se revolvió.

Inmediatamente, quise retroceder en el tiempo y leer el destinatario antes de abrir el mensaje. Maldita sea, ella no tenía que afectarme, ella no era más que una chica que consideraba amiga. Una jodida y simple amiga. Amiga, nada más.

¿O ya no lo era?

Un nuevo sonido escapó de mi móvil.

Lo tengo, esta noche. Lo pasaremos genial, Chris.

Y ahí estaba Kate haciéndome olvidar del texto anterior y logrando que mi mente volviera al presente.

A mi desordenado dormitorio.

A mi cama.

...

Pasos, golpes, más pasos.

―¡No! Detente, vuelve aquí.

Los gritos eran de Daniel, eso seguro. ¿Pero a quién mierda le gritaba?

Abrí los ojos y divisé el reloj encima de mi mesa de luz. Apenas eran las nueve de la mañana. ¿A quién mierda le gritaba Daniel a las nueve de la mañana?

Pasos rápidos, más golpes.

―¡Regresa! En serio, no es una buena idea ―volvió a gritar Dan.

Los pasos se hicieron más cercanos y oí una puerta abriéndose.

―¡No, Santana! ―exclamó con una voz casi demandante, mucho más fuerte, mi hermano.

Me encogí en mi cama, aferrándome a mi almohada, y gruñí por haber sido despertado tan temprano. Joder, ¿por qué diablos tenía un hermano tan gritón? Y peor aún, ¿por qué él parecía tan malditamente obstinado?

Mi pecho se apretó cuando recordé su último grito.

¿Había dicho Santana?

―Levántate ―escuché que ordenó una voz femenina, demasiado cercana.

Mi corazón se tildó.

―Que te levantes, Christopher ―exigió.

Ni aunque hubiese estado extremadamente despierto podría haberme movido un ápice.

La voz de Santana inundó cada rincón de mi habitación, pero fingí estar durmiendo. Segundos después, una oleada de luz se derramó sobre mi cuerpo cuando las cortinas dieron paso a una mañana soleada.

Pude ver, con mis ojos débilmente abiertos, el contraste del cuerpo de Santana con la luz de afuera.

―Dije que te levantes. Ahora mismo. ¿No comprendes? ―Su voz irrumpió mi trance y sentí que dos manos delicadas y suaves me zarandeaban por los hombros―. Arriba, idiota. Es hora de levantarse ―gritó lo suficientemente cerca de mi oído para borrar mi momentáneo estupor.

¿Qué hacía ella en mi dormitorio y por qué demonios me estaba hablando?

―Mueve el trasero, vamos ―me urgió palmeando mis mejillas con intención de espabilarme―. Y lava urgentemente tu boca porque hueles a alcohol. Tan mal ―afirmó.

Fue cuando arrugó sus labios en una mueca de repulsión que mis ojos la vieron por primera vez después de... de aquella tarde.

Ella lucía tan diferente y tan igual a siempre.

―¡Deja de mirarme y quita tu culo de la cama! ―exclamó.

Ignorando su petición, le di un rápido repaso a toda ella y me sentí desfallecer. ¡Qué diablos!

―¿Qué diablos qué, Chris? ―preguntó enarcando una ceja.

¡Joder! ¿Había pensado en voz alta?

Quise hacer tantas cosas en ese momento, tantas cosas que no supe por cuál comenzar. Pude pedirle un abrazo, o simplemente abrazarla. Pude quedarme acostado ignorándola, o ponerme de pie y lavarme la boca como ella me había pedido. Pude gritarle a la cara que la odiaba y sabía todo acerca de ella y Gus, o preguntarle por su versión de las cosas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.