—¡Inuyasha!
Una Azabache se levantó asustada sin saber dónde estaba ella. Miro hacia alrededor para saber dónde había despertado se encontró con dos de sus amigos, la castaña presente al verla despierta se tira abrazarla Mientras que la otra persona le dirige una sonrisa de alivio.
— Hola Sango, Monje Miroku mmm ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —pregunto algo preocupada. Observo alrededor en busca de una persona muy especial pero antes de poder preguntar algo más su amiga Sango hablo.
— Estuviste dormida por 1 semana y…
Sango se quedo callada logrando que Kagome la viera esperando respuesta.
—¿Y... qué? ¿Sango?
El Monje Miroku intervino en ese momento para continuar con las noticias— Los fragmentos de la perla los tiene Naraku en su poder señorita Kagome, no pudimos evitar que se los quitarán.
— Pero eso no es lo que nos preocupa amiga, lo que nos preocupamos eres tú —hablo de nuevo Sango.
— ¿A qué te refieres, Sango? —pregunto algo asustada Kagome por lo dicho, miro a su alrededor— ¿Dónde está Inuyasha? ¿Qué le pasó?
Después de las preguntas el lugar quedo en silencio sepulcral y nadie se atrevía a romperlo. Sango y Miroku se lanzaron una mirada rápida que fue notada por Kagome lo cual solo la asustó más.
— Inuyasha… —comenzó suave Miroku— él está con la señorita Kikyo.
— Él la trajo después de la pelea contra Naraku, Kagome —dijo Sango— dime ¿Qué recuerdas de la batalla?
Kagome quiso recordar pero al querer hacerlo sintió una punzada en la cabeza, el dolor la hizo encogerse.
— Solo recuerdo a Kanna con su espejo frente a mí, las serpientes de Kikyo y a… ¿Sesshomaru? —Kagome no estaba segura de que fue lo que pasó pero tenía la seguridad de que le debía su vida a Sesshomaru— Por favor, Díganme que fue lo que pasó.
— En la batalla… moriste Kagome…