Anteriormente.
— En la batalla… moriste Kagome…
Hace una semana atrás (la batalla)
Un muy furioso híbrido peli plata corría hacia el palacio del que era su mayor enemigo. Los amigos de este estaban unos cuantos metros detrás tratando de darle alcance, todos gritando “Inuyasha”.
— ¡Naraku! ¡Cobarde, muéstrate! —grito sacando su espada colmillo de acero— ¡Te mataré!
Cuando sus amigos llegaron el monje Miroku se colocó al costado con algunos pasos atrás y fue el primero en hablar para calmar al iracundo peli plata— Cálmate Inuyasha, está podría ser otra de sus trampas, tenemos que estar alertas y en calma.
— ¿Por qué saliste corriendo sin nosotros? —esta vez fue Sango en hablar bajando de un salto de Kirara con Hiraikotsu en mano, ella le dirigió una mirada enojada— Estamos todos en esto.
— Chicos hay que estar unidos —Aconsejo Kagome un metro atrás de todos ellos junto al pequeño Shippo. Tenía una flecha lista para disparar aunque todavía no sea buena en eso.
— ¡Eso no importa! ¡Ahora solo tenemos que encontrar al bastardo de Naraku!
Antes de que alguien pudiera hablar de nuevo una risa siniestra salió desde dentro del palacio que tenían en frente— Tan ridículo como siempre Inuyasha —rio de nuevo pero con burla, el mencionado gruñó fuerte vociferando un “Naraku, maldito sal y pelea” haciendo que riera de nuevo— No seas tan impaciente Inuyasha, todavía no llegan todos los invitados —riéndose con más fuerza.
— ¡No me importa! ¡Toma esto! —salto hacia arriba agitando la espada mientras gritaba— ¡¡Viento cortante!!
Para sorpresa de todos el ataque desapareció unos centímetros antes de tocar la entrada del palacio, la respuesta del porque de esto llego cuando una pequeña figura con un espejo se reveló justo donde se esfumó el ataque.
— ¡Kanna! —gruño Inuyasha pero antes de poder maldecir la ella devolvió su ataque.
Todos se tiraron aún lado esquivando el Viento cortante por suerte todos salieron a salvo. Kagome, que ahora se encontraba más atrás, se apuro a ver a sus amigos soltando un suspiro de alivio al verlos sanos, se fijó en el pequeño demonio zorro en brazos solo para ver qué se encontraba inconsciente.
Inuyasha, Miroku y Sango se colocaron en posición de ataque apenas se levantaron luego de saltar. Inuyasha gruñó hacia la derecha con fuerza con su mirada clavada en los árboles del bosque, todos giraron su vista para ver lo que se acercaba.
— Tan inútil como siempre hermanito —la voz soltaba más burla y desprecio que el rostro de quién hablaba.
Sesshomaru apareció por donde todos miraban con clara sorpresa y, porque mentir, alivio. La batalla sería más fácil ahora que él estaba ahí.
— ¡¿Qué rayos haces aquí Sesshomaru?! —cuestiono molestó el híbrido peli plata.
El aludido solo desvió la mirada hacia la entrada del lugar, su mente se perdió en las posibles trampas que le tendría el maldito de Naraku, los demás supieron que no tenía caso hablar con él.
Sango trato de atacar a Kanna pero en cuanto su bumerang estuvo a tan solo un metro de atacar una gran ventisca le devolvió su arma con mucha más fuerza— ¡Kagura! —Grito la castaña al ver descender una gran pluma asta dejar ver a quién estaba sobre esta.
Los humanos presentes les pareció extraño que Inuyasha gruñera de nuevo pero con la vista hacia el lado contrario donde se encontraba su medio hermano. Kagome sonrió ligero al ver como un remolino se acercaba hacia ella, del remolino salió un demonio lobo que les tomo de las manos y unos ojos azules atraparon los chocolates de ella.
— Mi Kagome, ¿El bestia con aliento de perro te a tratado bien? —fue lo primero que dijo él recién aparecido logrando sacar una gotita a la susodicha junto con Sango y Miroku.
— Joven Koga no creo que sea el momento para esto —dujo Kagome zafándose del agarre del lobo.
Este le sonrió y rápidamente se colocó al lado de Inuyasha quien le envío una mirada de odio. Pero antes de que empiecen con sus discusiones de siempre el enemigo en común de todos ahí se hizo notar.
— Veo que ya estamos todo reunidos que les parece si comenzamos con la fiesta —la risa que soltó les lanzó un escalofrío a todos menos a Sesshomaru quien se pudo más atento a su entorno y las palabras de la maldita araña— Querida Kagome tú deberías tener un mejor asiento para el espectáculo… Kikyo ¿harías los honores?
Decir que estaban sorprendidos sería poco más para cierto híbrido peli plata que no quería creer que la persona que salía desde un lado del palacio era su amada. A Koga no le importaba la mujer que apareció solo le prestó atención a las palabras de Naraku con respecto a Kagome. Sango y Miroku estaban atentos a lo que pasaría sin importar atacar a Kikyo si era necesario.
Sesshomaru quien no le interesaba nadie ahí presente le prestó más atención a la mujer con ropas indecentes que acompaña a Inuyasha.
Sin que nadie lo espere unas serpientes caza almas rodearon a Kagome haciendo que se le callera Shippo por dejarla inmóvil, estás serpientes la elevaron y la dejaron a un lado de Kanna pero no la soltaron. Kagome vio como Inuyasha trato de ir hacia ella pero fue imposible ya que Kagura atacó con sus cuchillas de aire.
Koga y Sango estaban desesperados al igual que Inuyasha, aunque a este último le costaba saber que su amada Kikyo estaba del lado de Naraku otra vez. Miroku quién estaba más calmado trato de tirar sus sellos hacia las serpientes que retenían a Kagome pero una guadaña con cadenas las rompió antes de tocar a una de esas serpientes. Kohaku se colocó al otro lado de Kagome para protegerla de los intentos por recuperarla. Cómo era de esperarse Sango solo se concentró en su hermano una vez apareció a su vista.
Todos en el lugar estaban quietos esperando algún movimiento para atacar pero la única que se movió fue Kanna quien apunto su espejo hacia Kagome y como antes lo hizo empezó a extraer las almas de su cuerpo. Kagome aunque le era imposible mover su cuerpo no pudo evitar contraer el rostro por el dolor que sentía en ese momento, era como si arrancarán pedazo a pedazo su piel. A Kanna no le importó los ataques que vinieron en su contra ya que una marioneta de Naraku se interpuso y recibió todo el daño pero como en veces anteriores la marioneta se regenera, Kanna vio como su espejo se lleno de las almas que portaba Kagome pero esta vez tenía en donde colocar dichas almas.