Hee Seon
Nunca había cruzado más de cuatro palabras con Miles. No, Eun Woo. Me había pedido que lo llamara así y yo no podía estar más impresionada. Pensé que no le gustaba que lo llamaran así, a excepción de los miembros o eso dijo al ver mi cara de asombro por su petición. Me pidió no estar nerviosa, eso era imposible, estar al lado de Eun Yeong siempre me tenía en estado de alerta. Pensé que iba a juzgarme o mirarme de la misma manera en la que su amigo me miro cuando se enteró de la existencia de Eun Min.
Su mano sobre mi hombro y sus palabras comprensivas relajaron un poco mi acelerado corazón. Puedo entenderte perfectamente y lo hago con mi hermano también, ahora por favor traten de hacerlo ustedes por el bien de mi sobrino.
Esas fueron las pablaras que salieron de sus boca mientras el lavaba los platos y yo lo miraba. Aunque insistí no me dejo acercarme al lavaplatos. Quería poder preguntarle cómo hacer lo que me pedía, pero cuando terminó con los platos su celular empezó a timbrar. Vi como sus ojos se ensombrecieron al ver la pantalla del móvil. Corto la llamada y me miro serenamente -¿puedo llevar a Eun Min a comprar helado? Sabía que mi pequeño príncipe saltaría en una pierna y no pude negarme.
El sol se estaba ocultando y mi reflejo en la ventana se hacía cada vez más notorio. Tenía miedo de estar a solas con Eun Yeong. No puedo controlar mis emociones estando a su lado, aún sigo en shock al escucharlo llamarme Hyorin después de tanto tiempo. Mi celular vibro en la parte trasera de mis Jeans. Lo tome sin mirar la pantalla, abrí la llamada antes de llevarlo a mi oído.
-Hee Seon- la alegre voz de Yul se escuchó por el otro lado, sonreí.
-Yul ¿a qué debo el honor de tu llamada?
- Estoy con Celina, pensamos que sería bueno salir mañana a comer una parrillada ¿Qué te parece?
Celina sabia de mi reunión hoy. Debe de estar preocupada pensado que terminare deprimida. Realmente adoro a mi preciosa amiga española.
-claro que sí, me encantaría.
-perfecto entonces mañana las recojo al salir del trabajo.
- te adoro amiga.
La suave voz de Celina lleno ahora el teléfono, por primera vez en todo el día sonreí abiertamente.
-yo te también te adoro, nos vemos mañana.
Al terminar la llamada cerré los ojos, caras graciosas de Celina y Yul inundaron mi mente, reí por lo bajo sabiendo que mañana sería un día muy divertido. Mi respiración se quedó atrapada en mis pulmones, cuando abrí los ojos y vi el reflejo de Eun Yeong mirándome a través de la ventana. Tenía cara de pocos amigos. Me gire para mirarlo frente a frente.
-¿ya se fueron Eun Min y Eun Woo?
Eun Yeong respiraba tan rápido que sus hombros subían y bajaban abruptamente. Su ceño se profundizo aún más. No quería discutir hoy, deje de mirarlo y trate de encaminarme hacia la cocina. Cuando pase a su lado su mano derecha se cerró sobre mi brazo halándome hacia mi lugar anterior frente a él.
-¿Quién Carajos es Yul?
Eun Yeong me miraba furibundo. Trague saliva y cerré mis puños, No tiene ningún derecho sobre mí, no puede hablarme de ese modo. No soy ninguna estúpida que se dejara intimidar solo por su pose de malo. Arrugue mi ceño Salí de su agarre y crucé mis brazos bajo mi pecho. Lo mire duramente.
-un amigo- Eun Yeong bufo y torció sus labios en un mohín nada amigable – no sabía que a tus amigos les decías cosas tan románticas- siseo con los dientes apretados.
¿Acaso estaba celoso? La tentación a escupirle en su lindo rostro cuanto se equivocaba era muy grande, pero no. otra parte de mí, la mala, quería que rabiara. Si esto lo hacía poner celoso significa que no me odia del todo. Eso me hacía sentir bien, demasiado bien diría.
-eso no es de tu incumbencia.
Eun Yeong pasa su mano derecha por su cabello bruscamente, me miró con furia y con dos grandes pasos cerro la distancia que había entre nosotros, tomó mis hombros y me empujó hacia la ventana. La sangre me empezó a hervir como un volcán.
-¿Qué haces? ¡Suéltame!
Coloque mis manos sobre su pecho para alejarlo pero fue inútil, no se movió ni un centímetro. Tomó mis muñecas y las unió para después apresarlas con una de sus manos. Con su mano libre agarro mi barbilla y me obligo a mirarlo. Acerco su rostro furioso al mío. Dios con dos suspiros y él podría besarme.
-eres la madre de mi hijo, todo lo que tenga que ver contigo me incumbe- gruño mientras me acribillaba con su oscura mirada.
- sí, soy la madre de tu hijo- me acerque aún más a él y me coloque en puntillas para estar solo a un movimiento de sus labios - pero eso no te da ningún derecho sobre mi como mujer, puedo hablar con quien quiera, como quiera y no darte ningún tipo de explicaciones.
Nos miramos duramente, ninguno quería dar el brazo a torcer. Cuando creí que Eun Yeong se rendiría, torció su boca en una mueca malvada, liberó mi barbilla y coloco su mano detrás mi cabeza agarrando mi cabello castaño en una bola.
-ya veremos preciosa.
En un abrir y cerrar de ojos sus labios estuvieron sobre los míos. Con su mano en mi cabeza me mantuvo allí, no podía escapar de él. Eun Yeong me besaba como un niño cachondo, salvaje, desesperado. No abriría mis labios, no se lo dejaría fácil. Gruño sobre mi boca por mi falta de cooperación y pego su cuerpo al mío, haciendo que mi espalda terminara de estrellarse contra el vidrio, jadee y el aprovecho ese momento para meter su lengua.