Eun Yeong
Nunca había sentido lo que estaba sintiendo en este momento, mi corazón latía más lento de lo normal, o eso es lo que yo percibía, mi pulso era tan fuerte que literal lo podía ver a través de mi piel, no sudaba pero sentía calor, tampoco temblaba pero estaba seguro que si alguien me tocaba saltaría igual que un gato.
Lo que más me mataba era el hecho de saber que si yo me sentía así, como estaría ahora Hyorin, en una hora saldría el comunicado, en una hora una ola gigante de tsunami caería encima de CSMusic y sobre C.E.N.T.S, no estaba seguro si sobreviviríamos, tal vez después de esto todo se derrumbe y solo queden escombros, sabia la pena que cargaría durante toda mi vida por haber arruinado esto a mis hermanos, como quisiera que me odiaran y estuvieran decepcionados, pero no, ellos estaban apoyándome por completo y eso se sentía aun peor.
No sé cuánto tiempo he estado aquí parado frente a la puerta de Hyorin, habíamos quedado en estar juntos con nuestro hijo al momento en que todo salga, además quería hablar con él, explicarle muchas cosas que tal vez cambiarían, pero sobre todo quería que ellos supieran que estaba aquí, tome un profundo suspiro y toque el timbre, pude escuchar como unos pies se encaminaban rápidamente hacia la puerta, a pesar de toda la preocupación que llevaba en mente no pude evitar sonreír sinceramente cuando la puerta se abrió y el dulce y alegre rostro de mi hijo apareció.
-Appa- chillo Eun Min antes de abalanzarse sobre mí en un gran abrazo.
-mi pequeño héroe ¿Cómo estás?
-bien Appa, estoy con Mommy pintando en acuarelas, ven a pintar conmigo también.
Fui literalmente arrastrado hacia el departamento, Hyorin estaba sentada cerca a las ventanas y frente a ella había un caballete con un lienzo, llevaba un delantal color marrón que cubría su blusa melocotón y parte de sus jeans negros, estaba mordiendo su labio inferior ligeramente sonreí para mí, aún seguía haciendo eso cuando se concentraba mucho en algo.
-Mommy Appa ya está aquí- Hyorin desvío la mirada de su lienzo y me miro, para luego regalarme la sonrisa más hermosa y radiante que había visto jamás, mis pies se congelaron y mis ojos dolían de lo hermosa que se veía.
-Hola, Eun Yeong ven siéntate, dejamos otro lienzo para ti.
A regañadientes deje de mirarla y me fije en lo que me decía, junto a ella había otro lienzo con un caballete más pequeño y junto a este se encontraba otro del mismo tamaño que el de Hyorin.
-Ten Appa- Eun Min extendió el mismo delantal que llevaba él y su madre, me deshice de mi chaqueta negra y me lo coloque, ajuste los lazos alrededor de mi cintura y camine hacia el taburete vacío que se encontraba junto a Eun Min, al pasar junto a Hyorin y ver el lienzo de ella y el de mi Hijo me quede anonadado.
-vaya realmente son buenos.
Y no era el hecho de que amaba a la madre de mi hijo y a él, que hacía que los viera de ese modo, es que realmente eran buenos, sobre el lienzo de hyorin estaba plasmada una hermosa playa con el cielo despejado, parecía una fotografía de alta definición, la playa estaba limpia y brillante excepto por un acantilado que se asomaba en la esquina, no debería estar allí pero este hecho era lo que lo hacía ver más hermoso al árbol de cerezo que estaba en el filo de la roca, sus colores parecían tan reales, que casi podía oler los capullos, se podía ver como Hyorin empezaba a dibujar pequeños pétalos que volaban por el cielo debido a la brisa, y en ese momento recordé que el árbol favorito de Hyorin era el árbol sakura.
En el lienzo más pequeño también estaba plasmado un paisaje, pero este era más sencillo, un atardecer sencillo pero tan tranquilizador que casi podía sentir el calor del sol ocultándose, no tenía la menor idea del talento de mi hijo.
-Mommy me ha estado enseñado pintura desde hace un año Appa, al principio no podía dibujar otra cosa que no sean pequeñas formas, pero después de todo este tiempo estoy en este nivel de paisajes, aun no es tan bueno como los que le encargan a Mommy pero he estado dibujando este mismo atardecer durante un mes y creo que he mejorado.
-así es cariño, ahora la difuminarían que utilizas para hacer el degrade entre los colores del atardecer es mucho mejor que antes.
Aun embelesado por lo talentoso que era mi hijo y su madre me senté frente al lienzo en blanco, habían pasado muchos años desde que hice algo como esto, ni siquiera sabía si aún podía utilizar bien los colores y hacer que estos se fundan.
-¿vendes los cuadros Hyorin?
-mmm no exactamente, solo hago pedidos que le hacen los clientes a mi hermana, ya sabes cosas específicas.
-¿Cuándo empezaste a pintar?- pregunté mientras tomaba el color celeste y con la espátula empezaba a esparcirlo en la parte superior.
-Bueno, las veces que te vi a ti y a tu abuela pintando, siempre me impresionaba la tranquilidad que parecía que les daba, después de mudarme aquí todo fue muy confuso, cansado y caótico al principio, claro, sentía que necesitaba algo que me ayudara a desconectarme, así que recordé sus expresiones y decidí intentarlo, debo decir que esto siempre me ayuda cuando siento que ya no puedo más y mis emociones me van a destrozar.
Así que esto no era solo un día de pintura, esto literalmente era una terapia personal para no perder la cordura de lo que estaba a punto de suceder, después de haber distribuido el color y dejarlo como yo esperaba tome un esponja coloque el color blanco en ella y empecé a dar pequeños toques tratando de que se vieran como nubes.