Prólogo

Los eventos más importantes de mi vida siempre han ocurrido en reuniones navideñas.

Bien, no todos los más importantes pero sí lo que se relacionan a besos, amor y corazones rotos.

En la fiesta de navidad a los trece años, estaba emocionada pues finalmente estaría en un lugar con mis amigas sin supervisión paternal. Claro, la madre de Violet Sanders estaría por ahí, con otras dos madres más en la cocina mientras nosotros estábamos en el gran sótano de su casa.

Estaba feliz también porque Gavin Jakes estaría ahí junto con sus amigos, que no me importaban tanto como él.

Mis amigas y yo teníamos el plan perfecto para dar nuestros primeros besos con los chicos que nos gustaban. El infalible juego de la botella. Era una gran idea pues nos íbamos a sentar intencionalmente frente a los chicos, nada iba a fallar.

Excepto que a último minuto apareció Roger Bell al lado de otros chicos más.

Roger era el primo de Violet y era un año mayor que yo. También era el mejor amigo de mi hermano mayor, antes que se pelearan pero eso no había sucedido en ese entonces.

Roger y sus amigos se sentaron en el círculo, interrumpiendo por completo nuestro perfecto plan. Fue demasiado tarde para quejarme pues la botella giró otra vez y me apuntó a mí.

Elevé la mirada para descubrir que frente a mí ya no estaba Gavin, estaba Roger.

—No… —dije, dándole vistazos a mis amigas.

Roger sonrío de lado. — ¿Te da miedo besarme, Molly?

Toqué mi cabello varias veces. Así no es como se suponía que iba a pasar mi primer beso. No se suponía que fuera con él, tenía que ser con Gavin.

—Um, yo…

Pero Roger rodó los ojos, se inclinó y mientras todos sus amigos cantaban: ¡Beso!, ¡Beso!, se acercó demasiado a mi rostro. —Solo es un juego —y con eso, tocó sus labios contra los míos.

Duró menos de tres segundos pero yo no podía creer que eso hubiera pasado. Mis ojos se movieron a Gavin quien miraba a la botella. Era su turno de moverla y sin decir nada, la giró.

La botella apuntó a Violet y sin pensarlo, Gavin se acercó para besarla.

Ellos duraron un poco más que tres segundos.